La verdad

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Después de haber sido cruelmente rechazado por Ren, HoroHoro vagó solo por los bosques aledaños a la casa de su amor, sin siquiera la compañía de Kororo, era porque sabía que estando ella no podía llorar tranquilo, porque siempre la tenía preocupada, Horo amaba a los espíritus del bosque y les tenía respeto

HoroHoro llegó al claro de un río y ahí se sentó a la orilla a meditar, a recordar todos los momentos junto a Ren, cuando lo conoció, antes del torneo de los Shamanes, en ese entonces Horo creyó que Ren estaba enamorado de Yoh, porque su obsesión por derrotarlo y ser mejor que él le pareció muy sospechosa, sin embargo luego se dio cuenta que no, que Ren no amaba a nadie que no fuera él mismo y su enorme ego, ahora sabía que él también estaba en esa dolorosa lista de personas que no le importaban al señorito Tao

—Tal vez debí ya no insistir —pensó entristecido, sintiendo la derrota, incluso él que era una persona perseverante que no se dejaba ganar por la tristeza— Debo regresar al lado de mi hermana, es la única que me quiere y comprende, igual que Kororo

HoroHoro se levantó del suelo y se marchó, se iría de nuevo a vivir con Pilika, aunque ella diario lo pusiera a entrenar con esos métodos inhumanos y sádicos, pero al menos a ella si le importaba

...

Ren descansaba en su mansión, sin poder olvidar las palabras y los ojos de Horo, debía admitir muy dentro de él que le había dolido encontrarlo así y de haberlo lastimado, pero su orgullo no le impedía levantarse de ahí e ir a buscarlo, después de todo, a Ren también le gustaba ese tonto de HoroHoro, debía admitirlo aunque no quisiera

—No dejaré que me gane ese estúpido sentimiento —pensó con agobio, no quería nada que no fuera ser el mejor Shaman del mundo, ser superior a Yoh y a ese tonto de Hao que los dejó viéndose como simples pulgas

Bason miraba a su señor, preocupado, nunca lo había visto tan pensativo, y él, que compartía una parte de su alma gracias al Over Soul, sabía que Ren sentía algo por Horo, algo que no quería nunca admitir, por su orgullo y su ego, pero Bason quería mucho a Ren y no iba a permitir que fuera miserable por el resto de su vida

—Debo hacer algo —pensó Bason, luego sonrió emocionado cuando se le ocurrió algo

...

Dos semanas después...

HoroHoro entrenaba arduamente usando esos chalecos enormes que pesaban diez veces lo que pesaba su cuerpo, pero a su hermana no le importaba, ella quería que los sueños de su hermano se cumplieran y sabía que esa era la forma más eficiente de lograrlos.

En la montaña vivían los hermanos, en una casita modesta pero bonita. Ese día recibieron una visita muy inusual, se trataba de Bason, que por fin los había encontrado, Pilika lo miró con enojo, no quería que ese espíritu le dijera algo sobre Ren a su hermano

—Vete de aquí —dijo ella angustiada

—No puedo, debo ver a HoroHoro, es importante —respondió el espíritu

—Está entrenando, en la montaña, déjalo tranquilo, vete con tus noticias de Ren a otra parte porque él no las necesita —reprochó, poniendo sus manos en la cintura

—Lo buscaré yo entonces —dijo decidido y se alejó, sin escuchar o mejor dicho, sin prestar atención a los gritos de enojo de la chica

Bason llegó hasta donde se encontraba HoroHoro entrenando, el chico vio al espíritu y recordó nítidamente a Ren, sintió mucha nostalgia porque lo extrañaba mucho. Bason se acercó a él

—HoroHoro, el señorito está muy mal, necesitas ir a verlo —dijo preocupado, al oír eso Horo se sintió morir, se puso nervioso

— ¿Qué estás diciendo? —preguntó asustado, se quitó de encima todo lo que tenía de más

—No sé qué pasó, enfermó y no ha mejorado —dijo con tristeza

—Iré a verlo —dijo con determinación y se fue, sin avisar a su hermana y sin llevarse a Kororo con él, estaba tan angustiado que no pensó en nada más, corrió y corrió lo más rápido que pudo

Bason sonrió, mirándolo marcharse, por fin podría ver a Ren sonreír aunque el señorito no lo admitiera nunca, el espíritu sabía que su amo estaba interesado en HoroHoro

...

Le tardó más de un día en llegar, vivía muy lejos de la mansión de Ren, pero llegó con energía, solo descansó una noche, pero ya estaba ahí, para ver a Ren, HoroHoro estaba muy triste y preocupado, pero al llegar nadie lo recibió, no había sirvientes ni nada y parecía que Bason tampoco había llegado, le pareció raro porque él era espíritu y seguro podía llegar antes que él

— ¿Hay alguien? —Gritó por la casa, pero nadie respondió, ni siquiera la hermana de Ren —Por favor, alguien —gritó más fuerte

De repente un piquete en su trasero lo puso en alerta, gritó y dio un salto, girándose hacia atrás, era Ren que lo había picado y lo miraba con ojos fríos llenos de resentimiento

— ¿Qué haces aquí estúpido? Creí haber sido claro —dijo molesto, pero HoroHoro sonrió amplio al verlo sano y salvo, se alegró tanto que le dio un efusivo abrazo, sonrojándolo por completo, Ren se lo quitó de encima —No me toques

—Estás bien —ignoró sus reproches y por sus ojos salían unas lagrimitas —Menos mal

— ¿Por qué debería estar mal? —preguntó enojado

—Porque Bason... oh espera... —HoroHoro sonrió, nervioso —Tienes un espíritu muy bueno Ren —dijo con emoción

—No sé de qué diablos me hablas

—Él sabe que quería verte, que me moría de ganas, y fue por mí, me engañó para que viniera a verte, pero no fue por mí que lo hizo, sino por ti, ahora entiendo —sonrió lo más que pudo y casi estuvo a punto de llorar, Ren lo miró con fastidio

—Deja de decir tonterías —dijo sonrojado, le volteó la cara

—Un espíritu acompañante sabe más de su portador de lo que este cree, deberías estar enterado, eres un Shaman muy poderoso Ren —HoroHoro se acercó de nuevo a él y lo quiero abrazar otra vez, pero Ren se apartó

—Tonterías, ¿Qué sabe ese de mí?

—Que te gusto —dijo emocionado —Que me quieres, tal vez me amas también —contestó Horo sumamente contento, Ren estaba paralizado, lo miró con sorpresa

—No, no es verdad —contestó enojado, quiso huir pero Horo se apresuró para acercarse y estrecharlo en sus brazos

—Estoy enamorado de ti Ren —confesó determinante, decidido, Ren se sonrojó por toda la cara y quiso apartarlo, pero Horo lo apretó más fuerte —Ahora entiendo que tu rechazo y tu mirada cruel es porque te negabas este sentimiento

—No sabes nada —dijo nervioso, en toda su vida jamás se sintió así, nunca le había gustado nadie, había vivido toda su vida soportando las exigencias de su padre, vivía para complacerle y no por si mismo, sino para ser el más fuerte de los Shamanes

—Ren, si tan solo fueras fiel a lo que sientes —la voz de HoroHoro era tan suave que a Ren se le erizó la piel, estaba tan sorprendido que estaba paralizado, Horo lo soltó poquito solo para sostenerle ambas mejillas y darle un beso

Los ojos de Ren se abrieron como platos, aquel era su primer beso, y estaba siendo con un hombre, y además ese hombre era el idiota de Horo, estaba asustado. Pero no pudo apartarlo, sin darse cuenta estaba respondiendo al beso, abrazando a Horo por la cintura. Para Horo fue el mejor momento de su vida porque estaba junto al hombre que amaba besándolo, para Ren, no era nada claro aún.

¿Les gusta? espero que sí, quieren que haya lemon? será suave, pero si no quieren pues no jeje, gracias por leer

Mirada CruelWhere stories live. Discover now