Introducción

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— ¡Son sextillizos!

— ¿De verdad? ¡quiero verlos!

Los rumores recorrieron por todo el hospital; desde los doctores hasta los mismos pacientes, cuyas personas fueron a visitar con ternura a los individuos que habían nacido. Todos estaban llenos de curiosidad, mientras que los pequeños dormían y daban inconscientemente un espectáculo bastante enternecedor con sus balbuceos y pataleos.

Era un milagro que todos nacieran sanos, y no hubiera ningún problema con su nacimiento. Para Matsuyo, no había milagro más grande que el que sus pequeños nacieran bien, tenia en cuenta las consecuencias que pudieron haber sucedido, pero la noticia de que todos y cada uno nació más que saludable la dejo más tranquila y lagrimeando de la felicidad. Descansado segura de que todo saldría bien, se quedo dormida con la mano de su marido sosteniendo la suya.

Así como la noticia había creado un enorme revuelco, se fue calmando al pasar las horas hasta dejar de ser mencionada por los silenciosos y monótonos pasillos, siendo ahora susurrada con amargura por un hombre de traje; de un aspecto tétrico y mirada lúgubre.

— Con que sextillizos, eh...—Susurro de manera sonora para si mismo, con una voz gruesa y una sonrisa afilada. Guardando aquella foto de una joven mujer de bellas facciones.

. . .

El hospital se mantenía en total silencio; siendo los pasos de las personas lo que resonaran, el sonido de unas personas esperando noticias de sus seres queridos, quedando aparte esos espacios solitarios, dando un aspecto más tétrico a los pasillos del hospital. Pero, el sonido de los zapatos al chocar con el suelo hacían eco en el único pasillo que se mantenía en un rotundo y monótono silencio.

El sonido seso tras quedar fijando su mirada en el enorme vidrio que lo dividía a el, con aquellos pequeños durmientes. Pasaron los segundos, unos en donde su sonrisa afilada se percato de la soledad en la que estaba, así como el quería y esperaba. No pensó más, y solo entro como si aquello fuera de su propiedad.

Con el tacón del zapato hizo el único ruido tras caminar enfrente de todos esos bebes; de niñas y niños, unos más tranquilos que otros. La facilidad con la que pasaban las cosas lo sorprendían, hasta al punto de asustarlo.— Oh, querido dios ¿acaso sientes piedad de mi?—Murmuro con un egocéntrico tono. Camino hasta topar con esos sextillizos que tanto había escuchado, con la yema de sus dedos recorrió los cuneros, lucían tan pequeños e indefensos.

Recorrió la mirada por todos los bebes, centro su atención en quien pataleaba mientras dormía. Con unos pasos cortos, deslizo su mano por el cunero de quien se suponía que era el primero de esos sextillizos.— ¿El sera? —Se pregunto a si mismo, recorriendo la yema de su dedo por la mejilla del infante, paro en el momento de que el pequeño se revolcara. Chasqueo la lengua, con una mueca con desagrado.-Se despertara muy rápido.

Insatisfecho el de traje se alejo del cunero con esa mueca de desagrado y enfado, mirando de reojo como pudo captar la risa de uno de los pequeños niños que se encontraban. Fijando su atención en como se reía, y esbozaba una corta y tenue sonrisa; lo que más atrajo su atención a el, fue el micro segundo que pudo apreciar el tono de sus ojos, un bello morado. No pudo evitar el emitir una sonrisa chueca, retirando su sombrero e inclinándose con este en pecho.—Es la sonrisa más pura que he visto...—Musito junto con un suspiro lleno de melancolía, se acerco al niño.—, que dios me perdone.—Dicto tras deslizar su mano bajo el cuerpo del niño; tan liviano y calmado que parecía contento de su presencia, o eso pensaba el.

Cubrió por completo al pequeño con la sabana, ni siquiera se quejo y solamente pataleo. No podía ser mejor ese momento, estaba más que satisfecho y con una sonrisa de arrogancia se apresuro a salir del cuarto.

Caminando a un paso un tanto apurado y escandaloso. Con su celular en mano, marcando el número de quien era un regordete lame botas, y la salvación de las personas de ese hospital.— Diles que su pequeño... —Pauso observando los ojos adormilados del niño. No podía continuar con esa sonrisa afilada.—, Ichimatsu, ha muerto. Si, el trato sigue en pie, tu hospital no se ira a la basura.

. . . .

✘ Si quedan dudas de algo, o curiosidad sobre cierto suceso, pueden preguntar ♥︎

¡Gracias por leer!

Mi fiel desconocido | OsoIchi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora