CAPITULO 12

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Un capítulo hecho con mucho amor para ustedes.

No olviden dejar sus comentarios, espero lo disfruten.

***

Tomo la pequeña taza que Luna me tiende y doy un sorbo a la bebida.

El líquido hace contacto con mi paladar y arrugo mi rostro. Es amargo y un tanto desagradable, pero todo sea por aliviar el malestar que he estado sintiendo desde hace unos días, en la fiesta de bienvenida de William.

Al parecer, mis extraordinarios días sin nauseas no han sido más que una detestable treta del destino para hacerme sentir nuevamente como un humano promedio, y luego convertirme una vez más en el manojo de vómitos y malestar que he sido casi desde el inicio del embarazo. Aunque esta vez más fuerte.

Luna suelta una risilla al ver mi rostro y se sienta a mi lado.

—No creo que con tus malestares debas vivir sola —dice, haciendo que mis ojos se ensanchen por la sorpresa ¿cómo...?—. No me mires así, trabajas fuera de mi oficina, las paredes no son muy gruesas que digamos...

Oh, rayos, que más habrá escuchado. Me pregunto, pensando precisamente en las veces que estos días hablé sobre Will con Julián, luego de que este me preguntara desde cuando era tan unida con el hijo de la jefa.

Y es que sí, hemos estado compartiendo bastante.

—¿Cómo que pensabas mudarte? —pregunta Génesis y las gemelas dirigen sus ojos hacia mí.

Yo suspiro y termino explicándoles mis razones, a lo que ellas responden mirándose entre sí para luego reír, Luna incluida.

—Tienes el mal hábito de pensar que estorbas cuando es todo lo contrario —dice Gisela, que hasta ahora había estado muy callada.

Después de aquella noche, su personalidad jovial y brillante ha decaído bastante, haciendo que mis deseos por descuartizar al idiota de Alexander, se aviven cada día más. Lástima que no puedo causarle ningún daño, sin lastimarme a mí misma o a mi pequeño bebé.

—Ya eres parte de esta familia —afirma Luna y mis ojos empiezan a picar por las lágrimas.

Malditas hormonas, malditos sentimientos agudizados.

—¡Amiga, date cuenta! —exclama Ana, haciendo que deje caer mis lágrimas, esta vez producto de la risa que me ha provocado el comentario.

Es demasiado ocurrente.

Yo asiento y decido creerlo. Decido sentirlo y acoger aquello que me brindan. Una familia.

—Dejando los temas sensibleros aparte, ¿Asistirán a la feria? —pregunta Luna, abrazándome por un momento— abrirá la semana próxima.

—Claro, nunca nos la perdemos —responde Ana—. Además estarán exhibiendo un mural pintado por mí, así que... —se encoje de hombros.

—Eso es genial, Ana —elogia Luna, mientras ponemos la mesa.

No he podido ayudarlas a cocinar los alimentos debido a mi estado actual, pero al menos puedo ayudar con esto.

—Ve preparándote, alucinarás —dice Gisela, sonriéndome—. Y luego podemos asistir al campeonato ecuestre, que también está a la vuelta de la esquina. ¡Nos divertiremos mucho!

Yo sonrío, animada por el plan. Nunca he estado en una feria, mucho menos en un campeonato ecuestre, aunque al menos de este último tengo más información, después de todo he estado trabajando incansablemente estos meses con Luna por este evento.

Por TiWhere stories live. Discover now