Prólogo

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-¿Estas lista?-La voz de mi madre me saco de mi sueño, solo para darme cuenta que no era un sueño.

Hoy era en realidad el día de mi boda.

Cuando lo conocí se veía destrozado, algo me impulso a acercarme, con el paso del tiempo me enamore perdidamente, creí que jamás pasaría nada, pues su amor por ella era algo increíble. Hasta el día en que me invito a salir, como algo más que amigos. Nos hicimos novios. No podía ser más feliz, hasta que nos compreometimos.

Y ahora, ahora el por fin sería mío.

-Mas que nunca.- Observe mi reflejo una vez más en el espejo.

La felicidad era demasiada. Esperaba que a el le gustara el vestido, lo había escogido con todo el amor del mundo.

Sonrió y me encamino a lo que seria el inicio de una vida con el.

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La música nupcial sonaba mientras mi padre y yo caminábamos por el pasillo hacia el frente.

Una vez ahí, mi alegría era inigualable.

La ceremonia fue de lo mas normal, faltaban pocos minutos para que el y yo fuéramos marido y mujer. En unos minutos más me volvería la señora Lynch... O eso creía yo.

-Si alguien se opone a la Unión de estas dos almas en matrimonio, que hable ahora o calle para siempre...- Nadie dijo nada. Todo se encontraba tan callado que podía escuchar la respiración de las personas. Claro que no me encontraba preocupada, por que las personas que estaban aquí nos apoyaban, y algunas que no estaban de acuerdo totalmente apoyaban al chico a lado mío para que fuera feliz. Anque fuera conmigo.- Bien como n-

-¡YO ME OPONGO!- Las palabras retumbaron en mis oídos. ¿quien se atrevía a lastimarnos de esa manera?- Ross...-Su voz era un susurro. Gire a verla.

No la conocía, se me hacia familiar pero no sabia de donde. Hasta que la foto que Ross cargaba en su cartera, y las mil fotos en su teléfono me hicieron recordarla. Era ella.

-¡¿Que crees que haces?!- Mi voz salió molesta. Era como veneno.

-Vine a recuperar al amor de mi vida, ¿a caso no es obvio?- Sonrió irónica. Esa fue la primera y ultima vez que me vio. Seguido se giro a verlo.- Ross, si tu me dices que la amas, y te haz olvidado de mi, me iré. Me iré y dejare que te cases, y jamás me volverás a ver. Pero si aún me amas, voy a luchar hasta el final. Por que yo nunca deje de amarte. Y no lo haré. Por ese amor, puedo ser egoísta.

Todos paseaban sus ojos de ella a el y después a mi, para enseguida repetir el proceso. El tenia la respuesta.

Gire a verlo. Me observo de manera triste. Después me susurro con los labios un lo siento. Seguido de esto camino hacia ella y tomo su mano. Ella le sonrió.

El acaba de escogerla, aun cuando ella lo dejo sin pensar dos veces.

Vi como ambos caminaban fuera de la iglesia, esparciendo los restos de mi corazón en su andar.

Cada persona del lugar me ofreció una sonrisa triste. Me tenían lastima.

-Lo siento tanto cariño.-Me comento la madre de Ross, pero no respondí. Aun seguía en shock por lo que acaba de pasar.

Vi a cada uno de los invitados retirarse al darse cuenta que no habría boda. El padre se disculpo y se retiro también. Oi los tacones de la ultima mujer en abandonar el lugar.

Me había dejado.

Le di años de mi vida, lo ame como ella no pudo, estuve para el en todo momento. Y el simplemente me dejo. Se fue con ella como si nada hubiera pasado.

Se burló de mi.

-¿Te encuentras bien hija?- La suave voz de mi madre me saco de mis dañinos pensamientos.

-Es hora de irnos.- Evadi su respuesta.-Las iglesias nunca fueron lo mio de todos modos.- Y sin esperar respuesta me retire.

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Al llegar a mi habitación lo primero que me recibió fue la foto que Ross y yo nos tomamos para las invitaciones, la tenia en un cuadro.

Camine hacia ella y la rompí. Seguido me arranque el velo y baje el cierre de mi vestido para después removerlo violentamente.

El me había dejado en el altar.

Minutos después todas las cosas relacionadas con el se encontraban destrozadas.

Me vestí con una pijama, y la primer lagrima cayó. Después de esa, más y más se sumaban. El dolor comenzó a brotar.

Jamás había sufrido tanto como ahora, ahora entiendo tantas personas que mueren de amor por que lo estaba sintiendo en carne propia. El que juro ser el amor de mi vida, se fue con la mujer que mas le hizo daño.

Confíe mi corazón en ti, te entregue todo lo que a jamás nadie le di, fui honesta y te espere. Hice de todo para que tu familia me aceptara. Aguante los celos que gritaban cada vez que veías una de sus fotos con tanto amor, y a mi nunca. Cuando aceptaste tus sentimientos hacia mi creí que lo había logrado.

Había logrado que la olvidaras.

Cuando nos compremetimos creí que estarías para mi, para siempre. Me jurarías amor eterno y lo cumplirias.

Pero ella regreso y corriste a sus brazos sin pensarlo dos veces, ¿a donde se fue el amor que me prometiste? ¿a caso era una mentira? Si así era, eres un buen mentiroso. Pero a mi no me gustan los mentirosos.

Mi amor hacia ti, ahora igualaba el odio. Te odio, por no amarme. Y la odio a ella por ser el obstáculo de nuestro amor.

Si ella no existiera, jamás me habrías dejado.

Pero les juro, que mientras yo viva, no serán felices.

Ross Lynch y Laura Marano, no saben la enemiga que acaban de crear, ahora van a conocer mi lado malo, y no les va a gustar.

Por mi cuenta corre que no tengan su felices para siempre.

O dejo de llamarme Courtney  Eaton.

Sufrirán. Lo prometo.

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