20. Ella

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Eli le miró sorprendido.
El tiempo pareció detenerse, el adolescente sintió cómo si su cuerpo se congelara. La sangre dentro de su cuerpo.

Soltó la bolsa con el pino, haciendo qué este cayera y la maceta en la que estaba se rompiera.
Mordió su labio inferior al ver la estupidez que acababa de cometer.

Levantó la mirada, aunque no quisiese.
El pelinegro y la castaña le miraban fijamente, confundidos por la actitud del más joven.

— ¿Eli, estás bien? — el mayor se veía sorprendido. — Será mejor que te vayas.
— S-sí, yo... Volveré luego. — sonrió falsamente. — Nos vemos.

Sin pensarlo dos veces, giró la perilla y abrió la puerta.
Para después mirar la hora en su móvil, y comenzar a correr.
Llegaría tarde al grupo de rehabilitación.

Sus pensamientos le atormentaban.
No podía entenderlo.
Junjie prefirió quedarse con esa mujer.
Bueno, es bonita... ¡Qué va! Ella es hermosa.

Pero fuera de eso, ¡¿Qué tenía ella de especial?!

[  ]

El pelinegro miraba de izquierda a derecha, a cualquier otro punto, evitando por completo los ojos de la mujer frente a él.

Tatiana comenzaba a impacientarse.

El joven tomó la jarra, completamente llena de café, casi completamente negro, parecía que te daría suficiente energía con sólo
mirarle.

Inclinó la jarra haciéndole entender a  la castaña qué le estaba ofreciendo.
La joven asintió con la cabeza, acercándole su taza.

— Junjie. — dijo finalmente después de un largo silencio. — Sabes a qué vine.
— Lo haré, ¿De acuerdo? ¿Cuánto es lo qué quieres?

— Hmm, te lo diré luego. — la castaña acercó la taza de café a sus labios. — De todas maneras, no creo que tengas muchas cosas qué hacer, ¿Me equivoco?

El pelinegro miró directamente al suelo.
Ella seguía surtiendo el mismo efecto en el, cómo hace años.
Lo odiaba. La odiaba.

— Bueno, me voy. — la castaña se puso de pie, había terminado la taza de café. — No esperes que me vaya del pueblo, tú siéntete halagado; He recorrido una gran distancia para verte sólo a ti.

[  ]

Eli estaba sobre su cama.
Mirando al blanco techo.
La ventana estaba abierta, el frío entraba y lo hacía temblar cómo nunca antes.

El estaba consciente de eso.
Tal vez solo quería sufrir un poco.

¿Más? — se preguntó a si mismo.

Tomó su teléfono.
Comenzaba a fastidiarse, sufrir era muy aburrido.

Buscó entre los contactos, encontró a su compañera de rehabilitación.
Hmm, ¿Cómo se sentiría Junjie al verle con ella?

Se dispuso a presionar llamar.
Retrocedió.

No lo hagas. — se dijo a sí mismo. — No juegues de esa manera con sus sentimientos. "ex-prometida" ¿Oíste?

Apagó el teléfono, y suspiró.

Cerró sus ojos.
El recuerdo del joven con esa mujer volvió a su cabeza.

Encendió el teléfono, presionó llamar, sin pensarlo dos veces.

La guerra no ha acabado.

Juego.  [ Junjie x Eli  ]Where stories live. Discover now