☆ 2.0 ☆

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En el apartamento número 12:

– ¿Crees que me gusta, Sid? —Preguntó la vecina mientras veía a su mejor amigo.

– Sí, por dios Harper. Me tienes loco con él y su supuesta novia que en realidad no es su novia pero lo parece.

Sid comenzó a reírse y Harper inmediatamente sonrió, hubo un tiempo —comenzó a recordar Harper— en el que solo sacarle una sonrisa a su amigo costaba: tiempos en los que las ojeras acompañaban a sus ojos y en los que su corazón estaba roto. Una chica había destrozado el gran corazón de Sid.

– Oh Sid, lo peor es que tienes razón. ¿Por qué siempre tienes razón?

– Bueno, porque...

– No me interesa, me interesa más que sepas lo preocupante que es estar enamorada de él, ¡va desnudo todo el tiempo Dios Santo! Y las veces que hemos hablado ha sido solo para discutir, bueno, tal vez hemos tenido conversaciones normales. Aunque con él nada es normal.

– Harper.

– ¿Mhm?. —Murmuró la vecina antes de mirarle.

– ¿Tiene el pene muy grande?

Si Harper hubiese tenido agua en su boca la hubiese escupido pero simplemente tuvo que pegarle severos puñetazos a su mejor amigo mientras le decía que siguiese haciendo los sándwiches que llevarían al picnic con el vecino y su novia no-novia.

Mientras tanto, en el apartamento número 14:

– Sigo sin entender por qué te gusta esa chica Jules y también por qué coño he accedido a hacer un picnic con ustedes y el amiguito, ¡vomitaré! —Dijo dramáticamente la mejor amiga del vecino desnudo.

– ¿Puedes dejar de ser malditamente negativa por un puto día? Cuando viniste me aseguraste que eras la de antes, la loca de los pijamas, pero es que ahora mismo no veo a mi jodida amiga. Simplemente veo a la jodida Melanie a la cual le dejó un tío y le rompió el corazón. Madura de un puta vez, el mundo no se acaba por tus caprichos.

Jules no se dio cuenta de todo lo que había soltado hasta que vio la cara de su amiga llena de lágrimas, intentó abrazarla pero fracasó.

– Ojalá te deje el amor de tu vida y yo esté ahí para hacerte daño, gilipollas. Y fui yo la que se fue, él no me dejó.

Y Melanie se fue porque siempre se le habían dado bien las salidas dramáticas y las huidas de los problemas y su amigo y su cita era simplemente demasiado para soportar, justo cuando estaba abriendo la puerta Jules intentó cogerla de la mano pero ella se zafó y se quedo mirando a la puerta del apartamento número 12, la cual se abría en ese justo momento. Jules y Harper se encontraban fuera de escena.

Y damas y caballeros, después de años, los acompañantes se miraron a los ojos: unos ojos llenos de lágrimas y preguntas. Ninguno de los dos sabía que hacer, que decir o en que dirección huir: de las tres opciones eligieron la ultima, huyeron. Huyeron a sus hogares, los brazos del uno y el otro, con una huida se fundieron en un abrazo. Sid y Melanie se reencontraron entre lágrimas y sollozos y el amor que fue, volvió. Sus pechos se llenaron de calor y suspiraron de alegría en sus labios ante las miradas confusas de Jules y Harper.

– Sid, yo... —Susurró Melanie.

– Shsh, tranquila pequeña. Lo sé.

¡hey, chico desnudo! » dos                    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora