Rompiendo el Sistema

Capítulo 4

Daniel escuchó la conversación de Chuy y su hermana Joanna. Se le heló la sangre y sintió una mezcla de coraje y frustración. "¿Dónde te has metido?" se preguntó, como si Valiera pudiera escucharlo.

-No, Daniel –le dijo Chuy mientras abría la puerta. –Dice Joanna que se fue temprano, incluso creyó que se había ido contigo.

-Maldita sea –murmuró Daniel- si se ha ido con algún tipo lo voy...

-Ya, ya, seguro está en casa de otra amiga, eso hacen las niñas.

-¡Pero me pudo haber avisado! –gruñó Daniel.

-¿Conoces alguna otra de sus amigas?

-¡Ya sé! –Exclamó Daniel- ¡Ana! De seguro se fue con su amiga Ana, no vive muy lejos de aquí. ¿Me acompañas?

-Oye, tranquilo –le dijo Chuy- Ni has desayunado, te vas a desmayar. Bajamos, desayunamos y nos vamos a casa de Ana, ¿está bien?

-Okay...

Chuy puso pan a tostar e hizo un licuado de fresas. Empezó a oler a quemado pero a Daniel lo ignoró hasta que dio la primera mordida al pan negro y quemado.

-¡Ni puedes hacer un pinche pan en la tostadora sin que se te queme, inútil!- maldijo Daniel.

-Pero bien que te lo tragas.

Daniel continuó comiendo. Sonó el timbre.

-¿Quién es? –preguntó sorprendido. – Es muy temprano, apenas es medio día.

-Ni idea, deja checo –dijo Chuy.

Fue a abrir la puerta. Daniel desde la mesa pudo ver que era una chica guapa que llevaba lentes de sol, una sudadera negra y jeans. Tenía el cabello castaño y largo. Detrás de ella estaba otra chica igual de guapa, llevaba ropa deportiva y tenía el cabello corto y rubio recogido en dos trencitas.

-Hola... –dijo la de cabello castaño- Es que ayer en la fiesta dejé mi chaqueta y ahí dejé mis llaves.

-Hola, ¿te llamas Clara verdad? –le dijo Chuy – creo que si vi tu chaqueta, ¿la dejaste en el patio?

-Sí, soy Clara –dijo ella y sonrió mientras se quitaba los lentes-. No recuerdo donde la dejé, pero era de color café.

-La verdad es que hay un montón de cosas olvidadas, no he revisado nada. Vengan si quieren podemos checar afuera.

Clara y la otra chica siguieron a Chuy. Para llegar al patio tenían que pasar primero por la cocina. Al pasar por ahí Clara volteó y miró a Daniel sorprendida.

-Oh, hola, no te habíamos visto... -le dijo y sonrió, su sonrisa era brillante y sus ojos cafés eran hermosos. Su semblante cambió- ¿Qué te pasó en el ojo?

-Eh, yo... -Daniel estaba avergonzado. Clara era hermosa y él estaba ahí, todo demacrado y patético.- Ayer tuve una pelea.

-¿Por qué? –preguntó la rubia con curiosidad.

-Miros, no seas metiche –le susurra Clara.

-No, no, está bien... -dijo Daniel.- No tiene importancia.

-¡Dinos! –dijo Miroslava y Clara le dio un codazo juguetonamente.

Daniel no sabía qué hacer, dos chicas guapísimas interesadas en él. "No hagas nada patético" se dijo a si mismo.

-Es que... -comenzó a decir y se le ocurrió algo- habían unos tipos molestando a un chico, el pobre no se podía defender y tuve que ayudarlo. Terminé llevándome la peor parte.

-Oh... -dijo Miros.

Chuy volteó los ojos y movió la boca como si dijera "No mames, Daniel". Este lo ignoró y siguió hablando con las chicas sobre la fiesta.

-Oigan –les dijo Chuy- ¿me ayudan a buscar?

-¡Ah, sí! –Respondió Clara – Ven Miros.

Salieron y a los 5 minutos volvieron con una chaqueta café en mano. Se estaban riendo.

-¿De qué se ríen? –preguntó Daniel con curiosidad.

-Mi chaqueta estaba rodeada de condones y un llavero de Peppa pig. –respondió Clara.

Daniel soltó una carcajada.

-Ni siquiera sé qué responder.

-Lo sé –dijo Clara-, todo un misterio. Bueno, se hace tarde. ¡Gracias, Chuy! Los vemos en la próxima fiesta, chicos.

-Adiós –dijo Miroslava agitando la mano.

Subieron a un auto plateado y se fueron.

-¡No mames, Chuy! –Exclamó Daniel- ¡¿Por qué nunca me las presentaste?!

-Casi no hablo con ellas, son amigas de otra amiga, creo. –dijo Chuy y se quedó pensativo- Por cierto, había escuchado que hace varios años Clara estuvo desaparecida. Me da curiosidad saber a donde fue, pero no le quise preguntar.

-Qué bueno que no lo hiciste, la hubieras espantado. –Bebió lo último de su licuado- No me acordaba, hay que ir a casa de Ana, tengo que hablar seriamente con Valeria.