Capítulo 42.

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Estaba en frente de la puerta de casa de Blake. Mi manos temblaban.
Llevaba unos cuantos días sin hablar con él desde que ocurrió lo del bar.
No me había buscado y eso me extrañaba. Necesitaba verle.
Eric se había alejado de mi y eso era lo que no quería que pasara. Me había quedado sola. La ansiedad me invadía por completo.

Toco el timbre y espero unos minutos.
Abren la puerta. Tenía una pequeña esperanza de que fuera él, pero no. Era Kate.

–Hola Bo.–Me saluda con una sonrisa.

–Estás enorme.–Le digo sorprendida, su panza había crecido aún más.

–¡Si! Ya falta poco para que pueda ver a este pequeñajo.–La veo sonreír ilusionada.

–Quería hablar con Blake. ¿Está aquí?–Pregunto nerviosa.

–Bueno..digamos que no está.–Su cara de felicidad había cambiado por una triste.

–¿Que pasa Kate?

–Él ya no vive aquí.

Mi respiración se para.

–¿Como? ¿Y donde está?

–Se fue a un departamento. Dijo que nosotros necesitamos intimidad, ahora que va nacer el bebe.

–Sabes la dirección.–Asiente.–¿Me la das?

–Voy apuntarla.– Se va dentro. Al cabo de unos minutos sale y me entrega el papel con la dirección. Me despido de ella y me dirijo a mi coche y pongo el GPS.

Conduzco 20 minutos buscando el departamento hasta que al fin lo encuentro. No estaba muy alejado, pero soy tan torpe que me había perdido.

Entro al edificio y me acerco al portero.

–Hola, busco el departamento de Blake Cox.–Me mira con el ceño fruncido.

–Su nombre señorita.

–Bonnie Anderson.–Agarra un libro y lo mira.

–Su nombre esta aquí. Puede entrar.
Blake se encuentra en el último piso, en el ático.

–Gracias.

Entro en el ascensor. Le doy al último botón. Cierro los ojos y respiro profundamente. Odiaba los ascensores me daban claustrofobia. Las puerta al fin se abren y ando a paso lento por el pasillo hasta llegar enfrente de la puerta. Toco el timbre. Espero y nadie contesta y toco otra vez. Pasan los minutos, pero nada. Me doy la vuelta para irme.

La puerta se abre. Una chica de pelo rubio revuelto se encuentra solo con una camiseta de Blake puesta.  Y no era Elena. Mi corazón duele y las lágrimas amenazan con salir.

–¿Quien eres?–Pregunta la chica mirándome con esos enormes ojos azules.

–Solo buscaba a Blake, pero veo que está ocupado. Así que me voy.–Me doy la vuelta.

–¿Como te llamas? Si quieres le aviso.–Me grita. Niego con la cabeza.

–Ana ¿Quien es?–Oigo su voz.

Las lágrimas ya habían salido. Entro en el ascensor rápidamente. Entonces él me mira y yo le miro.

–¡Espera! ¡No te vayas!–Sale de casa corriendo por el pasillo.

Toco el botón del ascensor y lo pulso varias veces desquiciada. Quito de un tirón el colgante de mi cuello y lo tiro al pasillo. Las puerta se cierran antes de que pueda llegar.

No podía creerlo. Él nunca me había querido. Solo jugaba conmigo durante todo este tiempo. Quería decirle que había ido recuperando la memoria. Lo recordaba todo y quería seguir intentando comprenderle. En porque era de esa forma. No había tenido una buena vida, pero yo no merecía romperme por intentar construirle. Ya no valía la pena seguir luchando por algo que estaba roto.

BlakeWhere stories live. Discover now