TREINTA Y UNO

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—¿En dónde te habías metido? —Preguntó Fleur un sábado por la mañana cuando llegó a la mesa de Slytherin y se sentó junto a mí—

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—¿En dónde te habías metido? —Preguntó Fleur un sábado por la mañana cuando llegó a la mesa de Slytherin y se sentó junto a mí—. No te hemos visto toda la semana...

—Tengo muchos deberes, lo siento —dije escogiéndome de hombros.

—¿Es enserio? —Preguntó enarcando una de sus cejas y mirándome expectante.

—Si —respondí asintiendo con la cabeza.

—No te creo.

—Mira —dije al darme cuenta de que la gente en la mesa había comenzado a poner atención a nuestra conversación—. ¿Qué te parece si más tarde vamos a Hogsmeade y les cuento que he estado haciendo?

Se me quedó viendo unos segundos y cuando asintió con la cabeza, me di cuenta de que había entendido la indirecta.

Lo que estaba haciendo, las personas de Slytherin no lo podían saber.

—De acuerdo —dijo con una sonrisa—. Nos vemos más tarde...

Todos en la mesa regresaron a sus conversaciones cuando Fleur se levantó de la mesa. Me molestaba que las personas solo estuvieran alerta de lo que hacían los demás para comenzar a criticar.

Fred y yo habíamos acordado vernos en mi "lugar secreto" por las tardes, afortunadamente a nadie se le ha ocurrido ir ahí. Aunque él había dicho que si alguien llegaba a vernos, fácilmente podríamos borrarle la memoria.

No sabía si lo había dicho en serio o no.

Disfrutaba mucho el estar con él, me hacía reír mucho e inclusive los productos de bromas que antes yo consideraba ridículos ahora me gustaban y me interesaba saber cada vez más sobre ellos. Él disfrutaba mucho contándome para qué servían y cómo los habían fabricado.


Aunque a mi madre no le gusta me había dicho el miércoles, a decir verdad parecía un poco afligido. Ella quiere que tengamos una carrera como Bill o Charlie... siempre nos compara con ellos.

Algún día comprenderá le había dicho yo colocando mi mano en su hombro. Él me había volteado a ver y me sonrió.


Estaba completamente segura de que sus padres aceptarían el hecho de que ellos no querían estudiar una carrera, sus padres tienen la mente más abierta que otras personas. Además, les iba muy bien con su pequeño negocio y eso que solo los conocían en Hogwarts.


Eso espero dijo él volteando al lago negro unos segundos. ¿Me imaginas a mí en gringotts? Preguntó y automáticamente reí por no poder ni siquiera intentarlo. Sería muy extraño...

Demasiado respondí riendo. Conociéndote le dirías a la gente que su dinero se ha agotado, o que han robado el banco y solo su bóveda ha sido asaltada o algo así...

Sería divertido ver sus rostros dijo riendo conmigo, sentí como se acercó a mí y colocó su brazo sobre mis hombros y me sentí bien.


Pero a pesar de lo bien que me la pasaba con él, me daba miedo que alguien lo llegara a saber. Porque si cualquier persona lo llegaba a saber, todo Hogwarts lo sabría y seguramente yo estaría muerta para mis padres. Seguramente vendrían y me sacarían del colegio, me mandarían a otro y claramente nada volvería a ser como antes.

Tenía miedo. Y mucho.

Cuando entré a mi habitación para arreglarme, vi a Emily en su cama con una de las revistas de bodas que tanto ha leído durante el año.

Pasé directamente a mi baúl para sacar algo de ropa limpia, sentía su mirada en mí y me molestaba.

Si tenía que decirme algo que lo dijera.

—Toma una fotografía, duran más —le dije mientras me dirigía hacia el baño.

—Te vas a casar —dijo antes de que cerrara la puerta—. Felicidades...

—Si, como sea —le dije mientras cerraba la puerta.

Me molestaba que estuviera actuando como si nada hubiera pasado.

Había insultado a mi familia y ahora me felicitaba como si todo estuviera bien. Nunca había imaginado que llegaría a detestar tanto a una persona y menos a Emily.

—Realmente siento mucho que escucharas lo que dije —me dijo solo salí del baño.

Sequé mi cabello con la varita y en lugar de responderle que se muriera, salí de la habitación fingiendo que no la había escuchado.

Sequé mi cabello con la varita y en lugar de responderle que se muriera, salí de la habitación fingiendo que no la había escuchado

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—¡Cállense! —Les dije al escuchar el alboroto que habían hecho cuando les conté todo.

Ellas bajaron la voz automáticamente y aproveché para voltear a mi alrededor y comprobar que nadie había escuchado.

—Yo sabía que algo había ahí —dijo Rosalie sonriente.

—Aún es extraño —dije queriéndome hacer pequeña en mi asiento para que dejaran de verme.

No sabía desde cuando me incomodaba la atención.

—Y por favor... ¡Nadie puede saberlo, ni siquiera George! —Apunté con mi índice a Isabelle.

Pero son hermanos —dijo ella sin comprender.

—Pero él me odia... y no es un odio cualquiera, él realmente me odia... además, es mejor así —agregué—. Lo nuestro tiene fecha de caducidad.

—¿Y lo tienes claro? —Preguntó Rosalie—. Mejor dicho, ¿él lo tiene claro?

—Solo queremos ver qué pasa —les dije encogiéndome de hombros—. No es como si nos fuéramos a casar algún día... yo estoy comprometida y ambos lo sabemos.

—Gemma —dijo Fleur con una pequeña sonrisa—. Te has convertido en una muy buena amiga y te hemos tomado mucho cariño... no queremos que salgas lastimada...

Las demás negaron con la cabeza haciéndome sonreír.

Yo también les había tomado mucho cariño.

—Eso no pasará...

—Un amor prohibido —dijo Camille moviéndose en su asiento—. ¡Es muy emocionante!

Entonces todas reímos.

Se sentía bien poder contárselo a alguien que no me juzgaría. A alguien que no gritaría diciéndome que estaba loca o algo peor.

El Traidor que me Enamoró | Fred Weasley | ET#01 | ✔Where stories live. Discover now