El comienzo

861 59 15
                                    

Capitulo 2

No he dormido bien, ha sido todo un caos en mi mente, no solo hablo de mi nueva apariencia, más bien estoy un poco nervioso por mi vuelta a clases, si bien yo he decidido por mi cuenta a la secundaria que iré, eso no quita el hecho de que no se qué me espera, por alguna razón siempre he sido el blanco de burlas de todos, no se qué será que atrae a los problemas a mí, nunca he molestado a nadie.

Desde pequeño que empezaron estas cosas, una parte de mí no puede evitar echar la culpa de todas mis desgracias al destino pero más que nada tengo un gran distanciamiento con mis padres a los cuales no importa cuántas veces le dije que he sufrido de constantes abusos en la escuela y hasta de mi propia niñera nunca me creyeron, todo lo que dijeron fue "que imaginación tienes hijo" ¿qué clase de padres me toco?, aun no puedo creer que es tal Remy Cajallena me allá tenido envidia, pero con él paso del tiempo he comprendido que cada familia es un mundo, además de que nunca hay que juzgar a los demás sin conocerlos.

Divagando en mi mente oigo el sonido de la alarma..."ha llegado la hora"...no quiero salir de entre mis sabanas.

Decido levantarme de una vez por todas, hago mi rutina diaria y me dirijo al armario, he decidido optar por unos pantalones negros, una remera deportiva que se ajusta al cuerpo y por ultimo una campera rosa (regalo de mis padrinos) y por ultimo las zapatillas.

Lentamente bajo las escaleras para encontrarme con un escenario desolador.

De pequeño solía pensar que mis padres trabajaban arduamente debido a mí y los gastos de la casa pero ahora he comprendido que ellos son los que administran mal su dinero. Ellos quienes siempre salen a diferentes lugares (algunos muy caros) gastando todo el dinero. En definitiva ¡uno no elige a sus padres!

Decido desayunar unas frutas picadas junto a un vaso de leche (con este nuevo aspecto tan pequeño necesito tener más calcio en los huesos y crecer).

Una vez terminado mi desayuno me voy al colegio, he decidido ir caminando, aunque está lejos es preferible hacer una caminata para despertarme, está bastante fresca esta mañana, sin poder evitarlo me distraigo con el paisaje tan tranquilo, y en menos de lo esperado llego a las puertas de mi colegio, a un no hay muchos alumnos... quien lo pensaría Timmy Turner el primero en llegar a clases, jajajaja.

Es inevitable, en algún punto de la vida a todos cambiamos, he decidido sentarme en unas de las primeras filas de los pupitres cerca de la ventana, no quiero estar tan cerca del escritorio del profesor pero es mejor esta a la vista de ellos así de esta manera después de un tiempo logras pasar desapercibido de su mirada.

No puedo evitar tensarme al recordar a mi viejo maestro de primaría, él cual por fin termino en un manicomio, me sorprende que no la hayan hecho antes.

Mientras divago en mi mente veo como poco a poco el curso se va llenando de alumnos, todas las caras son desconocidas. Al no querer que nadie se me acerque me puse la capucha de mí campera. Me pregunto ¿qué imagen daré? quizás sea invisible para el resto, lo cual espero lograr.

Hoy al ser el primer día de clases no es necesario traer el uniforme, hoy es para que nos conozcamos entre nosotros y formar amistad y bla bla bla.

De una vez por todas llega la hora de las presentaciones, no puedo evitar pensar que todos los chicos frente a mi son iguales, ante mis ojos todos son unos simples adolescentes despreocupados y hasta mimados.

Se acerca el momento de que mencionen mi nombre y la clase a la que pertenezco.

Mi nombre esta al final de la lista de alumnos.

-Timmy Turner- me levanto para que noten mi presencia.

-Aquí.

-Sera asignado a la clase 1ro A- la que lo menciona es la directora- y por favor le pediré que no traigan puestas sus gorras durante las clases si no quieren un llamado de atención- menciona un poco molesta- hagan el favor de leer el reglamento escolar.

Me aburro con facilidad-"debería irme"- me escabullo hacia la salida sin que me vean.

-Que bien que hoy no estén vigilando- ya se acerca el medio día.

-"solo deseo dar una vuelta alrededor"- nadie me espera en casa.

Lo bueno es que por esta zona nadie me conoce, lentamente miro a los alrededores hasta llegar a unos columpios, es un lugar tan tranquilo, decido de una vez por todas sacarme la capucha que cubre la mitad de mi rostro.

Timmy Turner no es consciente de su nueva apariencia, ante los ojos de los demás se ve una escena surrealista, un joven de apariencia andrógina sentado tranquilamente en un columpio dejando que los rayos del sol juegue con sus cabellos tirando a castaño claro, con mirada perdida, es una imagen cautivante

Me dejo mecer por la suave brisa, pero solo intento retrasar el momento de partir a mi "hogar"... que me espera allí un plato con comida fría, un mesa vacía, siendo objeto de abuso de mi niñera, esperando atención de unos padres descuidados que no saben que tienen un hijo que espera una muestra de su amor. Desde cuándo es que empezado a pensar así. Lo único que me salva de mi tristeza son mis padrinos mágicos.

Levanto mi mirada y veo a una gran multitud de personas aglomeradas a mi alrededor, me ciento cohibido, ¿qué sucede? Todos me miran fijamente- "¿he hecho algo mal?"- en su mirada no hay enojo ni siquiera me juzgan, esto sí es raro, algunos incluso me sacan fotos.

De una vez por todas me voy de la pequeña plazoleta, por el camino me ha seguido ocurriendo los mismos acontecimientos, tanto hombres como mujeres de todas las edades.

Después de un tiempo llego a mi casa, en la entrada de mi cuarto veo mis padrinos mágicos junto a Jorgen Von Strangulo.

Turner se ha decidido que estarás en cuarentena.

¿Qué? ¿Por qué?

-Estas seriamente intoxicado del polvo de hadas- no me mira a la cara al decir esto es más evita mi mirada- esto es debido porque eres el primer ahijado mágico que has conservado a sus padrinos por todo este tiempo.

-Ok, pero explícame- reclame- ¿qué tiene que ver todo eso con la aparición de Afrodita?

-Ella era la única que podía sacarte todo ese exceso de energía mágica de tu cuerpo sin causarte daños de mayor magnitud.

-Ahora dime... esta apariencia es un efecto secundario.

-Sí.

-¿Por qué no me miras a la cara?

-...

-No digas más- ahora lo comprendo- es por la maldición.

-Bien pero antes de que entre en cuarentena tengo algo que hacer- sonreí- te pido que ellos se queden un máximo de 12 horas.

-Permiso otorgado.

Timmy TurnerWhere stories live. Discover now