Capítulo 8: cena conmigo

2.5K 202 25
                                    

- Vale, aquí tienes -dice dejando cuidadosamente el té en la mesa ratonera que hay en el salón que ya conocía-.

- Gracias -susurro aspirando su aroma mientras vuelve a la cocina-.

Me quedo mirando la taza hasta que noto sus pasos y deja su té al lado del mío para sentarse a mi izquierda.

- Ya está -afirma-.

- Sí...-digo sin saber cómo continuar- ¿cuándo piensas despertar a Aurora?

Ella mira la hora en el móvil.

- En quince minutos.

- Ajá. Y...

- Oye, ¿tienes prisa? -interrumpe antes de que continúe haciendo el tonto y preguntando cualquier cosa-.

- No, claro que no. ¿Por qué?

- Por si te apetecía quedarte a cenar con nosotras.

Pienso durante un instante lo que quiero responderle. Claro que quiero, pero sería incómodo tener a su novio delante y cenar con su hija como si no la desease a ella.

- Esto... pu-pues...

- No hace falta que digas que sí. O sea, q-quiero decir que... si no te apetece o no puedes, sé sincera, al fin y al cabo vamos a cenar todos juntos dentro de unos días.

- No, o sea... -tartamudeo- q-quiero d-decir que sí, m-me encantaría. Claro -termino con una sonrisa amistosa sin saber cómo continuar-.

- Perfecto entonces.

- ¿Cena t-tu novio con nosotras? -sigo, pareciendo completamente retrasada y sin saber hablar-.

- ¿Alain? -pregunta cogiendo el té y bebiendo un largo sorbo- pues no sé, la verdad. Suele llegar sobre estas horas, pero hoy tenía partido de tenis o algo así.

- ¿Juega al tenis? -pregunto por sacar cualquier tema-.

- Sí, aunque hacía bastante que no jugaba.

- Ah.

- ¿Tú sigues con el boxeo?

- Sí, claro, no podría dejarlo -termino con una risa floja para relajar el ambiente-.

- Qué bien, creía que al haberte mudado a París lo habrías dejado, por trabajo, universidad y demás -explica-.

- Sí que el trabajo me ocupa bastante tiempo y la universidad igual, pero cuatro horas a la semana me da para entrenar. ¿Tú sigues corriendo?

- Tampoco podría dejarlo -sonríe siguiéndome el rollo y terminando su taza de té- ¿no te tomas el té?

- Uy, perdona -digo cogiéndolo y bebiéndolo de un trago-.

En cuanto lo dejo en la mesa Sofía se ríe.

- ¿Me ayudas con la cena? -pregunta levantándose de mi lado y rozando mi mano a su paso-.

- Cl-claro. Pero, ¿no tenías que despertar a la niña?

- Mierda, es verdad -dice subiendo su mano a la frente porque no se ha acordado- voy a ello, ¿te importa ir sacando la bandeja del horno y el pescado del congelador?

- A ello voy -digo mientras entro en la cocina a la vez que ella sale y pasa demasiado cerca mío-.

- Perdona -se disculpa pasando su mano por mi cintura y escapándose rápidamente hacia el cuarto de la niña-.



- Aquí la traigo -dice acercándose lentamente con Aurora de su mano y entrando a la cocina donde yo estoy apoyada sobre la encimera-.

En cuanto las veo entrar me agacho para saludar a la pequeña, una niña vestida con un vestido rojo.

- Hola, Aurora -saludo abriéndole mis brazos para que venga hacia mí-.

Ella sonríe y se tapa la cara para tocar después mi pelo, acariciándolo lentamente y acercándose.

Yo la sonrío y la cojo en brazos, alzándola en volandas como si fuese un avión y provocando su risa.

Sofía nos mira detenidamente, con una sonrisa incapaz de desaparecer en su rostro.

Se acerca a nosotras una vez que la niña vuelve a mis brazos.

- Te presento a Aldara, una amiga de mamá -explica a la pequeña que está sobre mis brazos para después sonreírme a mí-.

Pasa por mi lado para colocar las cosas y comenzar a cocinar.

- ¿Te ayudo? -pregunto mientras pone aceite sobre la bandeja del horno-.

- Te lo agradecería. Puedes soltar a Aurora. Allí -señala un hueco del salón- hay juguetes, déjala en el salón, se entretendrá con ellos.

- Vale -asiento mientras vuelvo al salón para dejar a la pequeña con sus muñecas y coches-.

Cuando vuelvo a la cocina la veo colocando el pescado sobre la bandeja.

- ¿Qué necesitas?

- Saca de ese cajón la nata y una sartén.

Miro el cajón que me indica, que se encuentra a la altura de su cintura.

Yo suspiro y me dirijo al cajón.

- E-esto...

- ¿Sí?

- Muévete un poco, por favor.

- Perdona -dice agachándose a la vez que yo para coger a la vez la nata. Acabamos cogiéndola las dos a la vez y rozando nuestras manos-.

Yo la miro y me incorporo rápidamente, resoplando y apoyándome sobre la encimera.

- ¿Qué pasa?

- P...

Mi móvil comienza a sonar y a vibrar, haciendo que salte del susto y lo busque rápidamente en mi bolsillo.

- Diga -contesto-.

- ¿Dónde cojones estás? -pregunta Nerea al otro lado de la línea-.

- Relájate -digo alejándome un poco de Sofía- estoy tomando algo, no llegaré a cenar.

- Pues no estás con Aida, que la he llamado y está en el cine. ¿Sigues con esa?

- No sé a quién te refieres, y no tengo que darte explicaciones, ya hemos hablado y has decidido seguir enfadada conmigo.

Nerea resopla al otro lado y me dice:

- Haz lo que quieras, Aldara, es tu problema; solo llamaba porque tu madre no sabía dónde estabas y si cenabas en casa.

- Pues dile que no.

- Ya. Adiós -termina con un tono condescendiente y colgando-.

Guardo el móvil mientras vuelvo resoplando a la cocina, al lado de Sofía.

- ¿Qué pasaba? -dice removiendo una cosa que está puesta en el fuego-.

- Nerea -explico-.

- ¿Y? ¿Todo bien?

Me pienso si contarle lo que acaba de ocurrir o no.

- Es algo celosa, es todo, pero es buena chica.

- Entiendo -asiente mientras se gira y se coloca al lado mío, con la cintura apoyada en la encimera y los brazos cruzados sobre su pecho-.

- Es complicado.

- ¿La quieres, no? -pregunta-.

Respiro hondo y coloco ambas manos a los lados, rozando su mano.

Cuando voy a apartarla, ella la coge y la acerca de nuevo, enlazando sus dedos con los míos, como hace años que no hacía.

Mi cuerpo tiembla y respiro cada vez más fuerte, a la vez que hondo. Mi corazón está a punto de salirse del pecho y no sé qué decir ni hacer, hasta que noto como su cuerpo se acerca al mío.

Se acerca a mi oído lentamente e invade mi espacio personal.

- Relájate -susurra con su mano aún enlazada con la mía y acariciando mi pelo suavemente-.

Alcánzame las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora