- Joder, joder, ¡ah! ¡ah!... Mmmmm Nerea -grito a punto de llegar, con sus dedos dentro de mi coño-.
- Vamos, amor -susurra a mi oído para después bajar a mi cuello y besarlo sin reparo-.
Quince segundos después de susurrar eso me corro, apoyando el rostro en su hombro, cansada y sudada.
- ¿Mejor, amor?
Levanto la cara y sonrío tiernamente para después darle un tierno y lento beso en los labios.
- Te debo una -digo entre beso y beso-.
Bajo de la encimera y me inclino para darle un abrazo antes de dirigirme feliz hacia mi habitación para ducharme y cambiarme. Sí, resulta que debería ducharme otra vez después de esto...
Una vez que salgo de la ducha la canción deja de sonar repentinamente y la melodía de llamada retumba en todo el baño.
- ¿Sí? -contesto sin saber quién es. Vale, debería ver antes el nombre-.
- Aldara -responde al otro lado una voz suave y con un acento marcado-.
- ¿Sofía? Sí, dime.
- ¿Te queda mucho?
Entonces miro la hora en el móvil. Mierda y más mierda. Son las 9PM y ya debería estar recogiéndola en su casa.
- Mierda, perdona, llego tarde... como siempre. Es que... bueno es igual, en veinte minutos como mucho estoy allí.
- De acuerdo, tranquila -dice con una risa final, conociéndome a la perfección-.
- ¡Nerea! ¡Aida! -digo en busca de alguna de ellas, ya que Aida se pasa el día en mi casa y Nerea es raro que haya salido, sobre todo a estas horas de la noche-.
- Aquí, deja de gritar, exagerada -contesta Aida en otro grito, como si estuviese hablando en un tono de voz normal y fuese la más civilizada del mundo-.
- Ay, acabas con mi paciencia y mira que tengo mucha eh -respondo con una risa y siguiéndole el rollo a mi amiga, a la que conozco perfectamente- me voy, ¿vale?
- ¿Adónde?
- Mmmm, ¿en serio?
- ¡Ah, coño! Que has quedado "para ver el restaurante" -dice marcando las comillas con las manos- con Sofía...
- ¿No vas a dejarlo nunca, no?
- Mmmm, no creo, sinceramente -dice levantándose del sillón para acercarse a darme un beso y un abrazo enorme, a pesar de lo pequeña y baja que es- pasarlo bien anda-.
- Gracias cielo. Por cierto, no sé dónde está mi novia, avísala de que me he ido.
- ¿Dónde le digo que has ido?
- La verdad -contesto con sinceridad, no quiero mentir-.
Pienso si pulsar su contacto o pulsar la bocina del coche. Me decido por la última y dos minutos después aparece con un vestido azul por las rodillas, unos tacones y unas medias transparentes que dejan ver sus esbeltas piernas a la perfección. Se me cae la baba y cuando entra por la otra puerta, saluda como si no fuese preciosa.
- Buenas noches.
- Ho-hola -devuelvo el saludo tartamudeando de tal forma que parezco tonta-.
Su sonrisa me tranquiliza y antes de poder siquiera quitar el freno de mano, su mano roza la mía.
Dirijo la vista abajo y entonces ella sube la suya hacia mis ojos.
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Alcánzame las estrellas
RomanceLa continuación de: La astrónoma pelirroja. El reencuentro de una profesora y una alumna, Sofía y Aldara, que descubrieron que, si quieres a alguien de verdad, has de luchar y darlo todo. Después de unos años, Aldara vuelve con Aida, su mejor amiga...