Capítulo 16 parte 4

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Kageyama sorbió su nariz, su padre le pasó pañuelo desechables por lo que se acercó a él luego volvió a su trono.

- Hijo... la historia sigue, ¿quieres seguir escuchando? – preguntó acongojado.

- Sí papá.

- Como te iba diciendo, mi padre golpeó a mi hermano, mi madre se interpuso y le llegó un golpe, mi padre jamás había levantado la mano contra su familia pero siempre hay una primera vez para todo ¿no?... lo que siguió fue que agarró sus cosas, lo necesario, ropa, artículos personales y abandonó la casa, ¿dónde?, era totalmente una incógnita para nosotros. Mi madre por mientras esto sucedía atendía a mi hermano, yo veía apoyado en el marco de la puerta como desinfectaba sus heridas y ponía compresas frías sobre su rostro. Ellos no decían nada, yo quería respuestas pero no me atrevía a hablar. Mi padre no se despidió de nosotros, salió como un ladrón que se fuga en la oscuridad de la noche – aspiró y botó el humo con parsimonia -, luego fue difícil para nosotros sobrevivir, mi padre no mandaba el dinero suficiente pero por lo menos mandaba algo de dinero. Mi madre trabajaba todo el día hasta bien entrada la noche, hacía doble turno, mi querido hermano me cuidaba y aprendió a cocinar. Fue una época difícil, sobre todo para él que era mayor y se daba cuenta de lo sucedido. Un día me dijo que tenía que salir, me iba a dejar solo pero yo lloré porque no quería eso, prefería acompañarlo, me daba miedo la soledad, me sentía abandonado. Ese día fue fatídico, él iba a conversar con nuestro padre, fue al trabajo y lo esperó a la salida, me dijo que nos escondiéramos, yo estaba nervioso, creo que era mi sexto sentido que me avisaba que algo iba a ocurrir, ay hijo... lo que vimos me dejó traumatizado hasta el día de hoy. Mi padre estaba en una esquina, estaba oscuro ya que era invierno, recuerdo el vapor que salía de sus bocas, estaba con otro hombre, conversaban muy cariñosos, el otro hombre le hizo cariño a mi padre en su rostro, él sonrió... ¿cómo decirlo?... ahora me doy cuenta de que fue coquetamente, luego ambos se besaron en los labios, lo que me dejó tan sorprendido que no pude emitir sonido alguno, miré a mi hermano el cual tenía las manos apretadas, tiritaba de la ira, se le marcaban los músculos de la cara, la poca luz que le llegaba me dejó ver el rojo de su cara, su mirada era feroz, me heló la sangre, caminó derecho hacia nuestro padre, sin miedo, yo creo que sólo era odio lo que invadía su corazón, marcaba los pasos en el asfalto, yo me quedé parado observando en cámara lenta como golpeaba en el rostro a mi padre y luego arremetió contra el otro hombre que muy hábilmente lo neutralizó fácilmente, lo tenía sujeto de un brazo por la espalda, mi padre no respondió el golpe, se quedó estático agarrándose la cara con una mano – fumó de nuevo y botó la ceniza en el cenicero, quedaba poco del cigarro por lo que lo miró y luego lo apagó –, mi padre no dijo nada, sólo bajó la cabeza, mi hermano le gritó que cómo era posible que haya abandonado a su familia por un hombre, que se creía al hacer eso, que era un adefesio, luego le escupió el rostro y se zafó del agarre del otro personaje, yo me quedé detenido, mi corazón saltaba, golpeaba tan fuerte y rápido como nunca había sentido en toda mi corta vida, mis manos tiritaban incontrolablemente, se me secó la boca y mi respiración se hizo veloz, me asusté cuando esto me pasó, como te cuento era la primera vez que sentía tal cosa, escuchaba los latidos de mi corazón en mis oídos, pum, pum, pum cada vez más fuerte, grité, llamé a mi hermano, sentía que me iba a morir, me arrodillé, me dolieron las rodillas al golpear el suelo, me agaché y puse mi mano sobre mi corazón, quería que se calmara, quería que se detuviera pero no sucedía, ahora entiendo que como estaba tan nervioso eso mantenía ese estado. Mi hermano llegó corriendo y me abrazó, no sé si mi padre se habrá enterado de que estaba ahí, yo creo que sí porque pegué un grito bien fuerte – sostuvo el vaso desde la mesa y sorbió un poco de su trago que estaba diluido ya que los hielos se habían disuelto, por lo que no le quemó la garganta como al principio, hizo cara de asco y se paró para servirse más licor –, se diluyó – le dijo a Tobio que lo miraba extrañado – no bebo tanto sólo ahora para el valor.

- Padre, gracias por hablar conmigo – "ahora entiendo un poco su aversión hacia la gente homosexual... pero eso tampoco es excusa para que haya intentado pegarle a Hinata... pero igual lo entiendo... aunque eso no de la derecho... ay, estoy confundido".

- Hijo, la historia sigue... - se sentó nuevamente en su trono hogareño – ¿quieres seguir escuchando?.

- Sí padre – Tobio sintió la vibración de su teléfono en su bolsillo, no sabía si ignorarlo o pedir un tiempo a su padre, optó por lo primero, "debe ser Hinata, ya es bien tarde, debe haber terminado el entrenamiento".

- Está bien, te lo cuento todo mejor – suspiró antes de seguir –. Mi hermano me abrazó con fuerza, me decía que respirara calmadamente, me guiaba, inspira, expira me decía, yo acataba sus órdenes, y mi corazón volvió a funcionar como siempre, ya no sentía los latidos en mis oídos y mi respiración era lenta y regular. Ya calmado volvimos a la casa, mi madre había llegado, nos miró e inmediatamente nos abrazó, un brazo rodeando el cuello de cada uno. Nos preguntó dónde habíamos estado, nos dijo que tuvo miedo de que él nos hubiese llevado lejos, que nunca más saliéramos sin avisar, besó nuestra frente y mejillas. Yo miraba a mi hermano, su rostro era de una tristeza profunda, se debatía entre contarle o no a mi madre, era obvio que tenía una batalla interior, una guerra de pensamientos, debía tomar una decisión que le compete a un adulto, no a un adolescente, esta vez calló, al hacerlo yo entendí que también me debería guardar el secreto. Pasaban los días, y cada vez se hacía más difícil salir a flote, mi madre estaba muy cansada, adelgazó muchísimo, parecía un esqueleto, como esas modelos que sufren anorexia, pobre de ella... ufff y mi hermano cambió, ya no era mi dulce hermano mayor, a el que podía acudir si me pasaba algo, no, eso ya era imposible, se volvió un ser lleno de ira, buscaba peleas en la preparatoria, llegaba a casa todo moreteado, algunas veces incluso con el ojo tan hinchado que no lo podía abrir, al igual que un boxeador luego de unos cuantos round...

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Espero que no sean tan aburridos estos capítulos en que el padre de Tobio se disculpa con él y le explica el porqué de su actuar.

Volemos 2 (yaoi), [kagehina] [daisuga]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz