El abuelo Pet

162K 24.5K 25.1K
                                    


El abuelo Pet.

Emma.



25 de agosto, 2014.

Hannah y yo hacemos una mueca cuando probamos las galletas hechas por Alana, en este aspecto, Alana parece ser madre de Doug y no de Andrew. Es totalmente inadecuada para hornear.

— ¿Está tan mal? — nos pregunta, se gira hacia Evan, su esposo— ¿Está muy mal?

—No es precisamente las galletas más sabrosas que he probado en mi vida— es la respuesta diplomática de Evan Wood. Río sin ninguna intención de terminar de comer la galleta.

Cuando veía a Hannah y Carter o Alana y Evan ser tan unidos, amorosos y conectados, pensaba en cuánto me gustaría tener algo como eso, cuánto me hubiese gustado haber obtenido un poco de suerte para conseguir una relación así, claro, me alegraba mucho por ellos, porque son la prueba de que el amor si dura siempre y cuando tengas la voluntad de cuidar de esa caja de cristal tan frágil que no debe olvidarse. Ahora, es diferente.

Ahora tengo una relación que avanza a su propio paso, conozco un hombre que sin importar la edad me hace suspirar como si se tratase del primer amor, alguien que se preocupa por mí de la misma manera en la que yo lo hago por él. Alguien que me dice que me quiere y me desea las buenas noches.

Y me alegra que ese alguien sea Peter.

No podría desear a alguien más.

—Esa es una manera muy dulce de no admitir que estas galletas están realmente malas, te daré el crédito por ello, porque Carter simplemente hubiese tomado esta bandeja para esconderla y alejarse de ellas— informa Hannah riendo—. Lo siento Alana, pero tus cualidades para hornear siguen sin mejorar, seguro haces unos almuerzos divinos, pero los dulces no son lo tuyo.

—Bueno al menos lo intenté— se encoje de hombros y se da por vencida tomando la bandeja de galletas que yo traje.

—Siento pesar por Andrew y Ally que debieron comer tus intentos de repostería al crecer.

—Cuanta crueldad, amiga Hannah— bromea Alana.

—La honestidad siempre es buena en una amistad.

—Te dejo con tus amigas honestas, cielo— Evan besa rápidamente sus labios—. El trabajo espera. Si Andrew pasa por aquí, dile que lo que me pidió lo dejé en el cajón de la izquierda en la cochera.

—De acuerdo, ten cuidado—grita viéndolo irse—.Debes enseñarme a hacer estas galletas, Emma.

—Ya lo hemos intentado ¿Recuerdas?

—Juro que el horno me odia— se queja Alana—. Nunca lograré hacer las galletas perfectas.

—No digas eso delante de tu hijo, que te dará una charla sobre cómo superarte y no rendirte— le recuerda Hannah. No creo que nuestros hijos tengan idea sobre cómo a veces hacemos bromas a sus costas.

—Lo sé. Algo tipo «cariño, no puedo hacer unas galletas, me rindo» y entonces mi bebé responderá «mamá, nunca hay que darse por vencido. Tú puedes hacer esto, recuerda cuando...»

No puedo evitar reír ante su mal intento de la voz de Andrew.

»Y eso antes de que Ally suspire y me diga que no es tan difícil, que quizás no lo estoy intentando.

—Bueno, si fuera Dexter solo te diría que «jodidamente esa mierda no te está dandon un buen rato, son tus decisiones y tú decides si no quieres seguir»— Hannah rueda sus ojos—. Y Harry, bueno, Harry hablaría y hablaría.

Un Rey para Emma (BG.5 libro #3.6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora