Capítulo 11

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Dicen que la vida te da sorpresas buenas, pero a mi solo me manda cosas malas y negativas asi como por ejemplo la persona que estoy viendo justo en este momento. Sofía Brown, sé que somos de la misma compañía pero siempre que tiene oportunidad se empeña a destruir mis momentos de paz.

—No lo puedo creer, ¿____?  —dice caminando hasta a mi con una actitud muy confiada con la que la caracterizan. —Porque siempre te encuentro sola? acaso no tienes amigos?

—Por supuesto que los tengo, pero por lo menos yo no me acuesto con ellos, y aún todavía se pone peor ¿los que están casados o tienen pareja te pagan para que te acuestes con ellos?—suelto una pequeña risa.

—Eres un perra.

—No deberías ofenderte por lo que yo diga, pero eso solo demuestra que se te acabaron los argumentos y estoy en todo lo cierto y te digo algo? insultar dejaselo a las niñas ¿eh?

—Claro que no es cierto, solo te quería recordar lo que eres, pero sabes? Anoche escuché que tenías un nuevo caso y tu protegido no está nada mal, lo consideraré como una ofrenda de paz así como thomas, que ni siquiera duró mucho tiempo.

Aunque sé que Ross no sería capaz de fijarse incluso en ella, trago saliva forzadamente. —Él no es Thomas, pero realmente no sé por que pierdo el tiempo contigo, no me interesa lo que hagas con él o peor con tu vida.

—No sabes como disfrutaré estar con él cada noche.

Siento como mis uñas se encajan muy fuerte en el dorso de mi mano sin embargo no obtengo dolor en esa parte es como si la hubieran anestesiado o algo así.

—¿Que más se puede esperar de ti? Lo zorra jamás se quita.

—¿Que fue lo que dijiste? —tan rápido fue el dolor en mi mejilla que no me fije que que me había golpeado. Me había abofeteado.

—No me vuelvas a poner un dedo encima.

No pasaron más de tres segundos y ya tenía mis manos encima de ella, todo pensamiento coherente se desvaneció en el momento que Sofía mencionara al Lynch y no puedo controlarme a pesar del hecho de que me diera una bofetada el impulso corre por mis venas. Ambas tenemos el mismo nivel de entrenamiento sin embargo eso no es lo que importa ahora sino es la rabia y el resentimiento que no son muy buena compañía en estos momentos los que me acompañan en esta pelea.

Pero en un abrir y cerrar de ojos una multitud de personas se aglomera alrededor de nosotras con sus celulares dispuestos a grabar la riña, las luces de sus flashes se notaban, eso me hace perder la concentración y la estabilidad ofreciéndole una oportunidad a Sofía para que tomé las riendas de la pelea.

Sin embargo siento unas manos en mi cintura tratando de separarme del cabello de sofia pero ambas no eramos capaces de soltarnos. Hasta que noto un peculiar aroma que me hace reconocerlo.

Ross.

—¡Sacame las manos de encima! Aún no he acabado. —grito tratando de alcanzarla.

—Marie, por favor basta. —susurra en mi oído calmadamente.

—¡Tu eres la única zorra aquí! Entendiste?

—Esta...

—¡Paren ya! parecen un par de adolescentes. —interrumpe Ross poniéndose en el medio.

—Pero miren quién ha venido a salvar a la damisela en apuros.

—Claro que sí él es alguien que si me valora y me quiere de verdad, y tu no tienes nada esa es la diferencia entre las dos. —es lo último que digo antes de girarme un poco y robarle un beso a Ross, él sorprendido por mi atrevimiento igual me corresponde el beso.

Agente secreto [R.S.L]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora