Capítulo 23: Nada I

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Narrador.
Mansión Mukami.

Hikari Tanaka, es la novia sacrificada de la familia Sakamaki. Sería poco decir que los Mukami la castigaron, también sería mucho decir que Haruka salió impune. Después de un gran escarmiento, a los Sakamaki les llegó un cuerpo apenas vivo, con marcas y heridas que dejarían horribles cicatrices. La más pequeña de la casa estaba en el salón completamente sola, era de noche. Sus piernas estaban vendadas. Esta vez, Yuma no fue a ayudarla y ella misma tuvo que hacerlo. Cada vez que trataba de pararse, sentía como si le clavaran mil agujas en la piel. Sin mencionar su espalda, completamente llena de rasguños y heridas poco profundas.

Creí que tendría a alguien.

Había pasado un tiempo de la última vez que vió a Emiko o al niño. Hacía semanas, muchas semanas, que no oía su cajita de música. Tiempo en el que no había tenido su colgante en el pecho. A consecuencia de eso, hubo más ataques. El último fue cuando vio como sus hermanos dejaban a Hikari al borde de la muerte.

一Pobre, siempre tan sola...

一No tienes que estar sola nunca más.

Se sobresaltó, giró su cuello a todas direcciones. Su corazón comenzó a latir un poco más rápido de lo normal. ¿Qué había sido eso?
Cerró sus ojos. Estaba alucinando, no era nada más que una simple...

一Ven.

... ilusión.

一Te dije de que no habría forma, siempre tengo todo bajo mi control.

Los cerró con más fuerza Ruki le había hablado de esto, debía pensar en otra cosa, cantar, silbar, bailar, lo que sea para mantenerse distraida de todo lo que la atormentaba. Imaginó su vida. Su vida con cada uno de sus hermanos. Cómo pudo ser quizás su vida pasada, como...


Abrió sus ojos de golpe y se paró sin advertencia alguna. Todo en un mismo movimiento. Traía puesto un camisón de seda, uno manteca que Kou le obsequió. No sabía cómo, sus piernas ya no dolían sus sentidos se habían agudizado. Su mente estaba despierta y atenta. Sus cortos cabellos se movieron con el viento, el poco aire que entraba de los grandes ventanales.
Ahí estaba de vuelta. Su canción. Su dulce melodía. Se escuchaba tan real, tan cerca, tan familiar. Estaba convencida de que no podía ser una simple ilusión. Y si así era, no le importaría correr el riesgo.


一Vamos, ¡Justo aquí!

Comenzó a caminar. Caminar sin sentir o sin saber a dónde la llevaban sus pies. Estaba hipnotizada, la dulce sonata había atrapado su mente, cautivado sus sentimientos. Vagaba por la casa, arrastrando la planta de sus pies y esbozando una tonta y risueña sonrisa de la cual todos se preocuparían.

一Haruka, para.

一¿Es que no puedes entenderlo?

No se paró a pensar si estaba bien o mal, si debía parar o debía seguir. Ya había dejado de escuchar la mitad de las cosas que le decían. Todo para ella había sido tan rápido. Un día había llegado a la mansión y al otro una espía trataba de sacarle toda la información posible. No era consiente del peligro que corría. Todos sabían que los Sakamaki estaban buscándola.

一¡Detente!

Pestañeó un par de veces moviendo su cabeza levemente. Estaba en su habitación. Frente a la abierta ventana que daba a la parte trasera de la casa, justo junto al bosque. Volvió en su y no comprendió como llegó hasta ahí por si sola. Consideró ir a la habitación de Ruki por si algo pasara, era lo que usualmente hacía cuando ella...

Bloody Liars | [Diabolik Lovers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora