15. La Ceremonia

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Dos de las mujeres vestidas de blanco me sacaron de la habitación al sentir el poder de ambos Delphis por todo el lugar, mientras que otras dos se interpusieron en el camino de Rellian contra su padre y viceversa.

–¿Se encuentra bien? –me preguntó la más joven de las dos, dado que la otra parecía más mayor a pesar de que ambas parecían jóvenes, pero la mirada era lo que las distinguía.

Me senté en la cama, mientras que ella se colocó de cuclillas frente a mí.

–S... Si –balbucee mientras miraba hacia la puerta que daba hacia la habitación donde Rellian y su padre se encontraban.

El poder de ambos, la magia, ya no se sentía en el ambiente, pero aun así, me preocupaba de que ninguno de los dos saliera de allí.

–Nuestra Madre llevará al Príncipe y al Rey donde se realizará la ceremonia directamente –me dijo la única de las dos que parecía dignarse a hablarme, y tomó uno de mis brazos.

Lo extendió hacia ella y de dentro de uno de los bolsillos del vestido que llevaba, el cual no sabía que contaba con estos, sacó una cinta blanca, la cual utilizó para rodear la herida que llevaba en el brazo. Ni siquiera me había percatado de ella. Hizo una leve presión sobre la misma, y cuando la sacó, ya no había herida a la vista.

Mis ojos se abrieron de par en par del asombro.

–¿Cómo...? –intenté preguntar y la miré a los ojos.

Sus ojos café se encontraron con los míos.

–Soy una curandera –me dijo con una sonrisa dulce y amigable.

–Debemos llevar al Shirk ahora –habló la otra y me miró de forma despectiva, para luego volver su mirada a su compañera.

Odiaba enormemente que se dirigieran a mí por lo que era y no por quién era.

–Vale –suspiró, se levantó y me extendió una de sus manos, la cual tomé y me paré, mirando de reojo a su compañera, quien no parecía feliz por lo que había pasado.

Esta se fue una vez abrió la puerta, y la única que me acompañó hasta una puerta inmensa y de madera pintada de blanco, fue la única que parecía querer ser simpática conmigo.

–¿Estás listo? –me preguntó y me observó por última vez, antes de verme asentir y luego abrir las puertas, dejando a la vista una habitación más grande que en la que había estado minutos atrás y con lo que parecía un estanque donde uno se podía meter, dado que le agua allí era completamente transparente y brillante.

Velas recorrían tres de los cuatro bordes de este, y plantas silvestres decoraban todo a su alrededor, tanto de color verde, como de otros, llamativos y que le daban vida a aquel lugar que no parecía querer salir del blanco brillante, pero muerto.

Cuatro mujeres se encontraban paradas en las puntas del mismo y me miraron cuando entré. La Delphis que me había llevado hasta allí, luego de darme un apretón de manos y dejarme algo en ellas, se colocó en uno de los costados, al igual que otras cinco se encontraban allí ya esperando.

La puerta detrás de mí se volvió a abrir, dejando a la vista a Rellian y a una mujer de cabellos blancos, pero facciones jóvenes y hermosas. Parecía inmerso en sus propios pensamientos, cuando sus ojos verdes se encontraron con los míos y una leve sonrisa adornó sus labios.

Se colocó a mi lado, vestido exactamente igual a mí, mientras que la mujer pasó por uno de mis costados, y se dirigió hacia el estanque.

–¿Tomaste lo que te he dado? –me preguntó y yo lo miré.

Una lágrima entre fuego y ceniza [TERMINADA] Primera parte de una BilogíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora