17. Antes de llevar a cabo el final de la Ceremonia

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Especial Rellian

Había desobedecido las órdenes de las Damas Blancas, aquellas que siempre realizaban los rituales de Purificación tanto de Alma, como de Cuerpo de los míos y de quienes estaban destinados a llevar los hijos nuestros, Lucis, entre ellos.

Me había opuesto a ello y cuando mi padre intervino para que él hiciera la prueba, más que ceremonia, tuve que contenerme a no asesinarlo en aquel mismo instante. Debía de acatar todo lo que él dijera, y sabía lo que diría si me oponía. Siempre decía lo mismo.

Al verlo con Lucis fue la gota que colmó el vaso, y estaba a punto de pedir El Duelo, pero Sophira ingresó justo luego de que se llevaron a Lucis y logró calmarme.

La verdad que la presencia de Sophira era lo que solía calmar el ansia, la necesidad de querer acabar con la vida de mi padre. Pero sabía las consecuencias y en aquel momento sabía que debía de mantener la cabeza fría para que Lucis no tuviera ningún problema. El problema estaba en que mi padre, era el más peligroso y al cual, en la posición en que me encontraba, no podía hacerle frente.

Pero aquello era algo que sabía desde el momento en que no quise pronunciar aquellas palabras una vez derrotado mi hermano y debía de vivir con ello toda mi vida.

Las Damas Blancas me habían gritado que debía de salir de las aguas mientras se llevaba a cabo el Ritual sobre Lucis, quien quedó inconsciente y apenas respiraba. Revivir aquello sabía que había sido un golpe bajo para él, y lo sería más aún, si sabía lo que vendría luego, pero aquello pasaría si vivía de aquello y dado que parecía no lograr hacerlo, tuve que intervenir, aun llevándome a las Damas Blancas por delante.

–¡DEBE DEJARLO PRINCIPE! –me gritó la más antigua de las de allí, pero aun así, tomé a Lucis entre mis brazos y lo levanté de las aguas, dejando por concluida aquella ridícula transición que se debía de llevar a cabo –¡PRINCIPE! –volvió a gritarme cuando le di la espalda y colocó una de sus manos sobre uno de mis brazos que sostenía a Lucis.

Sin siquiera pensarlo, giré mi rostro para ver cómo este se contraía por el dolor y la muerte inminente que le llegó una vez que una de las ramas de mi Magia traspasó su abdomen.

Giré mi rostro, impasible y miré a las demás que quedaban allí.

–Nadie volverá a tocarle un solo pelo y esta ceremonia termina aquí ¿lo han entendido?

Nadie dijo nada, pero sabía que aceptaban los términos, dado que las Damas Blancas eran mucho más débiles que mis poderes. Tranquilamente podría acabar con la vida de aquellas Delphis sin gastar siquiera un cuarto del poder que aún tenía, dado que las Damas Blancas, cuando decidían unirse a su logia, dejaban atrás no solo su vida y se mantenían castas, sino que tambien dejaban atrás su Magia, pero no la Eternidad.

Salí de aquella habitación y me llevé a Lucis fuera del aquel inmenso lugar, hasta llegar a su carruaje, donde Bistros fue a llamar a su cochero, Tranis, quien apareció a los pocos minutos, agitado y extrañado. Preguntó qué había sucedido, pero no tenía tiempo de contestar aquellas preguntas, así que solo le ordené irse de allí y llevárselo con él. Bistros y Naias fueron con él de escoltas, dado que eran los mejores de los de mi guardia y Esvi iba dentro controlando su salud y estado dado que era el único curador que tenía entre los de más confianza.

–¿Qué harás ahora? –me preguntó Vespyr colocándose a mi lado, al igual que lo hizo Kitara, las únicas dos que quedaban de mi guardia.

La miré de reojo.

–Quédense aparte de esto –fue lo único que les dije antes de volver dentro del Palacio Blanco.

Habían ido Nobles y Príncipes y Reyes allí, al igual que sabía que Sophira se encontraba dentro. Cada uno a hacer lo que debían de hacer. Las Damas Blancas no pasarían por alto la muerte de la Madre Blanca y lo sabía, así que la única opción que quedaba era que no la recordaran. Y aunque me llevara más Magia de la que hubiese usado para asesinarlas, sabía que no podía hacerlo, a pesar de que una parte dentro de mí, que poco a poco parecía crecer y crecer, me ordenaba que las asesinara y así acabara con toda aquella ridiculez.

Una lágrima entre fuego y ceniza [TERMINADA] Primera parte de una BilogíaWhere stories live. Discover now