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3. Un sueño.

3.

Harry comenzó a ir a un psicólogo, sólo porque su madre dijo que era lo mejor y que eso podría ayudarlo.

No término bien, porque el psicólogo dijo que Harry era un chico absolutamente normal. Su madre siempre le decía a Harry que debía hacer amigos, que la vida no era linda estando solo. Pero él estaba muy ocupado perdido en su soledad que no le hacía caso.

Su último amigo fue a los 10 años y ese amigo término golpeándole por un estúpido partido de fútbol. No era la culpa de Harry, él a veces podía llegar a ser torpe. Demasiado.

Pero cuando dibujaba era todo un maestro, cuando tocaba la guitarra era muy ágil y cuando escribía algo jamás titubeaba. Y esas cosas lo hacía solo, porque para dibujar, o escribir e incluso tocar una guitarra no necesitas a nadie más. Y eso para él estaba bien.
Algunas veces Harry intentó hablar con los demás, pero simplemente terminaba siendo cobarde y se iba a dibujar solo en las clases que se encontraban vacías.

La madre de Carly era hermosa; flaca y hermosa. Y Carly de verdad quería ser como ella. Una vez, luego de sentirse culpable por comer, se fue al baño e intento vomitar todo.

No funciono, sólo término con los ojos llenos de lágrimas y sintiéndose mucho más culpable. Su madre decía que Carly era hermosa, que no tenía que preocuparse por lo que los demás dijeran. En cuanto a su padre, él estaba muy ocupado queriendo el divorcio como para hacerle caso a su única hija.
Carly no tenía hermanos, solo un pequeño gato llamado butter, que dormía la mayoría del tiempo.
Carly, aún con 15 años jamás dio un beso a nadie. Y no es nada sorprendente, siempre soñó con su primer beso. No pensaba en príncipes azules, o en calientes actores.

Carly se imaginaba al callado chico de su clase de Artes. Harry, un nombre corto y fácil de recordar. Imaginaba que él unía sus labios dulcemente con los de ella. Pero el sueño siempre terminó siendo sólo eso.

Un sueño.