No se atrevan

148 11 3
                                    

Cuando el teléfono sonó en la sala, Dinah contestó automáti­camente. Las primeras frases que escuchó la confundieron, hasta que reconoció el nombre del hombre, sintiendo un pequeño escalofrío. Era el abogado respondiendo a la carta que había enviado menos de una semana atrás.

— Perdone, ¿podría repetirlo?

—Le confirmo que, como usted se temía, su madre falleció hace algu­nos años —le dijo el abogado midiendo las palabras—. Pero también tengo buenas noticias para usted. Tiene parientes por parte de su madre...

—Ya conozco a todos mis parientes —la decepción se apoderó de Dinah porque, aunque suponía que su madre había muerto, conservaba algo de esperanza.

—¿Sabía usted que el matrimonio de su madre con Gordon Hansen no fue su único matrimonio? Cuando tenía diecinueve años su madre se casó, y la unión también terminó en divorcio.

—¿Esta seguro de eso? —Dinah se quedó paralizada.

—Durante ese matrimonio, y una relación posterior a ese, su madre tuvo descendencia... en ambos.

—¿ Como dice? —preguntó Dinah con un grito ahogado.

Y me han pedido que le diga que usted tiene dos hermanas mayores. La han estado buscando durante años y están deseando conocerla.

A Dinah casi se le cae el teléfono de las manos

— Sus hermanas prefieren que el asunto sea privado y confidencial y debo pedirle que sea discreta.

—Aja —Dinah asintió con la cabeza como, una marioneta. Su cerebro no era capaz de procesar la información, y el hecho de que ese hombre que estaba al otro lado de la línea hablara como si fuera lo más normal del mundo tampoco la ayudaba.

—En el aeropuerto la espera un boleto abierto para volar a Miami. Por favor, llámeme cuando esté dispuesta a viajar. A la llegada al­guien la esperará y la llevará al hotel dónde sus hermanas desean que sea el primer, encuentro.

¿Hermanas? ¿Su madre se había casado con otro hombre aparte de Gordon Hansen? Y además también había vivido con otro hombre y de esas uniones  habían nacido dos niñas... Pero si eso era verdad, ¿dónde habían estado esas niñas durante toda su vida, especialmente durante sus primeros años?

Quería hacer muchas preguntas, pero el abogado la interrumpió ama­blemente diciendo que sus hermanas preferirían darle todos los detalles perso­nales cuando se conocieran. Ella anotó su número de teléfono y dejó que col­gara antes de reunir el suficiente valor para volver a llamarlo y decirle que vola­ría a Miami aI día siguiente.

¿Dos... hermanas? Hermanas de su propia sangre... Dinah se sentía tremendamente emocionada. Durante toda su vida se había sentido muy sola, aun rodeada de los Hansen, aun viviendo con sus abuelos, que habitaban en un mundo de irrealidad. Dos hermanas mayores la habían estado buscando du­rante años, pensó Dinah sintiéndose extraordinariamente importante.

Todavía pensando en la buena noticia, Dinah se dirigió a la biblioteca antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo. ¿Por qué estaba pensando en contárselo a Lauren? ¿Por qué había tenido la reacción instintiva de ir a buscarla? Avergonzada, se detuvo. Había sido muy afortunada al saber que tenía dos hermanas justo en ese momento en que ella estaba desesperada por la compañía de otras personas que no fueran Lauren.

Llamó a Alex y cuando estaba a punto de compartir con él el nuevo descubrimiento recordó que sus hermanas querían que fuera discreta. Su her­manastro parecía muy preocupado. Hizo un esfuerzo por parecer alegre cuando ella le dijo que lo iba a visitar, pero en realidad estaba muy desanimado.

Fallen Angel (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora