Capítulo 3 - EN MIL PEDAZOS

1.9K 76 10
                                    


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


EN MIL PEDAZOS


Cuando estaba vistiéndome para venir aquí no me esperaba ni en un millón de años que me encontraría con esta escena que estaba viendo. Mis ojos se cristalizaron y mis lágrimas pedían a gritos salir. No me esperaba para nada esto y la verdad, la verdad era que dolía mucho.

Blas... Blas se estaba besando con una chica, una chica que ni siquiera conocía ni sabía de su existencia. Seguía parada allí, quieta mirando cómo se besan, aunque más bien se están comiendo a besos. Entonces se separan y Blas me ve.

—Oh aquí estás —me dice sonriendo mientras se levanta de la silla—. Ven quiero presentarte a alguien —me sigue hablando mientras me ofrece el asiento vacío que hay en la mesa—. María ella es Anne —me presenta a la chica—, mi novia —termina de decir sonriendo.

En cuanto suelta esas palabras, en cuanto me dice que esa chica es su novia mi corazón se rompe en mil pedazos. Nunca, nunca pensé que llegaría este momento, que algún día lo viviría. Ese momento en el que Blas me dijera que tenía novia. Una novia de la que nunca me había hablado.

—Anne, ella es María —nos sigue presentando Blas—, mi mejor amiga —termina de decir.

—Encantada María —me saluda—. Blas me ha hablado mucho de ti —me sigue diciendo—. Espero que seamos grandes amigas —sonríe.

Mis piernas no me responden, me he quedado estática y sin palabras. No podía responderla así que lo único que fui capaz de hacer fue sonreír. Aunque mostré la sonrisa más fingida de toda mi vida.

Pero claro, ahora que lo pienso. ¿Cómo se iba a fijar Blas en mí? ¿Cómo? Si esta chica era espectacular, era preciosa. Su estatura era normal con un cuerpo de infarto. Su pelo era liso y largo, y sus ojos... eran espectaculares. Ella era sin lugar a dudas mucho más guapa que yo. Normal que se hubiera fijado en ella.

¿Y eso cómo me dejaba a mí? Pues sintiéndome como una mierda y no pintaba absolutamente nada aquí, no tenía sentido que estuviera aquí. ¿Por qué tuve que venir? ¿Por qué?

—Quería que la conocieras porque para mí ella es muy importante —comienza a explicarse Blas tras ver que no decía ninguna palabra—, y como eres mi mejor amiga... —sigue hablando—, quería que lo supieras —termina de explicarme.

¿Ahora? ¿Ahora quería que nos conociéramos? ¿Cuánto tiempo llevarían juntos? Ni siquiera ha sido capaz de decirme nada. Ahora lo único que quería hacer era marcharme de allí. No lo aguantaba más.

—Lo siento mucho Blas —consigo decir por fin—, no me encuentro muy bien —le digo una media verdad ya que no soportaba estar más en este sitio—. Me voy a casa —sigo hablando mientras me levanto de la silla—. Pásatelo bien— termino de decir mientras me giro para marcharme.

—Vale —me contesta Blas levantándose también de la mesa— ¿Quieres que te acompañe? —me pregunta sosteniendo mi brazo para pararme y que le mire.

—No hace falta cariño —habla ahora Anne mientras quita la mano de Blas de mi brazo— ¿No ves que está bien? —hace que la mire—. Anda quédate conmigo —le pide con un puchero.

Entonces ella se acerca a Blas y lo besa con ganas, cómo si me lo estuviera restregando por la cara. Pero yo no puedo más, así que salgo corriendo de allí, mientras mis lágrimas comienzan a surcar mi cara y viendo como Blas se da cuenta de que me voy.

—¡María espera! —grita Blas detrás de mí, sabiendo así que él me ha seguido.

Pero no paro y sigo corriendo, lo dejo allí parado. No miro hacia atrás, no lo hago y sigo corriendo hasta llegar a casa. Al llegar abro la puerta como puedo ya que las manos me tiemblan por los lloros.

—Hola cariño —me saluda mi madre—. ¿Cariño estás bien? —me pregunta al verme—. ¿No estabas con Blas? —vuelve a preguntarme extrañada supongo por verme tan pronto en casa.

—No me pasa nada mamá —le respondo a la primera pregunta intentando evitar que me viera la cara y descubriese que estaba llorando—. Y a lo segundo sí, estaba con él pero no me encontraba bien así que decidí volver a casa —explico—. Se quedó con su novia allí —termino de decir mientras me dirijo a mi habitación.

—¿Novia? —pregunta mi madre sorprendida—. Ohhh cariño... —me dice ahora entendiendo todo—. Lo siento tanto... —me dice mientras se acerca a mí para intentar abrazarme.

—No importa mamá —respondo mientras me separo de ella evitando que me toque—. Ahora solo necesito quedarme sola por favor —le pido y ella asiente comprensiva.

Entro en la habitación y cierro la puerta para por fin tirarme a la cama a llorar desconsoladamente.

Los minutos pasan haciéndose eternos cuando mi móvil comienza a sonar. Lo busco y cuando lo encuentro miro en la pantalla. Era Blas quién me llama pero decido no cogerlo, es más, lo vuelvo a dejar tirado por la cama hasta que deja sonar. Pero la cosa no queda ahí, Blas sigue insistiendo, no deja de llamarme, ni siquiera sé cuántas veces lo hace, por lo menos unas 20.

—María cariño —me dice mi madre entrando en la habitación—. Blas está al teléfono —me explica— ¿Qué le digo? —me pregunta.

—No lo sé mamá —respondo sinceramente—, invéntate lo que sea pero no quiero hablar con él —termino de decir para después abrazarme a la almohada y seguir llorando.

—De acuerdo cariño —me dice.

Mi madre cierra la puerta y yo me quedo en la misma postura. Intento tranquilizarme, dejar de llorar e intentar pensar con un poco de claridad, pero el dolor que siento es tan grande que no puedo. Solo pienso en Blas besándose con... con su novia y mi corazón sigue partiéndose en mil pedazos.

Al cabo de un par de minutos el sonido de mi móvil me saca de mis pensamientos. Lo miro y es un mensaje de nada más y nada menos que de Blas. Lo desbloqueo y entro para leer lo que me ha escrito.


"Sé que estás ahí María y no sé porqué no quieres hablar conmigo. ¿He hecho algo mal? Tampoco sé porqué te marchaste así tan de repente del bar. Para mí era muy importante esta noche, quería que conocieras a Anne pero te fuiste. Por favor, dime qué te pasa. No soporto que esté así, sobre todo sabiendo que la culpa es mía. Por favor María, respóndeme".


Termino de leer el mensaje y mis ganas de llorar aumentan, aunque esta vez decidí reprimirlas, no dejarlas salir.

¿Cómo había podido ser tan estúpida? ¿Cómo he podido pensar alguna ve que Blas se podría fijar en mí? Yo no soy nada, no soy tan guapa comparada con ella. ¡Seré estúpida! Solo podría pasarme esto a mí.

Con esos pensamientos paso toda la noche hasta que mis ojos se cierran. Llorando y maldiciéndome a mí misma por haberme enamorado de mi mejor amigo y de alguien inalcanzable para mí.


Me despierto, abro los ojos y es entonces cuando tengo las cosas claras. Blas... 









Hola!!

Espero que os haya gustado y también espero vuestros comentarios y votos.

Gracias por leer.

Besos, María.

Un amor de verano || Auryn || Blas √Where stories live. Discover now