Canciones de Amor Para un Lobo™ [Sterek FanFiction]

8.- Crucifijos y Blasfemias

[¡Buenas noches! Agradezco mucho a todos aquellos que han votado y comentado mi novela. ¡De verdad que me encanta leerles! Y pues, bueno, esa asquerosidad de vídeo que ven arriba fue editado por mí, y esa sería la "voz" de Stiles cantando x3 sólo para darle un poco más de "realismo" a esto. (Recuerden no reproducir hasta que se mencione en la historia, ah) Por cierto, el Booktrailer del FanFiction está a punto de salir del horno, espero poder publicarlo pronto c;
Sin más que agregar, ¡a leer!
Un fuerte abrazo a todos]

Lydia bajó del auto de Isaac con un aire cargado de temor. Miraba fijamente la casa de Gerard y su instinto Banshee se alertó demasiado. Lograba sentir vibraciones en los huesos, no precisamente positivo. Isaac activó el seguro de su auto y caminó hasta postularse  al lado de Lydia. Ésta no dejaba de mirar la casa detenidamente.

—¿Estás segura de hacer esto? —preguntó Isaac con delicadeza.

—Sí, ya te había dicho —responde la chica. Ni siquiera parpadeaba.

—¿Sientes algo?

—Isaac... No soy una antena de radio de lo paranormal —soltó Lydia secamente.

—Creí que de eso se trataba una Banshee...

—Ah... Sí... —Lydia negó con la cabeza y miró al chico—. Lo siento. Hay algo en esa casa, sí... Lo puedo sentir... Vibra en mis huesos.

—¿Sientes vibraciones? —se notaba la curiosidad en Isaac.

Ella comenzó a caminar hacia la puerta. Isaac la siguió.

—Es como una advertencia... Hay algo en esa casa, y no es bueno.

Tocaron la puerta, y la madre de Gerard abrió al par de minutos. Se veía desgastada, muy temerosa. Tenía un rosario en la mano derecha, misma que temblaba como una maraca.

Primero miró a Lydia, luego a Isaac.

—Tú otra vez... —miró a todos lados, como esperando ver a alguien más.

—Esta vez no vinieron los otros —dijo Isaac—, solo nosotros dos. Ella puede ayudar.

Lydia miró a Isaac atrapándolo en una mentira, y ella sintió un arrebato de darle una cachetada, pero no lo hizo. No estaban ahí para ayudar al chico, sino para buscar la manera de salvar a Stiles. La madre miró a Lydia y sus ojos se llenaron de lágrimas. Fue cuando los dejaron pasar. Lydia sintió un pinchazo de culpa en el pecho.

Mientras Lydia andaba más dentro de la casa, sentía las pulsaciones en los huesos cada vez más fuerte, y su grito de Banshee amenazaba con salir, pero lo reprimió. No quería asustar a la mujer.

—Ha empeorado desde que vinieron ayer —la madre temblaba mucho, y no dejaba de llorar—. Habla lenguas extrañas, las balbucea. Y lo atrapé tomando actitudes blasfémicas ante la figura de la virgen de Guadalupe... —la mujer gimoteó—. Se tocaba delante de su imagen. Tuve que retirar a mi Morena de ahí. Ya vino un sacerdote a verlo, pero no quiere hacerle un exorcismo... Dice que no tiene permisocielo hacerlo...