Uniforme Y Una Uva Pasa

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"Amigos y ¿Celos demoniacos?"

Choque con alguien demasiado alto, cuando logre visualizar la cabellera rubia y los ojos verdes, le sonreí a Nick. Lo abrace y le sugerí que entrara a mi casa. El acepto gustoso, por alguna razón sentía una mirada clavada en mi persona, me gire para encontrarme con Ciel sentado en una silla del comedor bebiendo té ¿en qué momento lo preparo Sebastián?

—Jummp, ¿Por qué siento que los he visto en algún lado? —dijo sosteniendo su mentón.

Oh mierda, cierto que Nick vio todo Kuroshitsuji conmigo cuando teníamos doce años, claro que después él dijo que no volvería a ver ese anime porque lo decepciono el final, y que mis gritos fangilr por Ciel y Sebastián lo asustaban. Estos dos lo miraban con cierta curiosidad.

—Ah, así los presento. Él es... Ciel y él es su primo Sebastián. —dije sonriéndole, el los miro extrañado por lo que yo seguí hablando. —Chicos él es Nicolás mi mejor amigo.

—Hola~—los saludo perezosamente, mientras tomaba asiento junto al conde mal humorado. —vine a traerte, la tarea, por cierto ¿sabías que ya le consiguieron reemplazo a la uva pasa?

— ¿uh? Así, solo espero que no sea un fastidio. —dije refiriéndome a Sebastián, el cual al notar que era nombrado indirectamente también se sentó junto a nosotros.

—Vamos a darle una excelente bienvenida, a él y al chico nuevo. —Oh esto va estar bueno.

En mi instituto nos notifica u avisan cuando un alumno nuevo va ingresar, para que estemos preparados para ayudarle, por eso los cupos en mi colegio son tan escasos. Le sonreí a mi mejor amigo, pero por alguna razón Ciel jalo mi silla hacia él, alejándome de Nick ya que yo me había sentado en medio de los dos.

—Bien, si no es más. Te puedes retirar. —dijo de manera cortante, a lo que yo lo mire con enojo.

Lo peor es que en vez de ser defendida por mi caballero de ojos rojos, esté solo abrió la puerta principal dándole a entender a Nick que se largara por lar buenas. Este no es él Sebastián que yo conozco. Los mire a los dos repetidas veces, dudando de que lo que mis ojos veían era real. Solté un largo y cansado suspiro.

—Demonios odiosos, ojala Dios los bendiga. —por fin pude ofenderlo "me siento Ezpehsial" bueno a ponernos serios pues.

—Ojala un demonio se enamore de ti. —Oh justo en mi corazón, maldito imbécil.

Si se supone que me sienta ofendida, pues se jodio, porque precisamente eso es lo que más deseo, pero como sé que es un maldito bipolar sin sentimientos; es obvio que eso nunca va a pasar. El tiempo se pasa volando cuando estoy con esté par, ya son casi las cinco de la tarde y sigo en pijama, aunque bueno no me importa igual no pienso salir de la casa.

—Si como sea, dile a tu mayordomo que mejor te consiga el uniforme de mi instituto. —Dije soltando un gran bostezo.

—Ya me encargue de eso. Ayer mientras le coqueteaba a la señorita de la tienda, ella muy amablemente se ofreció a ayudarme con el uniforme. —Respondió Sebastián restándole importancia.

—Ósea, que ¿mientras nosotros comprábamos ropa, tú le conseguiste el uniforme a Ciel? —Dije algo confundida, el solo se encogió de hombros en señal positiva. — ¿No abras quedado en mi clase o sí? —le pregunte esta vez a Ciel, quien me sonrió.

—Interpreta mi silencio. —Hablo caminando hacia su (mi) habitación, con el mayordomo siguiéndolo.

Tengo mucho sueño, pero no quiero dormir en la sala ¿Qué porque no duermo en una de las habitaciones de arriba? La respuesta es simple: no pienso dormir en la misma cama donde mi madre y mi padrastro tienen sexo, y mucho menos quiero poner un solo pie en la habitación de mi hermanastro, ya que corro el riesgo de que se me pegue lo retrasado, además de que ya le dije a Ciel que podía dormir arriba, pero esté solo se negó.

Escucho una pequeña risa proveniente de mi habitación, donde veo a un conde semidesnudo, siendo tapado solo por una camisa esqueleto blanca y unos bóxer con detalles azules.

— ¿De qué te ríes? Imbécil. —pregunte caminando hacia él, para después sentarme en el extremo contrario donde esta Ciel acostado.

—De tu cara. —respondió con simpleza, hice un pequeño puchero tratando de parecer enojada, pero fue totalmente inútil.

—Tch, debes sentirte muy bien, después de todo es en mi cama donde duermes. —dije algo de gracia. —mientras que yo tengo que sufrir de tortícolis en el cuello por dormir en el mueble. —finalice dramáticamente.

Él se quedó unos momentos en silencio, observándome. Sebastián, se había ido quien sabe a dónde. Ciel cerro de golpee el libro que estaba leyendo, trague saliva al verlo incorporarse. Me miró fijamente. Sentí un calor subir a mis mejillas, pero no soy cobarde así que mantuve mis ojos fijos en esos hermosos zafiros eléctricos, que me vuelven loca. Inconscientemente muerdo mis labios, quiero besarle. Soñé con hacerlo desde la primera vez que lo vi a mis doce años, solo que yo si besaba la pantalla de mi computadora.

—<<Duerme conmigo>>—dijo en un susurro apenas audible, lo cual hizo que mi piel se erizara.

Me levante de golpe de la cama, sonriendo tontamente llena de nervios, los cuales carcomían cada parte de mi ser, en especial mi pecho. Esas palabras solo hicieron que mi corazón latiera demasiado rapido, estoy segura de que me va dar un infarto y moriré. Solté un suspiro, me mire en el espejo, aun traía mi pijama (que tome prestada de Lauren) de dos piezas, con dibujos de doritos.

—Esta b-bien s-su-supongo. —Oh demonios sueno como esas niñas de quince años enamoradas, cuando su crush les habla. Aunque bueno es casi lo mismo.

—Sebastián, lárgate. — ¿Ahre? ¿Dónde está...? El muy araña estaba escondido en una de las sombras de la habitación.

—Como ordene. —Dicho esto marcho dejándonos solos. Tímidamente me acomode junto a Ciel, como extrañaba mi hermosa camita.

Las luces se pagan, pero yo soy incapaz de quedarme dormida. Esos ojos azules me observan con detenimiento, me ponen nerviosa, me quiero morir. Mis ojos tienen ese mismo color, pero no es lo mismo. Su aliento huele a vainilla, no tengo idea del porqué, solo sé que tiene un aroma delicioso, el cual embriaga todo mi ser, pero ¡no! No puedo palidecer y dejarme llevar.

Cierro mis ojos por fin, quedando profunda y plácidamente dormida...

Hay algo que me incomoda, sí. Es la luz del sol filtrándose por las cortinas, maldito mayordomo ojala nunca pueda comer un alma y muera por negligencia, eso sería demasiado divertido. Estiro mis brazos perezosamente, miro el reloj 06:45 me levanto, me baño y finalmente me pongo mi odioso uniforme, ahora que lo pienso, no he visto ni a Ciel, ni a Sebastián en toda la mañana. Paso al comedor y vaya sorpresa, ya hay comida servida y aparte de eso, Ciel esta vestido y arreglado.

— ¿Cómo dormiste? —me pregunta sacándome de una alucinación demasiado indecente que tenía en ese momento.

—con los ojos cerrados y acostada. —dije sonriendo, dándole una bebida a mi chocolate con malvaviscos.

~MariFerLol~

 『 ᴛʜᴇ ʙᴏᴏᴋ ᴏғ ʀɪᴅɪᴄᴜʟᴏᴜsɴᴇss. 』➸『 ᴋᴜʀᴏsʜɪᴛsᴜᴊɪ 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora