Carta #45

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Si me pusiera a escribir todo lo que dije, me tomaría muchas cartas, y no quiero que se me acabe el cuaderno así de rápido.

Le grité, grité mucho, pero el no parecía molesto. No se inmutaba, eso me molestaba más. Luego comencé a llorar, pero sin escándalo, las lágrimas bajaban solas y rápido, de forma silenciosa y discreta, cuando comencé a llorar no me abrazó, sino intentó distraerme.

Me mostró su primer dibujo, era de unas manos con una pluma escribiendo, las manos estaban definidas con cada trazo de lápiz, Giovanni tenía talento.

Hubo otro de un callejón culinario en Italia, los locales eran pequeños y curiosos, los letreros estaban en italiano, y todo parecía una fotografía hecha a lápiz.

Hubo otro que eran estrellas, un cielo nocturno que fácilmente hubiera pasado por obra maestra ante los ojos de un astrólogo.

También me dibujaba a mí ocasionalmente, yo escribiendo, o mis ojos o mis manos, o un retrato entero.

A ti te sonará común, pero te juro Mocha, que los dibujos en persona son algo más, lo notas al instante, hay emociones en los trazos, memorias y experiencias. Los dibujos de Giovanni transmitían como veía el mundo. Los dibujos de Giovanni eran su escape.

Yo escribía un mundo con mis reglas. El dibujaba otra dimensión vista a travez de sus ojos.

Limpió la última lágrima que caía por mi mejilla, y yo me acerqué a él.

Creo que, a final de cuentas, si quería que Giovanni me entendiera.

Cartas de una Introvertida.Where stories live. Discover now