Andrés.

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Todo era un caos últimamente. Mi cuerpo se negaba a levantarse de la que antes fue la cama de Ángel, había estado muy mal estos últimos días. No dormia lo que una persona normal debe dormir, mi alimentación se resumía a: Sopas instantáneas y en el mejor de los casos frutas. Como era de esperarse mis padres nisiquiera se habían dignado a preguntar que demonios le pasaba a su hija menor. Me estremeci levemente... Era irónico; la vida te puede cambiar de un momento a otro, o al menos ese era mi castigo por haber jugado a la chica de los dos bandos, un angel y un demonio, allí aplicaba la ley de igual magnitud porque todo esto conllevó a un caos. Uno muy grande... Donde la única responsable fui yo.

Por favor vuelve... —Le hable a la nada, en un intento fallido de que el viento lleve mis palabras hasta él.

Tenía más o menos una semana de no ir al Instituto. No estaba lista para ver caras que denotaban lastima, odio y burla hacia mi persona. Porque estaba cien por siento segura de que ya todos se habían enterado de que el Casanova y yo habíamos terminado nuestra pequeña historia de amor... Y claro está, que no fue de la mejor  forma.

Por último estaba el más importante de mis problemas. Andres, había llegado hace un día. Me sentía más sensible que un bebé, no podía nisiquiera ver mi figura en el espejo porque rompía a llorar. Patético, lo sé. Intente llamar a Jonatan, hacerlo mi base de control. Pero él no respondió a ninguna de mis llamadas, me sentía tan sola, débil e impotente. Lo peor de todo esque yo me busque lo que ahora me estaba pasando. Mi parte sensata debía  estar tan avergonzada de mí que procuró no pensar mucho. Dolía, todo esto dolía. Muy en el fondo siento que perder a alguien que muere es más fácil de sobrellevar, porque al aceptar la muerte te llevas contigo los mejores recuerdo de quien partió. Muy al contrario de perder a un vivo, más cuando esa persona significó tanto para ti. Mucho más cuando esa persona conocerá a alguien más, a quien le dedicará sus sonrisas, sus caricias, sus besos... Su amor. Me torturo con la sonrisa de mi angel... El dolor me hace sentir viva. Pero hago uso del poco autocontrol que aun me queda para no correr hasta donde se encuentra él y pedirle de rodillas que vuelva a mí. Mientras me repetía una y otra vez "Debes ser fuerte Farmigan" "Debes levantarte y superarlo" "todo estará bien" pero esas palabras no parecían hacer el efecto esperado.

Mi vida se resumió a un antes y después de él. Fue como si en un parpadeo, la gloria fuese sido arrancada de mi próspero reino, trayendo consigo la guerra.

Mi guerra interior amenazaba con llevarse todo aquello que una vez me había hecho feliz, cambiando todo lo bueno por dosis imaginables de dolor.

Deja de torturarte... Eso no la traerá de vuelta. ¡Reacciona!

Todo lo que empezó como un simple "dame un mes para enamorarte" terminó en un verdadero caos.

¿Merecía esto? Terminar así... Sin Jonatan, sin mis padres y finalmente sin Ángel. Porque a fin de cuentas Park nunca fue mío.

Me levanté después de miles costos para llegar al baño, algunas veces pasaba tanto tiempo metida en la tina que mi piel se ponía tan arrugada como la de una viejita... Resbale, cortando uno de mis dedos, solté un quejido de dolor pero luego de unos segundo pude soportarlo. Quite mi ropa y me introduje dentro de la tina, mis pensamientos se vieron interrumpidos nuevamente. No me importaba mucho lo que pasará con mi persona, eso estaba más que claro. El agua era relajante, calmaba el caos interior que me tenía.

Cerré los ojos mientras sentia mis músculos relajarse, todo era paz y silencio. La paz que hace mucho no sentia. Sin previó aviso me quede dormida.

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Silencio, todo es tan silencioso y tranquilo. No tengo ganas ni de mover un músculo. Tengo miedo de despertar y que esta paz se vaya.

Alguien mueve mi cuerpo bruscamente sacándome de mi tranquilo sueño.

—Gabriela... ¡Dios! Una ambulancia. —Esa voz—. ¡Maldita sea no debí dejarte sola!

Abro los ojos de golpe dando de lleno con la cara de Jonatan, una sonrisa melancolica se forma en mis labios.

—Jonatan... —toque su rostro y casi muero de horror al ver que de mi mano caían pequeñas gotas rojas—. ¿Qué me paso?

Salgo de la tina, mis mejillas se tiñen de rojo al ver que estoy desnuda. El agua antes blanca ahora se encuentra totalmente roja. ¿Cómo ha sido posible? Mi hermano cubre con una manta mi cuerpo en ese momento la seguridad vuelve a mí. Es allí donde recuerdo que me he lastimado antes de haberme quedado dormida. ¿O acaso andres ha hecho de las suyas mientras dormía? Lo dudo.

—Sólo me he cortado un poco. Nada de que preocuparse... ¿Podrías dejarme sola? —miro hacia la manta con la que me encuentro pobremente cubierta—. Necesito vestirme... No tienes porque preocupar.

El Farmigan mayor sale no muy convencido.

La suerte no está de mi lado, por primera vez quiero reír a carcajadas pero mi estado es demasiado deprimente. Abro el armario y las lagrimas comienzan a salir... Perfectamente doblado en una esquina está el abrigo que Ángel me presto hace unos días, viviendo en la misma casa y no tuve tiempo de devolverselo. Saco una toalla del cajón, la pongo sobre las bragas y  luego las subo por mis piernas... Me pongo un vestido bastante viejo, me doy una mirada en el espejo, suelto un gemido de horror. Doy asco ahora mismo.

¿En esto se ha convertido una Farmigan? Me siento peor que como me sentia cuando Park no me notaba.

Bajo las escaleras, mi hermano —Rubla— como lo bautizaron mis padres. Parece impaciente, garraspeo frente a él, me dedica una sonrisa cálida... Como extrañaba esto.

—¿Qué haces aquí? —pregunte.

—Cumpliendo la promesa que te hice.

—¿Siempre?

—Siempre, Gab.

Mis ojos se pusieron acuosos. Corrí hacia él y me subi sobre sus piernas. Mi cara se contrajo y sin poder evitarlo rompí a llorar, pero ahora en los brazos de alguien que podía volver a poner cada pieza rota de mi ser en su lugar exacto.

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NA: hacía mucha falta el Shonatan. ❤❤

Los hermanos son lo mejor que te puede pasar excepto cuando te acusan y por eso te ganas un castigo de toda la vida. :v

Crowlee_Kramer.

Para el chico que nunca me amó.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora