Capítulo XXIV

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Quisiera decir que escuchen la multimedia o pongan la canción "yuri on ice", por favor. Sin más, disfruten la lectura.

¿Hay algo que ames más que la música?

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¿Hay algo que ames más que la música?

Las notas estaban claras en su cabeza. Escuchaba cada una de las teclas sonar, una tras otra, en diferentes puntos clave que eran difíciles de expresar. El ardor en su estómago, el deseo de su cuerpo de moverse, utilizar la energía y la inspiración que brotaba por cada uno de sus poros.

Era una mezcla extraña. La impotencia de sus manos al no poder hacer todo por su cuenta, la velocidad y claridad de su mente para poder ingeniar diferentes maneras en las cuales poder mejorar algo. Luego, estaba esa pequeña parte que deseaba ser egoísta una vez más, pedir un favor que pudiera llenar esa parte desesperada de su persona que lo ayudara a cumplir con su cometido.

Así que lo hizo. Tomó su teléfono celular y marcó a la primera persona con la cual, sabía que podía contar si se trataba de encontrar a personas útiles y eficaces, que pudieran ayudarlo. Después de todo, Yuri no era amigo de cualquiera que no pudiera hacer, como mínimo, encargos difíciles y especiales.

Escuchó el sonido del timbre reiteradas ocasiones antes de ser cortado de abrupto por la voz irritada del adolescente, soltando insultos por lo bajo. Viktor lo había despertado de su lecho. Un error, puesto que Yuri era alguien que apreciaba mucho sus merecidas horas de descanso y no soportaba ser despertado en medio de la noche.

—Viktor Nikiforov, al menos que sea una situación de vida o muerte, quisiera saber por qué demonios estás llamando a esta hora —dijo, se notaba la cólera contenida en su voz somnolienta.

—Necesito un favor, Yuri.

—¿Y no puede esperar hasta mañana?

—Precisamente por eso te estoy llamando, no puede esperar hasta mañana —respondió, buscando las palabras correctas para que Yuri no cortara la llamada y apagara su celular—. Eres el único que me puede ayudar en esto, por favor.

El rubio soltó un suspiró. Viktor logró escuchar el movimiento de algunos objetivos, probablemente porque Yuri estaba acomodándose en su cama para hablar correctamente.

—¿Qué necesitas?

—Es para la presentación de mañana, quisiera que consiguieras a un baterista.

—Pero mañana es la presentación, mañana —enfatizó el adolescente con molestia—. ¿Vas a hacer cambios de último momento? ¿Acaso te has vuelto loco?

—Es algo que debo hacer. No existen más oportunidades, Yuri. Esta será la última vez que haga algo semejante.

—Eres un músico, debes saber que varios tocan muchos instrumentos. Pídele a alguien que te ayude con eso.

—Es que no me llevo especialmente con esa parte —respondió, recordando los rostros y nombres de los músicos de instrumentos de percusión. Más de un rostro no era de su agrado y no iba a acudir a ellos salvo que no tuviera otra opción.

Moondance [En edición]Where stories live. Discover now