Cuarenta y siete.

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Finalmente comenzó a divisarse el sol atravesando la línea del mar, muy lejos. Tiñendo el azul con sus rayos ultravioleta que comenzaban a penetrar los poros de sus pieles suavemente, un amanecer cálido y agradable, el cielo de un azul concentrado comenzó a tirar una que otra nube rosada y anaranjada, cuando menos se dieron cuenta, todo el cielo estaba embadurnado de un rosa pastel y anaranjado en la cercanía del sol.

Una suave y templada brisa acompañó al pasar por entre sus cabellos, acariciando sus rostros, los pajaritos comenzaban a desprender y a alarmar la mañana, el sonido de las palmeras tambalearse con tranquilidad y calma, todo era tan pasivo, tan perfecto, tan bien.  Todo era de ensueño, aquellos sonidos juntos parecía un oidorgasmo.

El menor cerró sus ojos y levanto su mentón, respirando profundamente y sintiendo como la brisa levantaba la sal del mar y llegaba hacia sus fosas nasales.

El mayor divisó esto, admirando su inocente belleza unos cuantos segundos antes de hablar.

—¿Te gusta? –preguntó bajito, con mucha serenidad mientras su corazón latía con fuerza.

—Me encanta –susurró, sin aún abrir sus ojitos.

El mayor asintió para sí mismo, sintiéndose orgulloso de que sus planes marchaban perfectamente y lograban sacarle una hermosa sonrisita a su noviecito.

Le parecía de ensueño tener a un muchachito tan frágil, pequeño, inocente y hermoso sobre sus piernas, tan único, tan especial, tan incomparable e irreemplazable, sabiendo que el sentimiento era mutuo, también sabiendo que lucharía con todas sus fuerzas esta vida y la otra por mantener esa misma chispa que hacía que su corazoncito le hiciese un vuelco, incluso si podía, aumentaría esa chispa de amor cada día más de sus vidas haciéndolo feliz a su lado.

¿Que sería del pobre moro sin su bebito rubio?

—Tú me encantas a mi –pensó en voz alta, con los ojos extremadamente brillosos.

Parecía un jodido adolescente enamorado. Niall rápidamente abrió los ojos como platos y sus cachetes ardieron.  No se había percatado que Zayn llevaba quizá muchísimo tiempo admirándolo y amándolo desde cierto ángulo cercano, y tampoco se esperaba que dijera eso en ese momento, pero para el, lo fue todo, podía vivir feliz con esas palabras toda su entera y larga vida.

—Oh, ven aquí –gimió con debilidad el mayor, atrayendo a su bebito más hacia su cuerpo y capturando su deliciosa boca–. Te he traído un delicioso desayuno, mi amor –musitó una vez cortaron el beso.

Levantó con facilidad su pequeño cuerpecito depositándolo con delicadeza a su costado para el poder para su culo del sofá y una vez arriba, brindó una mano a su nene para llevarlo al lugar donde se encontraba el desayuno. El rubio sin dudar, entrelazo sus deditos con los de su novio y contento, brinco y bailo entre sus pequeños pasitos mientras Zayn reía hasta llegar a la mesita cuadrada que había en el balcón, se sentaron cada uno encima de una esponjosa y suave almohada que descansaba sobre el piso, el mayor arrimo sus deliciosos desayunos.

—¡Yumm, huele delicioso! –imito su voz como un monstrico hambriento mientras sus ojitos devoraban ya el plato.

Zayn al ver esta reacción, río con bastante fuerza de la ternura haciendo retorcer su abdomen.

—Cuidado también me devoras a mi, chiquito –miro de re ojo una vez ya se había recuperado de la estruendosa risa y levanto una ceja, mordiendo su labio.

Niall reaccionó unos cuantos largos segundos después, regresando a la realidad y recogiendo toda su babita botada por la boca al ver como el morocho mordía suavemente su carnoso labio inferior. Joder.

A él le gusta que le partan el CULO | ZiallWhere stories live. Discover now