Edd corrió hacia el refrigerador y Tord le sonrió.
"Demonios. Sí que tengo sed."
Lo abre y saca un refresco con una rapidez inigualable.
"¿Quieres una?" pregunta el más alto.
"¿Una qué?"
Edd mira la lata que tenía en su mano, y voltea devuelta a Tord.
"Una Cola."
Tord frunce el ceño y pestañea confundido e impactado.
"Una... ¿una qué?"
"Cola."
El rubio se puso algo rojo. Nunca había recibido esa pregunta antes. ¿Qué quería Edd lograr con eso?, no es que le moleste tampoco, para ser sinceros... a Tord le gustó por mucho tiempo, y no lo puede negar excepto a sus amigos.
"Oh, Edd..." dice halagado, "... N-no ahora, más tarde, quizás. Ja, ja."
Edd asenta con la cabeza y cierra el refrigerador. Al terminar corre hacia el sofá para sentarse a su lado.
"Tord,"
"U-uh, ¿sí, Edd?" dice rápido.
"¿No te gusta la Cola?"
Tord se desespera, y en una maniobra se agarra sus propias manos, un poco más rojo que antes.
"¡N-no, Edd!, no es eso. Es... que nunca me hicieron esa pregunta antes."
"¿Nunca te ofrecieron cola?"
El rubio ya no sabía cómo contestar. Básicamente no sabía qué decía.
"Eh... no." soltó decepcionado en un corto suspiro.
"... Raro." dijo Edd.
"¿¡Raro!?" alzó la voz y luego se dio cuenta de cómo le habló, "... D-digo..."
"Sí. Vas a tener que acostumbrarte a la pregunta si quieres convivir conmigo." le dijo Edd, determinado, "No es que te vaya a obligar, pero es costumbre."
Tord no entendía nada. Estaba hecho un desastre halagado hasta que escuchó "es costumbre".
Entrecerró los ojos con molestia y abrió la boca para decir algo.
"¿Costumbre?, ¿eso quiere decir que también le preguntas a los otros dos idiotas?"
"Sí. A ellos les gusta."
Se enojó. Tord estaba enojado. ¿A Tom?, ¿cómo permitiría Edd eso?
Injusto.
"¿¡Sabes!?, ¡a mi me encanta tu cola, incluso aunque no la haya visto!, ¡y estoy seguro de que me gusta más que a Tom!" dice en voz alta, "¡No gastes el tiempo en ese estúpido borracho!, ¡a mi me gusta más y puedes darmela cuando quieras!"
Luego de gritar aquello, Tord se queda en silencio y lleva una mano al regazo de Edd para comenzar a acariciarlo. Tomó a Edd por las manos y lo acercó a su rostro.
"¡Tord, esp--"
"¡Calla!, vas a ver que después de esto darle la cola a los demás va a dejar de ser costumbre..."
Unió sus labios y lo besó, mientras Edd correspondió sin problemas, aunque estaba extremadamente confundido. Tord es un idiota.
(...)
Edd cayó desplomado y agitado en el sofá y Tord a su lado. Minutos de silencio pasaron. Ninguno con algo que decir.
"... Uh... T-tord."
El nombrado lo miró inmediatamente.
"¿Edd...?"
Ambos estaban tan rojos como el cangurito de Tord, que yacía en el suelo.
"Esto..." comenzó, "Con cola, me refería a... la bebida."
La mente de Tord aún estaba en como su amigo gimoteaba al sentir su mano en su detrás. En cómo gruñía su nombre cada vez que daba pequeños besos en su pecho, o cómo llego a gemir su nombre sin ningún tipo de penetración.
"Um, perdón, ¿qué dijiste?"
Edd lo miró, rojo y con una mirada vulnerable.
"... Que me gustas."
