❝ La paz de Narnia esta en riesgo. Un nuevo enemigo quiere usurpara el trono, y dar paso al caos. Narnia vuelve a necesitar a sus reyes, pero esta vez el destino juega una papel muy importante en esta historia❞
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♚Her...
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CAPÍTULO DOCE:
He fallado.
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Mire el rostro inexpresivo y serio de mi padre, quien oía con atención las palabras de la reina Lucy. Mi madre, quien había acudido a mi encuentro tan pronto como se enteró de lo ocurrido, abrazó con más fuerza mi cuerpo, como si temiera no encontrarme ahí. Por otro lado, mi hermano Lucas, sudado después de llegar de su expedición, oía las noticias, los sucesos ocurridos el último mes con una fría mirada en sus ojos. Y mi hermana, mi dulce hermana, no había parado de llorar mientras agarraba mi mano con terror.
Observe el rostro tranquilo de Lucy, quien era secundada por sus hermanos. Tenía la impresión que esta no era la primera vez que esto había ocurrido, que estos acontecimientos eran habituales en sus travesías por Narnia, y tuve que admirar esa fortaleza que demostraban. Yo, por otro lado, me había derrumbado. No era ni mucho menos el primer intento de asesinato que sufría, pero si el primero que casí me mataba. Había luchado en batallas, pero ningún enemigo había conseguido derrumbar mis defensas, mi armadura o mis estrategias. Todo siempre había ocurrido según lo había planeado, todo siempre estaba bajo mi control. Sin embargo, esta noche no fue así. Nada había salido acorde al plan.
Los Atemes habían logrado burlar las defensas, habían logrado esquivar cada ronda que habían organizado con recelo, como si fuera un simple juego. Me habían superado, había logrado vencerme y casi secuestrar a Lucy. Había fallado. Todos los años dedicados a mi fortaleza, a mi aprendizaje como estratega, como próxima reina habían fallado.
Mire a Peter de reojo. ¿Habían sido mis recientes y rápidos sentimientos por él los que habían logrado mi caída? Nunca había tenido mi parte emocional desbordada, tan confundida esa noche. Posiblemente fue por ello que descuide el control de las rondas, por ello había fallado, porque mi corazón había decidido fijarse en un rey que se iba a marchar. Yo sabía desde el comienzo que no debía dejarme llevar, que debía concentrarme en la misión que Aslan mismo me había dicho; proteger Narnia. Y por esto no lo estaba consiguiendo, por estos estupidos sentimientos...
─ Edith, hija mía, cuéntanos por favor. ─ La voz de mi padre hizo que alzara la cabeza sobresaltada, saliendo rápidamente de mis pensamientos desordenados y frenéticos. Miré a mi padre sin comprender. ─ Cuéntanos que pasó desde tu perspectiva lo sucedido.
