| Capítulo 24 |

8.4K 464 52
                                    

Nada más al girarme el rostro de Matteo fue lo primero que vi, me ruboricé levemente al oír eso de sus labios.

-- ¿Qué demonios haces aquí? ¿Dónde están Sebastián y Ramiro? ¿Puedes dejar de mirarme las tetas? -- formulé las preguntas demasiado deprisa mientras me tapaba la blusa como podía.

-- No te tapes, estás jodidamente preciosa así.

-- Déjate de tonterías y respondeme.

Matteo rodó los ojos y suspiró.

-- Bien, en tu orden, vine aquí a ver a "tu hermano" -- marcó las comillas indicándome que sólo venía a verme a mí. -- Están por ahí, tuve que esconderme con ayuda de Ramiro para que no me notaran. Y no, no puedo dejar de mirártelas, son perfectas.

Rodé los ojos y me dirigí directamente a la sala para verla en penumbra total, iba a encender las luces, cuando sus firmes brazos agarraron mi cintura. Tirándome abruptamente al sofá, se me subió a horcajadas y su aliento cálido chocó contra mí.

-- ¿Por qué me retas?

-- Quítate de encima, Matteo.

-- Me encanta que me desafíes, me pone cachondo.

-- ¡Matteo! -- me quejé.

-- Sigue, me la pones más dura, rechazame cuando sabes que tu cuerpo me desea y me necesita como el aire.

-- Deja tus estúpidas reflexiones o pensamientos para cuando te me quites de encima.

-- Me encanta, joder.

Su aliento chocó contra mi cuello, mientras chupeteaba y me dejaba una marca, seguro que era lo suficientemente grande como para notarse a pesar del cabello, maldije por lo bajo, mientras sus besos me derretían lentamente, sentí sus labios moverse por abajo de mi blusa, y subirla hacia arriba, en este movimiento iba a tirarlo, pero fue demasiado rápido, incitándome a volver a mi posición, agarró mis manos hacia atrás con su mano izquierda y comenzó a besarme descaradamente mientras intentaba no gemir mordiéndome la lengua.

-- Oh dios. -- mascullé tras sentir su lengua y boca chupando mis pechos libres, sí, cúlpenme por estar más cómoda sin sujetador con el pijama puesto.

-- Eres tan... jodidamente sensual.

-- Mat-Matteo.

-- Di que me deseas.

-- No.

Me golpeó levemente, extrañamente me gustó.

-- Que lo digas.

-- ¿Acaso eres sado? -- le pregunté.

-- No mucho, pero unos azotes de vez en cuando no vienen mal.

Gemí al sentir un mordisco en mis pechos, algo fuerte, gemí de placer.

¿Acaso iba a volverme una sumisa?

¿Cómo las que le gustan a Christian Grey?

-- Dilo o sigo mordiéndote y azotándote. -- me dijo mientras mordía mi cuello como un vampiro hambriento.

Me quedé callada, no voy a decirle nada de lo que quiere oír.

-- Um... una follaamiga sadomasoquista... me gusta mucho esto...

-- No soy sado... oh madre. -- dije nada más al sentir sus dedos finos en mis bragas.

¿Cuando me había quitado el pantalón del pijama?

-- Preciosa, tan deliciosa, tan jodidamente estrecha.

-- Mat-Matteo, no... -- gemí.

-- ¿Por qué no?

-- No, puedo.

-- Sí, puedes. Te castigaré.

¿Acaso era un placer ver como yo estaba siendo azotada?

¿Qué demonios?

¿Es que ahora él se creía Christian Grey?

Porque no tenía ni pinta de parecerse en nada pero nada de nada, vamos, Matteo era alguien totalmente diferente a Christian Grey, sobre todo porque sí podía tocarlo y mirarlo, rodar los ojos. Pero esos celos me volvían más enfadada por los raros cambios de humor.

¿Acaso podían llamarse así?

¿Celos?

Su polla estaba libre, no debería pensar tanto o ni siquiera me daría cuenta de cuando sus estocadas empezarían, y no quería perderme detalles del placer que me iba a dar.

-- ¿Sabes qué?

.
.
.
.

🌻 MARATÓN 2/? 🌻

Follaamigos | LutteoWhere stories live. Discover now