Capítulo 5: Kelly

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Al salir de la habitación en la que hace solo apenas 3 minutos hablaba con el Director Crage, quedó atrás entre anchos y largos pasillos oscuros y tenebrosos, cubiertos por paredes frías de metal.
No tenía idea hacia donde debía ir, las ansias y la emoción por ver a Kelly, crecieron tanto en mi, que opacó cualquier otro pensamiento, como preguntarle a Crage, hacia donde me debía dirigir.

-¿Que haces fuera de tu habitación? -Preguntó extrañada Reid con su clásica expresión de enojo, que caminaba en sentido contrario al mío en el pasillo.

-Estoy buscando a Kelly. -Le dije tímidamente, con cierto miedo de recibir algún golpe sin razón de la tipa que derrochaba rudeza, no tenía ninguna intención de pelear.

-"Ke" ¿quién? -Preguntó apoyando ambas manos en las caderas, interesada en el nombre que había mencionado.

-Mi amiga, la que iba conmigo en la camioneta... -Su expresión confundida al no entender  de quien hablaba, hizo  que buscara algún otro suceso que la hiciera recordar. -Quién estaban tratando mal tu y el Director en la enfermería de la escuela.

-¡Ah! -Soltó una carcajada al aire. La miré en busca de la gracia de su chiste. Esta chica no me agradaba para nada.

-¿Sigues diciéndole Kelly, ¿eh? -Preguntó aún con rastros de risa en tu tono de voz. Que odiosa.

Mi expresión de extrañeza al percatarse que la cosa iba en serio, la obligó a tomar una posición más serena.

-De acuerdo, lo que necesitas es hablar con "Kelly", solo esa personita puede decirte que pasa con todo esto. -Comentó mientras me daba la espalda, caminando al rumbo contrario al que se dirigía en un principio.
-Sigueme. -Dijo, mientras empezaba a tomar camino hacia aquella dirección. Comencé a seguirle el paso.

Examinaba y observaba cada detalle del enorme pasillo, con cuartos cubiertos con puertas de metal corredizas, futuristas pero al mismo tiempo tétricas, como si fuera un tipo de cárcel.
De vez en cuando observaba a Reid, más o menos 10 centímetros más alta que yo, con su caminado tan peculiar, como si expresara cansancio y aburrimiento, que hacía que te causara ansiedad. Su mirada aburrida y brabucona, causaba miedo; al solo verla, te provocaban ganas de correr.
Traté de imaginar más allá de su rostro, e incluso visualicé que escondía algo detrás de esa aparente rudeza.

-Llegamos, niña fresa. -Me dijo mientras se colocaba al lado de una habitación con el número "238" grabado encima de la puerta.

-No soy niña fresa. -Le dije tomando aire, preparándome para lo que vería detrás de ese trozo de metal.

-¿Te dolió? -Preguntó Reid tomando uno de mis brazos, analizando los clavos que ella misma había puesto.

-¿Tu que crees? -Dije intercambiando una mirada con ella. -¿Esos gritos habrán significado algo?

Agachó la cabeza, riendo para si misma, volvió a dirigir su mirada hacia mí y dijo: -La desmayada si.

Tratando de ignorar sus palabras, le di las gracias, mientras ella tecleaba una clave en el panel del exterior de la habitación.

La puerta se abrió.

Localicé la silueta de Kelly, pero lucía más tosca, acabada, gruesa.
Su cuerpo reposaba sobre una enorme cama en forma circular de un color rojo ardiente.
Al percatarme de la extravagante cama, mi mirada bailó por toda la habitación hasta llegar a ella, quien sin duda, lucía como otra persona.

Un enorme cuarto con paredes en color gris y negro, acabados tan finos que siquiera verlos, costaría millones de dólares. Sillones grandes, con una cabecera acabada en dorado, a lo que parecía ser oro.
Un piano rojo, enorme, tan perfectamente pulido que podía ver mi rostro reflejando en él.
Candelabros gigantescos, cubiertos de diamante, mesa de billar y unas cuantas revistas extrañas sobre una mesa de mármol.
Sin duda eran revistas eróticas.
¿Que hacia Kelly con revistas eróticas?, ¿Con tantos lujos?.
Las preguntas sin respuesta se iban acumulando conforme me iba acercando al cuerpo de "Kelly", con una revista encima de su rostro, dormida tal vez, con una pierna doblada y la otra cruzas encima de ésta.

"¿Confiarías en mí si te diría, 'no soy un peligro'?, ¿Aún cuando los filos de un alma en pena sacuden tu débil cuerpo al unisono de mi satisfacción?..."

Cantaba en susurros, haciéndose cada vez más y más clara la extraña letra conforme me acercaba.
Sabía que estaba ahí, sin embargo, seguía cantando, con una voz más gruesa, casi irreconocible, bajo la misma posición en la que estaba cuando la ví al entrar a la habitación.

Estaba segura que no era Kelly, pero quería liberar la curiosidad de saber quién se encontraba ahí, y por qué Reid me dirigió hasta allí. Tal vez era una trampa de ella.

Me atreví a posar una mano encima de la revista que cubría su rostro, poco a poco mientras seguía cantando sin parar, como si yo no estuviera ahí.

Sus ojos cerrados, se abrieron dejando ver aquellos enormes ojos verdes que ya conocía, pero, cuando empezó a ponerse en pie, una silueta irreconocible, con las facciones tan definidas a otra persona, se encontraban enfrente mío.

Era un hombre.

El mismo cabello negro de Kelly, pero más corto.
Los mismos enormes ojos verdes, pero sin aquel ligero maquillaje sobre sus pestañas.
Los mismos labios, pero ahora más resecos por falta de labial.
Su misma bandita anti-heridas seguía en su mejilla.
Pero ahora, su pecho descubierto, tatuado con heridas recientes de cortes, se encontraba justo frente a mis ojos, cuerpo marcado y definido, sin duda hacía ejercicio.

Mi cara de asombro, duda, sin entender ni una sola gota de lo que pasaba, dejó al aire la única pregunta que mi mente pudo dar:

-¿Kelly?

-Eres la única que me llama así.
Dijo inundando sus enormes, pero ahora varoniles ojos verdes sobre los míos.

-¿Que eres?, T-tu, no, ¡No eres Kelly!

Rió fuertemente. -Querrás decir, ¿Que he sido siempre? -Dirigió con una voz gruesa y varonil, atacando mis oídos, tratando de entender quien era quien me hablaba ahora mismo.

-Pero eres...

-Hombre. Si, lo soy, pero es una larga historia.

Solía ser humana (En Edición)Where stories live. Discover now