8. Conmiseración

57 13 6
                                    

— Vamos allá.

Scott depositó un poco de cocaína en una vieja tarjeta que encontró por el cajón de su mesita de noche.

— Vale, escúchame— Dijo cuándo estaba acercando mi nariz a aquel polvo blanco— Debes de tapar una fosa nasal e— Hizo el gesto— inhalar— Demostró con algo de desinterés, poniendo sus manos en los bolsillos de aquellos sucios jeans.

Asentí y respiré hondo, provocando que mi pecho se levantase un poco. ¿Qué estoy haciendo? Esto llegó más lejos de lo que imaginaba. Sólo bastaba con dejarlo con pensar que lo haría, era la venganza perfecta, al menos para mí pensar. Pero ahora... ¿estoy a punto de drogarme? Esto es imposible.

No puedo, no me atrevo, pero quiero...

Scott bufó y resopló de fastidio.

— Sólo mira— Arrebató la tarjeta de mis pequeñas manos y esnifó atrevidamente. Lamió ésta para quitar los restos.

— Que ya lo había pillado— Digo fastidiada y algo avergonzada, poniendo morros. Se la despojo— ¿Ahora es para mí? — Extiendo la ficha.

Sus ojos me estudian con lentitud, entrecerrados y centellantes. Tengo que hacerlo si quiero seguir con lo que tengo en mente. Maldición, al final me ha arrastrado...

—Venga...—Susurra. Y otra vez, en la cartulina aquella se encuentra la coca. Me siento ansiosa, nerviosa... cuan niña apreciando un gran helado de fresa, chocolate y vainilla.

Uno, dos y...

Con velocidad imito los movimientos anteriores de Scott. Y puedo sentir como el polvo tapa mi fosa nasal izquierda, y un gran, fuerte y putrefacto olor se impregna en mi nariz. Mi promesa ya está más que rota en este punto. Noto como mi pecho es atacado por agujas inexistentes, y como mis pulmones son saturados de aquel polvillo.

Esto era asqueroso y molesto. Me volteé y no pude evitar estornudar. El polvo escapaba de mis fosas nasales, y pude sentir su sabor en mi garganta.

Risas estruendosas de Scott viajan hasta mis oídos, como música desagradable. Llegó un momento en el que me hartó sus burlas, así que me decido a volver a intentar, hasta callarle la boca de una vez.

— Sólo déjame probar otra vez— Le digo mientras que con fastidio apretó mis dedos, apreciando como la cocaína cae suavemente sobre la papeleta. Parecía nieve, blanca nieve dañina y ladrona de cordura.

Otra y otra vez... Vez tras vez. Grano tras grano entra en mi organismo. Siento como mi pureza, como mi mente, como mi alma son robadas por este chico y sus sustancias... Hasta que aquella sensación de asco desapareció y no sentía nada. O quizás todo. No lo tenía claro.

Lamí la tarjeta tras inhalar, percatándome de la penetrante mirada de Scott en mis movimientos. Lo hice lo más provocativo posible, para comenzar mi pequeña venganza.

Ahora era mi oportunidad, ahora es cuando. Y con pasos peligrosos y firmes, moviendo mis caderas, me acerco al chico que se encontraba sentado en la cama. Sé que no aguanta más, puedo verlo en sus ojos. Puedo ver como lanza miradas hacia mis piernas, hacia mis labios.

¿Los papeles habían cambiado? Si no era así, ¿por qué, Scottie, estás tan sonrojado? ¿Será que has caído en mi trampa? No eres el único que sabe cómo jugar con las hormonas, niño malcriado. A ver si tu sexy francés puede salvarte de esta.

Me siento entre la separación de sus piernas, apoyando mis rodillas lentamente en aquel ruidoso colchón, lo más lenta y provocativa posible. Esta vez quiero explotar todo mi potencial. Usaré mi cuerpo para vengarme. Y frente a él me despojo de mi camiseta.

Vicio Insaciable [Jane]Where stories live. Discover now