Capítulo 16. Don't suicide myself

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El hotel en el que se hospedaban Licht y Hyde era lujoso. La pelea contra C3 había sido breve, aunque intensa, especialmente para Lear, quien se había llevado a un par de personas por delante y llevaba la ropa manchada del rojo de la sangre ajena. El Servamp de la avaricia tampoco era una excepción, y también mostraba algunas manchas escarlatas.

-Malditos cobardes -refunfuñó el exorcista-, ¿cómo se atreven a huir?

-No os quejéis, que os cargasteis a unos cuantos entre medias.

-Yo estoy de acuerdo con este, me quedé con ganas. Pero más importante. Licht-tan, ¿estás herido?

-Claro que no. Esos debiluchos no podrían ni soñar con herirme.

-Eres realmente fuerte. -Comentó Kunikida-. La verdad, estoy impresionado.

-Es la fuerza de los ángeles. Con la que también me patea a mí, por cierto.

-Calla o te estampo contra una pared.

-Pues soy yo el que te suele hacer eso por las noches.

Y Hyde pudo no haber salido herido en aquella batalla, pero luego Licht lo estampó de una patada contra una de las paredes color melocotón de la sala de estar de su habitación del hotel.

-En cualquier caso -Lilly trató de ignorar a su hermano y las grietas que había causado-, es un alivio que llegaseis. Estábamos ya en apuros.

-Un ángel siempre acude cuando lo necesitan.

-¡Ese es mi Ángel-chan! ¡Estoy tan orgulloso de ti! ¡Eres tan genial y tan violento!

-Cierra la boca o te estampo otra vez pero en la pared contraria, maldita rata.

-Le haces daño a mi corazón diciendo esas palabras tan horribles, Licht-tan.

-Haberlo pensado antes de aparecer aquel día frente a mí.

-Que conste que sigo sin arrepentirme de mis actos.

-Oye, All of Love, no es que no les agradezca que trajeran aquí a Sakuya, pero no me siento con ganas de interrumpir su pelea de enamorados. ¿Podría... Podría pasar a verlo?

-Por supuesto, pero tú le explicas el porqué de toda esa sangre.

-¿Está despierto?

-Cuando lo trajimos estaba inconsciente, pero te llamaba en sueños. -Le contestó Licht. Ahora el austríaco pisaba la cabeza de su Servamp contra el suelo-. Está en la habitación del pasillo, la tercera puerta.

-Vale, gracias.

Lear se fue de allí, evadiendo la mayoría de conversaciones de tinte cómico y volviendo a la depresión que le ocasionaba la culpa. No habían obtenido el antídoto y Watanuki seguía camino de morirse. El exorcista abrió la puerta sin llamar, escuchando en cuanto entró los jadeos del menor. Sakuya estaba acurrucado en la cama, como si intentase reducir la cantidad de dolor con su postura. De sus labios entreabiertos salían gemidos entrecortados y se agarraba a las sábanas de manera instintiva. Kunikida se sentó rápidamente en el borde de la cama, posando una mano y hundiendo los dedos en sus cabellos verdes, que parecían haber perdido parte de su brillo.

-Mi vampirito -susurró-, estoy aquí.

-L-Lear... -Los ojos del menor se abrieron un poco, como si le costase mantenerlos abiertos.

-¿Estás despierto?

-¿D-Dónde... Dónde estabas?

-Si te lo cuento, me vas a regañar.

Rompiendo lazos [Servamp || OC masculino X Sakuya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora