Capítulo 27

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Rogelio

Mientras estábamos golpeando al Tommy recibí una llamada del vato y de inmediato supuse que tenía información de Ximena o del perro éste, así que fui a recogerlo para llevarlo a la bodega y que me contará todo.

-¿Qué honda vato? -saludé al bajar de la camioneta y estrechamos nuestras manos-. ¿Me tienes información?

-Claro y te aseguro que te vas a sorprender.

-Vamos a ir a la bodega dónde tenemos al Tommy, y ahí nos cuentas lo que sepas del perro -nos subimos a la camioneta.

-¿Y lo de la morra? -preguntó refiriéndose a Ximena.

-La información de esa la quiero después, cuando no esté Rodrigo -si me estoy equivocando con ella, que lo dudo, no quiero que Rodrigo me lo eche en cara.

-Como quieras.

Llegamos a la bodega y El Vato le contó todo a Rodrigo, bueno todo sobre el Tommy. Antes de que Rodrigo matará al Tommy, El Vato y yo nos fuimos a otro lugar para que me diera la información de la perra de Ximena.

-¿Entonces que oculta la perra ésta? -pregunté cuando estuvimos lo suficientemente lejos de la bodega y de Rodrigo.

-¿Por dónde empiezo? -sacó una carpeta.

-Por el principio, obviamente.

-Bien - abrió la carpeta-. Su nombre real es Ximena Navarro y es de la policía -abrí la boca.

-¡Hija de puta! Lo sabía -grité.

-En estos momentos está trabajando en conjunto con la DEA para atraparlos a ustedes y al Tommy, con quien se alió para llegar hasta Rodrigo.

-Osea que el cabrón del Tommy sabía que era policía.

-No, a él solo lo uso. Fue uno de sus puentes para llegar a ustedes.
-Todo lo tenía muy bien planeado - me quedé analizando la situación por un momento -. Conoce la casa -dije-. La maldita conoce la casa.

-Yo de ustedes ya me estuviera yendo.

-Tienes razón -saqué las llaves del auto-. Vámonos -se subió.

Lleve al Vato hasta el lugar en dónde había dejado su auto.

-Quédate con la carpeta - dijo al bajarse y asentí.

Conduje hasta la casa, cuando llegué fui al despacho de don Antonio.

-El cachorro me contó que ya mataron al Tommy - dijo cuando entre.

-¿Dónde está Rodrigo?

-Salió, dijo que iba a dar una vuelta -sonrió-. Pronto volverá a ser el mismo de antes.

-¿Y Ximena? -pregunté con miedo de la respuesta- ¿Dónde está ella?

-Me dijeron que salió, no sé a dónde y tampoco me interesa - la maldita se llevó a Rodrigo -. Sólo espero que no vuelva.

-La perra es policía - dije con los dientes apretados.

-¿Crees qué se fue con Rodrigo? -asentí- ¡Maldita! Se puso de pie y golpeó su escritorio-. Se llevó a mi sobrino.

-Así, pero ahora tenemos que irnos - dije exaltado -. Ay que llevarnos todo y debemos vaciar las bodegas.

-Las bodegas, ¿por qué? - preguntó desconcertado.

-Rodrigo, en una ocasión la llevó - tomé la carpeta y le mostré unas fotos-. Esas fotos me las dio El Vato, ahí se ve claro que estaban en las bodegas principales.

-Da la orden -dijo. Asentí y tomé el radio.

•Ay que vaciar las bodegas lo más rápido posible y necesito a un grupo aquí en la casa, para hacer lo mismo - ordené a través del radio.

-Rodrigo, no responde ninguna de mis llamadas - dijo don Antonio, preocupado con el celular en la mano.

-Voy a tratar yo - saqué mi celular y marque el número de Rodrigo -. Va directo a buzón, pero de todas formas no se preocupe, nosotros vamos a buscarlo, usted sólo tomé lo que necesite y vayase.

-Está bien - tomó algunos papeles y sus armas de oro-. Busca a mi sobrino, Rogelio - solo asentí -. Y por favor, cuídate -me dio un abrazo.

-Lo haré -asintió y salió del despacho.

El grupo que se encargaría de llevarse todos lo papeles y armas de la casa llego, eran quince hombres y entre todos empezaron a llevarse lo más importante. Yo me encargué de sacar todo el dinero de las cajas fuertes que eran la mía, la de don Antonio y la de Rodrigo. Quienes por cosas como estas me habían dado sus contraseñas, al igual que yo a ellos.

Cuando estuve seguro de tener todo el dinero, me dirigí al cuarto de Rodrigo, del cual saqué una foto de su papá y sus armas. Lo guardé todo en un bolso y bajé de nuevo a la sala.

-Jefe, ya sacamos lo más importante - me informó uno del grupo.

-Bien, llevense todo y encarguense de que la droga y las armas que van a sacar de las bodegas de aquí, las trasladen a la de los Mochis - solamente asintieron y se fueron.

-Vámonos - dije al salir de la casa y encontrarme con El Flaco.

•Nos cayo la policía - se escuchó a través del radio.

-Hijos de puta - gritó El Flaco y sacó su arma-. Preparense para atacar, cabrones - les gritó al grupo armado que venía con él.

Todos sacaron sus armas y se prepararon, a través de los matorrales aparecieron varios agentes, quienes empezaron a disparar contra nosotros y de inmediato respondimos.

Luego de varios minutos disparando teníamos cinco bajas y ya nos estábamos quedando sin balas. Mientras le disparaba a los putos policías recibí un disparo en el hombro.

-¡Mierda! - me quejé por el dolor.

-Ya no tengo balas, compa - me dijo El Flaco cuando se acercó a mí- ¡Verga! Te dieron.

-Sí y yo tampoco tengo balas - presione la herida-. Vámonos, sino aquí nos van a matar.

-Bien - buscó en su bolsillo y sacó una granada.

-No mames, ¿por qué tienes una granada en el bolsillo? - me reí aun dolorido.

-Por seguridad - le quitó el seguro y la lanzó-. Vámonos - me ayudó a subir a la camioneta y nos fuimos a la otra casa, dónde llamaron a un doctor de confianza para que me atendiera.

El flaco y otros dos tipos fueron a buscar a Rodrigo pero no lo encontraron.

El Sicario. Where stories live. Discover now