ºIntroducciónº

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Nota: La imagen no me pertenece, crédito a quien la hizo.

º El castaño se paseaba animado cercano a la entrada de la universidad, su aura reflejaba una falsa inocencia y ilusión. 

Eren Jaeger, de 15 años, estudia en el colegio Shiganshina, una parte muy concurrida. Una mujer azabache lo esperaba tranquilamente cerca de los casilleros, su cuello y parte de su mentón estaba cubierto por una bufanda roja, Eren suspiró algo cansado al verla. 

<<Sigue viva...>> Pensó en tono molesto. <<No, Mikasa aún me sirve>>Reflexionó.

-Eren.- Le llamó, la azabache era solo unos centímetros mas alta que el, Eren hizo una mueca, se acercó a ella, cambió su semblante a uno amigable y...hermoso. La mujer se ruborizó.

-¡Mikasa! Que bueno que te hayas recuperado.-Empezó el, dando un afectuoso abrazo, dejó intencionalmente un beso corto cerca de sus labios, Mikasa se sonrojó y sus ojos brillaron, causando mas gracia en el.

-P-pensé en lo que me pediste...-Ella sonrió cálida, y se dejo llevar por la situación.-No creo que pueda prestarte en la tarde mi casa...-Trató de sonar suave, Eren supo que hacer al respecto, como siempre, tomó su mejilla y la acarició.-Claro Mikasa, no te preocupes, se que debe ser molesto que lo haya pedido.-Da un paso atrás para hacerla arrepentir.

-¡No es eso!.-Ella exclamó en tono ahogado.-Me encantaría...pero tengo un primo, Levi y el viene de visita...-

<<¿Primo? ¿No puede ser para después el incesto, niña?>>

-Ah, solo pensé en...-Eren suspiró melancólico, y echó su cabeza hacia atrás con los ojos vidriosos, miró fijamente a Mikasa, la cual se estremeció al capturar su atención.-Olvídalo, la felicidad para después.-Suspiró resignado. La azabache de ojos grises se sintió profundamente mal, y eso era lo que el quería.-Eren, podré hacerlo otro día, pero si quieres podrías acompañarme hoy a mi casa.-Sugirió. Eren tragó sus malas palabras, ahora la tendría que consentir.-Como digas, Mikasa.-Le dio otra de sus falsas sonrisas antes de entrar a su aula de clases con ella.


-Eren, tu familia es increíble, ¡Ya te dieron licencia!.-Vociferó un rubio pequeño, Armin Arlet, el más racional pero aún así, el más débil de todo el grupo, a pesar de tener un buen cerebro, lo usa a favor de Eren, concediendo favores como el cambiar sus notas y espiar en la web privada.-Como tu dices Armin, soy afortunado.-Asintió. Chantajear al oficial fue algo trivial.

<<Armin es el tipo de persona que la inteligencia no sirve en lo personal, si fuera así, hubiera notado a lenguas que lo utilizo y todo lo que el me cuenta de sus problemas y sentimientos me vale>>.

Eren era un tipo de "consejero" privado para Armin, pero todo se vuelve en contra de este, revelando cosas tan personales...


-¡Espera un momento, Eren!-Lloriqueó una chica de cabellos ceniza, Isabelle, sus pupilas se dilataron del miedo, su cuerpo se agitó bruscamente, con la esperanza de poder salir ilesa, sus manos mostraban hematomas al estar amarradas bruscamente en una silla, sus mejillas era un río de lágrimas, ya le dolía su garganta de llorar.

-Cierra tu boca, como debiste cerrarla al hablar así de mi. ¿Acaso piensas que soy demasiado arrogante?.-Lo último lo remarco, tomó el cuchillo en sus manos y corto lentamente, mirando sus ojos, en las plantillas de sus pies y algunos dedos. Isabelle jadeó.-Tenía razón...eres lo peor, Eren.-Escupió, Eren se encogió de hombros.

-Gracias.-

La chica veía como su sangre caía al suelo, y eso le divertía al castaño.

-Iré a la casa de Mikasa para ver a su primo. No te vayas.-Lo último fue más sarcástico, tomó el cabello de la chica haciéndola mirar a sus ojos oliva. 

-Te quiero Isa-chan, nos vemos.-Sonrió cínico y tomó la llave del sótano al igual que todas las herramientas de tortura.

<<Ah...si solo la maldita de Mikasa me hubiera prestado su casa...>> Se dijó a si mismo, pero no había vuelta atrás. 

Cambió su ropa y lavó cada parte de si, echando perfume.

Nadie sospecharía de alguien tan encantador. 

º Amor psicótico º RirenWhere stories live. Discover now