Sinceridades de un escritor

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Now I wonder 🎶

How Whatsername has been 🎶

¡Hola, mis queridos lectores y escritores! ¿Cómo han estado? Espero estén teniendo un muy lindo día ❤

Quería dejarles esta pequeña reflexión que tuve hace poco, que hoy les plasmo para compartirles algo con lo que muchos se sentirán identificados, y con lo que otros ya habrán vivido. 

Hoy estaba pensando sobre los sentimientos que un escritor maneja al escribir; desde románticos, terroríficos, poderosos e incluso sanguinarios, todo escritor siempre llega a sentir algo a la hora de escribir. Y digo, esto es necesario, ya que le transmitirás diversas emociones a un lector, y si hay algo que es cierto, es que si te aburres de un capítulo, tu lector también lo hará.

Todos nos acostumbramos a esto tarde o temprano, pero hay veces en las que sentimos algo sobre nuestra escritura que no es positivo. Sentimos emociones negativas y eso interfiere en nuestro proceso creativo, y en nuestra autoestima por igual, porque ser escritor es algo que se lleva en el corazón, sin importar si lo haces para ser un profesional o sólo por hobby.

Todo empieza con un pequeño detalle, como siempre. Una pequeña pista de un evento fuera de lo normal dentro de nuestra rutina diaria, al que le terminamos dedicando nuestra atención y esfuerzo, con la esperanza de que no se repita. Esto a veces no sucede, y poco a poco va tomando un lugar bastante peligroso y frecuente dentro de nuestros pensamientos; ese pensamiento negativo que uno tiene sobre la forma, la cantidad, el tiempo y la manera en la que escribimos.

Ése es de los peores sentimientos que un escritor puede experimentar; el odio, desinterés e incluso tristeza al ver lo que escribe, combinado con una impotencia que desgarra nuestras autoestimas, un sentimiento en el que somos los culpables de no sentirnos satisfacidos con lo que hacemos.


Si no somos capaces de satisfacernos a nosotros mismos, ¿a quién podríamos llenar de emociones? ¿Qué debemos hacer para terminar con nuestra desdicha, con este tormento que nubla nuestros sentidos e incluso nuestras vidas, con esta falta de amor hacia lo que hacemos?


Aunque no lo crean algunos, yo también me he sentido y a veces me siento así. Esto se los digo para que sepan que, si bien es dañino, es algo de lo que ningún escritor está excluido. Pero bueno, ése no es el punto al que me dirijo.

Si nos sentimos así, es el equivalente a sufrir una inminente depresión. No queremos escribir, esperamos jamás volver a tocar esa novela que tanto entusiasmo le tenemos por miedo a arruinarla, y sólo queremos escapar de los lectores que con tanto entusiasmo piden más. Por más irónico que resulte, ellos son nuestra cura.



¿Saben cuántas veces he recibido mensajes, comentarios e incluso publicaciones en mi tablero que son tan hermosos, sinceros y aduladores que inmediato hacen que quiera
ponerme a escribir? Muchísimas. Y no importa si no quiero o no estoy de humor o incluso si tengo que hacer algo más importante; escribo por horas y horas y horas hasta obtener lo más cercano a un final o un capítulo publicado.


Nuestros lectores son de las cosas que nos dan vida, que nos dan una razón para sentarnos o acostarnos frente a nuestro dispositivo y empezar a escribir. De esas cosas tan pequeñas pero tan grandes que el hecho de que alguien se tome su tiempo para votarte ya es de por sí un gran logro. Y un comentario de ellos, una publicación en el tablero, un follow, e incluso un pequeño voto, prueba que la persona en sí te cree capaz y merecedor de eso.


Puedes deprimirte por pensar que a nadie le gusta lo que escribes; que es soso y aburrido y muy lejos de ser decente, pero mientras a una persona le guste, sea o no sea buena tu historia, ten el coraje para motivarte a seguir escribiendo. Escribir es así. Escribir es aguantar los obstáculos que tienes enfrente y al mismo tiempo introducirte en tu propio universo como una forma de despeje y de enfrenar las cosas, más que una de huir de ellas.


Por eso, si se vuelven a sentir que su escritura no vale nada, que no merecen ser tan leídos o sienten que merecen más, recuerden a sus lectores. Ustedes pueden cambiarle la vida a ellos, pueden distraerlos de su vida, pero escogen deprimirse y esperar a que los olviden. O no. Pueden escoger seguir escribiendo a pesar del dolor y del rechazo que sientes hacia tu obra y mejorarla hasta que esa sensación se desvanezca y puedas seguir haciendo lo que amas.


Todo depende de ti...


Espero les haya gustado esta pequeña reflexión que se me ocurrió hace unos días y, si es posible, que les haya servido de algo.

Los amo ❤

Lo que todo escritor debe saberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora