Capítulo 22

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Dylan

Abro mis ojos cuando la claridad de la ventana me da de lleno en ellos. Gruño y doy media vuelta para seguir durmiendo pero veo a Aria y me olvido de dormir. Por fin estamos casados, por fin. Llevo casi un año esperando este momento y ahora se ha cumplido. Y puedo jurar que el 15 de agosto será por siempre mi día favorito de todo el año.

Beso su frente y me levanto de la cama, busco mis boxers y los encuentro al otro lado de la habitación, noche de bodas loca. Me los pongo y salgo de la habitación en silencio para no despertarla. Voy a la cocina y me sirvo un vaso de zumo que me bebo mientras miro por la ventana. El sol está solo en el cielo, deben de ser las 10 de la mañana más o menos.

Mi tranquilidad es interrumpida por el sonido de mi móvil, sigo la música hasta la sala. En la pantalla aparece el número de Alex.

-Diga- digo al descolgar

-Espero no haberte despertado y de haberlo hecho lo siento pero esto es muy importante. Tenéis que iros del país, ¡ya!- dice a toda prisa y con la respiración agitada

-¿Qué dices, Alex?- digo confundido

-Nos han descubierto, saben que vamos a por ellos

-¿Cómo?- digo aún más confundidos

-No lo se, no lo se. Edwin está detrás de todo, era el jefe, él los está matando antes de que nosotros lleguemos a ellos. Esta noche nos avisaron de que Damien Becher estaba en la ciudad y fuimos a por él, y estaba, claro que estaba, pero estaba muerto, Dylan.

-Esto no puede estar pasando... ¡mierda, joder!- digo enfurecido. ¿Es que no podemos ser felices?- Está bien, nos iremos lo antes posible, ya sabes donde vamos a estar y si no, ya os diremos

-Dile a Aria que este tranquila, por el bebé- dice y me despido de él.

Respiro un par de veces y pienso bien lo que voy a hacer. Aria va a querer quedarse aquí, así que mejor se lo cuento todo cuando lleguemos a Italia.

Entro en nuestra habitación y meto más ropa en las maletas que ya estaban listas porque nos íbamos a ir en dos días. Las llevo a la entrada y las dejo ahí. Cojo el ordenador de Aria y saco dos billetes para hoy a las 2 de la tarde. Miro el reloj y son las 11. Tiempo suficiente. Me ducho y me pongo un pantalón negro con una camiseta blanca y unas Reebok Classic blancas.

Me tumbo en la cama al lado de Aria, está tan tranquila, sin saber que acaba de estallar una guerra en nuestras narices. Pongo mi mano en su cara y con mis dedos le acaricio la mejilla, es preciosa.

-Aria, despierta, cariño- digo y ella abre un ojo para después volver a cerrarlo sacándome una sonrisa.- Venga, cariño, despierta. Tenemos que hablar de algo...- al decir eso último abre los ojos y se sienta en la cama

-¿Qué pasa?¿El bebé está bien?- dice y se lleva la mano a la barriga

-Pues claro que está bien- digo sentándome yo también.- Y si al bebé le pasa algo deberías saberlo tú, ¿no? Tú lo llevas dentro

-Cierto- dice soltando un suspiro.- ¿Qué pasa entonces?- pregunta ladeando la cabeza. Dudo si decirle la verdad, pero al ver su pequeña sonrisa me retracto, no puedo estropearle el momento, no hasta por lo menos llegar a Italia.

-He sacado unos billetes para hoy, ya quiero estar en Italia- digo con la sonrisa falsa mas real que tengo.- ¿Qué te parece?- pregunto al ver que alza una ceja

-Me parece perfecto- dice y me abraza. Absorbo el olor de su pelo antes de que se separe de mi.- ¿A qué hora sale?

-A las 2.- Aria mira su reloj y salta de la cama

Always.Where stories live. Discover now