Confesiones

4.1K 201 15
                                    

—Entonces, ¿qué tienes preparado hoy para mí? —pregunta David soriéndome desde la puerta.



— ¿Una cena tranquila en casa?—respondo apenada, no se me ocurrió nada que me gustaría hacer como primera cita, así que solo prepare una cena. En realidad es lo que a mí me gusta como citas, solo hablar tranquilamente.



—De acuerdo—responde él divertido—, era la cita que a ti te gustaría después de todo, ¿debo quedarme hoy también a cuidarte?



— ¡Ya para el rollo!—intento sonar enojada, pero la verdad lo digo con una sonrisa—, en realidad te agradezco que me hayas cuidado, pero espero que no se repita.



—Lo mismo digo yo, preciosa —David entra al apartamento y yo termino de servir la cena—. No es que me queje, pero, ¿no te parece que esto es un poco... Intimo...?



Me quedo sin habla unos segundos, no lo había pensado hasta que él lo dijo, pero es cierto, esta cena es bastante intima para unos compañeros de clases haciendo una tarea, quizá debí llevarlo al cine solamente, pero no me apetece salir.



—Si quieres podemos cancelar la cena—digo notando el calor en mis orejas.


—No—responde rápidamente—, quiero probar lo que hiciste para mí.



Él se sonroja y desvía la mirada, cada vez me parece más extraño. Al verlo no da la impresión de que esa sea su personalidad. Comemos en un silencio incomodo, solo roto por el sonido de los cubiertos.



—Por esto odio las primeras citas —dice él sonriendo incomodo—, te sientes torpe, no sabes que decir, ni que hacer y lo peor es te sientes como un robot.



—Es cierto —concuerdo riendo—, no quería esta tarea principalmente por esa razón, las primeras citas son molestas. Aunque toda mis primeras citas han sido muy especiales.



La conversación comienza a fluir con normalidad y la incomodidad se acaba súbitamente, David es muy agradable y amable una vez que lo conoces y mientras más lo conozco más me agrada. Por primera vez en mucho tiempo olvido a Marcos y todo el drama que ello conlleva. Comienzo a notar que estar con él me tranquiliza, me da una especie de paz que no logro explicar y extrañamente me agrada. Las horas pasan y no lo noto. Quiero seguir así, hablando con él, riendo con él... Pero no quiero volver al drama de antes, solo quiero un buen amigo que me entienda, alguien con quien hablar y que me haga olvidar los problemas. Quizás soy muy egoísta al pensar de esta manera, pero de verdad es lo que necesito.



David ve la hora y decide irse, pero antes debemos hacer el último ejercicio, mirarnos a los ojos por treinta segundos, lo acompaño a la puerta y al despedirnos nos vemos a los ojos, pero no logro sostenerle la mirada, cinco segundos es lo máximo que duro antes de desviar la mirada nerviosa.



—Si desvías la mirada debemos empezar desde cero, el profesor nos lo advirtió —dice David con seriedad al ver que no puedo sostenerle la mirada.



— ¿De-de verdad? —digo nerviosa, no esperaba que le estuviera prestando atención al profesor, pero al parecer si lo hizo.

¿Embarazada de mi hermano? (Editando)Where stories live. Discover now