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Mike y Jeremy son mejores amigos.
Ambos se pasan las tareas, hacen bromas entre ellos, caminan juntos camino a sus casas al final de las clases, entre otras cosas.

Jeremy siempre había sido del grupo de los adolescentes tímidos, reservados, introvertidos, o como quieras llamarle a ese conjunto de personas marginadas y calladas.

Mike, creyéndose capaz de hacerlo, quería sacar a flote el lado extrovertido del castaño. Pero, para mala suerte del ojiazul, las bromas, los juegos de palabras malos, y las cosquillas en el cuello no servían para animar a su amigo. A Mike se le partía el corazón al ver que Jeremy no hacía nada más que quedarse sentado, apoyándose contra la sucia pared de su salón de clases durante todo el día. Su mirada esmeralda era triste y cansada, además, sus ojeras se ennegrecían cada vez más. Esos detalles pequeños en los que podías hacer un mar de preguntas que nunca serían respondidas porque la persona en cuestión no quiere hablar de el tema enloquecían poco a poco al ojiazul.

Mike le insistía con que le cuente qué le pasaba, pero Jeremy sólo desviaba la mirada y desmentía las suposiciones de su amigo sobre su estado de ánimo. El moreno ya no sabía qué hacer, y rápidamente adoptó la costumbre de acariciar el cabello castaño de su amigo, pensando que eso lo tranquilizaba. Y se equivocaba, porque eso ponía al castaño más inquieto de lo que estaba.

El ojiazul se sentía terriblemente mal por su amigo, hacía lo que podía para animarlo, intentaba sacarle una sonrisa. Nada de lo Mike que hacía servía, nada lograba cambiar la cara triste que tenía el castaño.

Ambos tienen el autoestima por el piso, pero temen molestar al otro, y sólo tienen ganas de ser felices, pero ninguno de los dos puede evitar deprimirse. Mike sólo usaba sus aburridas madrugadas pensando en qué pasaba con su amigo, suponiendo, creando teorías, e investigando los problemas que los adolescentes suelen tener. Aún así, él tenía mucho miedo de agobiar al ojiverde y que se moleste, porque lo que más apreciaba era su larga y linda amistad con Jeremy. 

Preocupación - jeremikeWhere stories live. Discover now