Capítulo 12

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Harry estaba muy orgulloso de Louis. Estaba de pie en el podio, dirigiendo a la gente a las distintas mesas y exposiciones. Su idea de organizar una recepción benéfica para lanzar las ventas del calendario había sido genial, aunque él se sintiera como un imbécil paseándose de un lado al otro sin camisa, objeto de las miradas de mujeres y hombres.

Louis había insistido para que todos los hombres fueran sin camisa, con los pantalones del uniforme bajos de cintura y las botas con puntera de acero.

Lo más divertido era que cuando un hombre se le acercaba mucho, Louis se presentaba a defenderlo y protegerlo. Harry se reía para sus adentros, muy divertido con su actitud, y tan enamorado de él que pensaba que estaba punto de estallar.

También se sentía tan frustrado sexualmente que no sabía cuánto más podría soportar. Noche tras noche había ido a ver a Louis, y poco a poco su intimidad había ido aumentando.

Harry se había obligado a no ir más allá de lo que había prometido. Casi había acabado con él, pero había conseguido controlarse. Más que nada, deseaba que Louis lo deseara, sin restricciones, sin que lo obsesionaran los malos recuerdos. Cuando finalmente estuviera dentro de Louis, quería que solo fuera consciente del placer, del calor y de la provocativa fricción de sus cuerpos.

Harry gimió. Si continuaba fantaseando de ese modo acabaría dando un espectáculo. Se miró sus partes disimuladamente y en silencio les ordenó que se comportaran.

De pronto sintió una palmada en el trasero, seguida de un pellizco. Se volvió y se encontró cara a cara con Thom. No lo había visto desde aquel día en la puerta de Marcos, cuando le había dicho que sus días de rodar de un lado para otro habían terminado.

-Eh, semental -lo provocó, y seguidamente se puso de puntillas para darle un beso.

Tenía los labios suaves y cálidos, pero Harry no sintió absolutamente nada.

-Esto... -Harry miró a su alrededor para ver si Louis había sido testigo del beso.

Afortunadamente estaba charlando con una señorona de la alta sociedad que sin duda haría una donación considerable.

Harry lo observó y pensó lo guapo que estaba ese día. Se había puesto un  pantalón color melocotón, a juego con una americana corta y entallada del mismo tono que resaltaba la suavidad de su piel. El pantalón resaltaba bastante sus esbeltas piernas y abundante trasero. Harry desearía saber que habría debajo de toda su ropa, y solo de pensarlo empezó a sudar.

Con un reloj negro, un anillo plateado y el cabello peinado, Louis estaba comestible. Al menos eso le parecía a Harry. Sobre todo con sus zapatos elegantes. Involuntariamente, Harry se lo imaginó sin ropa, allí de pie solo con su anillo y reloj.

Thom le acarició el pecho y un pezón con la uña.

-Hola... Harry...-canturreó.

Él se volvió, sintiéndose manoseado, como si fuera un pedazo de carne. Quería ponerse una camisa, maldita sea. Y quería a Louis.

-Lo siento -se apartó de él-. ¿Qué has dicho?

Thom le sonrió con picardía.

-Mírate, estás muy caliente. Reconozco esa expresión en tu mirada.

Esa expresión era por Louis, no por Thom, pero este no lo creería después de su comportamiento sugerente y provocativo.

-¿Te alegras de verme? -le preguntó-. ¿No ha funcionado la cosa con ese jovencito tan estirado?

Harry frunció el ceño.

-No es estirado.

-¿No? Pues algo parecido.

Fuego y Pasión  ~Larry Stylinson~Where stories live. Discover now