15. Un nuevo amor.

186 19 14
                                    

Dos días. Dos malditos días para que empezaran las clases. Claro obviamente para todos menos para Brianna, Ryan y para mi, pero el saber que el tiempo aquí se nos agota me frustra, quisiera quedarme más tiempo.

Giré una vez más a ver a Ryan y Brianna quienes jugaban a pregunta por pregunta.

—¿Sitio favorito de porno? —preguntó Brianna. ¿Qué clase de pregunta es esa?

Ryan escupió su bebida sobre mi cama y la giró a ver arqueando la ceja.

—¡Ryan! Tú vas a lavar mis cobertores —le advertí.

—Responde —exigió Brianna—, ¿O acaso le vas al otro lado de la tortilla? —preguntó pícara.

—Claro que no, pero más bien prefiero ser el propio protagonista y no un espectador.

Brianna rodó los ojos y giró a verme sonriente. Oh no.

—¿Tú Natalie?

—¿Yo qué?

—¿Qué sitio te gusta visitar?

—Yo no veo esas cosas, son del diablo —respondo con toda la sinceridad del mundo.

—¡Por favor! He visto tu historial de navegación. Si no respondes le diré a tus padres que hace su linda hija cuando todos duermen.

¡Oh Dios! Vio mi historial. No miraba porno pero no les miento sobre que una de mis noches con hormonas alteradas me ganó la curiosidad y sólo por curiosidad visité una página, pero sólo una vez y por curiosidad.

—Yo no...

—Mh si, sigue Travis, si —me interrumpió fingiendo gemidos.

—¡Agh! ¡Basta Brianna! —chillé tapando mi cara con una de las almohadas. Lo más seguro es que ahora mismo me encuentre roja de vergüenza.

—¿Jugando pregunta por pregunta?

Quité la almohada de mi rostro a la velocidad de la luz y grité:

—¡Largo mamá!

—¿Qué, por qué? Yo quiero jugar.

—¡Perfecto! —exclamó Brianna emocionada observándome divertida. Me haría sufrir, lo sé—. ¿Cómo era antes su vida sexual?

—Ay, sinceramente era muy activa, recuerdo todos esos lugares con tu padre, Natalie —me volteó a ver y yo aparte la mirada. Ryan y Brianna no contendrían por mucho su risa—. El baño, la recámara, la cocina, el auto, las escaleras, la piscina, la cochera, la sala, la alfombra... Creo que allí hicimos a Natalie.

—¡Suficiente! Largo mamá.

—¿Me estás corriendo? —pregunta fingiendo indignación.

—¿Yo? Pff, ¡No! sólo te estoy invitando a salir de aquí.

—Pero es que venía a avisarles algo —se excusó.

¿Y no pudo solo decir e irse en lugar de avergonzarme?

—¿Qué cosa?

—No nos quedaremos más tiempo, mañana mismo regresamos a San Diego —dijo de repente. Y una vez más Ryan escupió la bebida.
Ryan, juro que te haré lavar mis cobertores aún sea con tu maldita lengua.

—¿Cómo dices que dijiste? —hablamos al mismo tiempo.

—Tenemos que irnos pronto, las clases para ustedes se adelantaron —se encogió de hombros.

—P-pero ¿y Travis?

—Hija, ¿Sabías que las relaciones a distancia no funcionan?

Auch.
Quizá no haya querido sonar grosera pero sin embargo así sonó, no podía negar ni afirmar su pregunta en realidad no sabía si funcionaban o no.

Pídele Que VuelvaWhere stories live. Discover now