Reencuentro: emperador.

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Al abrir los ojos, lo primero que percibió fue el bello rostro dormido de Akashi Seijūrō. Su corazón latió rápido al observar esos delicados labios rosas; los cuales contrastaban con la piel blanca. Tenía ganas de tocarlos —¿Qué es esto? pensó mordiéndose el labio —No pienses así, él es tú amigo.

—mghhg— gimió removiéndose un poco. Sentía que alguien se movía, abrió sus ojos y encontró a Kōki observándolo —Buen día— murmuró.

—buen día— respondió con sus mejillas levemente ruborizadas. Se sintió atrapado.

Se sentó y vio la hora —¡Joder!— exclamó levantándose —En una hora veremos a los chicos. Báñate y baja a desayunar. No olvides tú medicamento— ordenó saliendo de la habitación.

—¿Acaso eres mi madre?— susurró levantándose. Buscó ropa y se metió a bañar. Al salir bajo a desayunar y ya se encontraban Seijūrō desayunando, el pelirrojo notó su presencia y lo miró con la ceja algo levantada —¿Pasa algo?

—No. Sólo no pensé que te fueras a vestir así— murmuró desviando la mirada.

—Tan mal me veo— dijo mirando su camisa de cuello v bastante ajustada y un pantalón suelto que se caía en su cadera.

—No es eso... Es... Curvas... Rara vez..— trató de decir.

—Oh eso. Bueno, no puedo hacer nada y no puedo ocultarlas toda la vida. Soy un doncel Seijūrō-kun— dijo sonriendo.

—Lo sé— respondió y siguió desayunando. Kōki sonrió y continuaron desayunando.

Cerca de las 11 abordaron la camioneta y Shiba los llevó a las canchas. Al bajar y caminar un poco, ambos se quedaron parados viendo directamente aquella banca, donde encontraron a sus ex novios. Los recuerdos invadieron sus mentes.

—¿Qué les pasa?— preguntó Daiki, quién abrazaba a su novio, Ryo Sakurai.

—No lo sé— respondió Momoi.

—Akashicchi... Furihatacchi ¿Están bien?— preguntó Kise sacándolos de sus recuerdos.

—¿Eh? Ahh.. Sí— respondió Seijūrō, y todos fruncieron el ceño —Kōki... Vamos— dijo tomándolo del brazo arrastrado al castaño hasta la banca contraria, lo sentó y dejó caer su maleta. Al notar que el castaño no reaccionaba se arrodilló frente a él y lo tomó de la cara —Kōki. Todo está bien, estoy contigo— Los demás observaban incrédulos aquella escena.

—E-estoy bien— susurró —Sólo que el lugar...

—¿Quieres que nos marchemos?— preguntó.

—No— respondió respirando de forma profunda y pausada.

—¿Te siente mal, Furihata-kun?— preguntó Sakurai.

—No. Lo siento— dijo levantándose y dando un reverencia.

—Bueno... No importa, sólo falta que lleguen Tetsu y Bakagami— dijo Daiki.

—¿Por qué no trajiste a Kurokocchi? Eres mal novio Akashicchi. Me dijo que tiene tiempo que no te veía... Y es cierto, tenía tiempo que no los veíamos— dijo Ryōta mirando con cara de reproche al pelirrojo.

En ese momento aparecieron el 10 y 11 de Seirin. Quienes vieron de pies a cabeza al castaño, ya que éste siempre había vestido ropa amplía.

—Lamentamos...— trató de decir Tetsuya pero fue interrumpido por el pelirrojo menor.

—No sé qué te dijo, pero Kuroko y yo terminamos hace tres meses— dijo Seijūrō mirando directamente a todos.

Daiki soltó una carcajada —jajajaja buen chiste. Nada más falta que el chihuahua nos diga él también dejó a Bakagami— dijo limpiándose las lágrimas.

A veces el corazón se equivocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora