Amenazas y malentendidos

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Todo el lugar estaba en silencio. Los 'jefes' de las familias se miraban metódicamente. Nadie de la familia se movía hasta que uno de los involucrados explotó.

—Dios ¡Somos novios! No nos estamos comprometiendo o casando— dijo con los brazos cruzados.

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El campamento había sido difícil y agotador. Los quince días que estuvieron entrenando se la pasaron evitando a Kuroko y Kagami. Gracias a la intervención de Shiba y Kenshi, no se les pudieron acercar.

Le platicaron a Fukuda su recién inició de noviazgo y éste comenzó a gritar 'Lo sabía' completamente emocionado y prometió no decir nada.

En cuanto bajaron del autobús, al llegar a Kioto, ambos fueron llevados a la mansión Namikaze. Al entrar se encontraron a su abuela y los Furihata mirando de un lado al otro. Lps jefes de ambas familias se miraban fríamente.

—¿Qué sucede?— preguntó Kōki quitándose la chaqueta del uniforme.

—Kōki— gritaron. Comenzaron a abrazarlos y felicitarlos por su noviazgo.

—¡Me niego!— dijo Yukio Namikaze. Sin apartar la vista de Akashi Masaomi.

—¿A qué?— preguntó curioso y algo nervioso.

—Me niego a que te cases con Akashi-kun— dijo mirando al pelirrojo menor.

Las mejillas de Kōki se iluminaron en un fuerte rubor. No sabía que decir.

Los demás observaban entre ambos jefes. Suspiró lentamente —Dios ¡Somos novios! No nos estamos comprometiendo o casando— dijo con los brazos cruzados.

—Eso es lo que le estoy intentado decirle, pero tú abuelo no quiere escuchar— dijo Masaomi cruzándose se brazos.

—Aunque... No es mala idea— comentó alguien ganándose las miradas de todos.

—Seijūrō-kun— dijo complemente rojo.

—Cierto, somos novios.... Pero me gustaría en un futuro compartir el resto de mi vida contigo, Kōki— dijo sonriendo.

—Kyaaaaaa— gritaron las dos mujeres de la reunión.

Los gritos y reclamos comenzaron a surgir entre los varones presentes.

—Ya basta— dijo Ai. Todos se quedaron quietos y callados —Miren... Los chicos apenas son novios. No sabemos que pueda suceder en un futuro, son muy jóvenes para casarse y darme bisnietos— Kōki y Seijūrō se sonrojaron —Dejen los ser novios. Si en unos años más deciden dar ese paso los apoyáremos—dijo sonriendo amablemente, pero para los presentes fue un: Los dejan por que los dejan.

—Está bien— dijo Kōen —pero... Cuidado con engañar a mi hermanito o embarazarlo— dijo con el ceño fruncido.

—Kōen— gritó Kōki muy avergonzado.

—Bueno eso es verdad... Lo bueno es que existen métodos anticonceptivos. Así que úsenlos si mantienen relaciones sexuales— dijo Ayumi sonriendo.

—¡Mamá!/¡Ayumi!7¡Suegra!/¡Abuela!— exclamaron algunos.

Kōki y Seijūrō sólo se morían de la vergüenza por la plática y consejos expertos en su inactiva actividad sexual. Ese día Akashi Seijūrō recibió advertencias y amenazas de muerte por de los Namikaze y los Furihata.

—Lo siento, Seijūrō-kun— dijo muy apenado, mientras Masaomi se despedía de su abuelo.

—No te preocupes— dije abrazándolo.

A veces el corazón se equivocaWhere stories live. Discover now