3- El Gran Comedor

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Narra Harper:

Me desperté con los rayos del sol molestándome en la cara. Abrí los ojos con pereza y me di cuenta de que había dormido apoyada en la ventana.  Lo más curioso es que había dormido genial. Sentía que mis energías habían vuelto conmigo, si es que alguna vez las tuve.

Me levanté de la ventana y me estiré, después me tumbé en la camilla boca abajo.

- No ha sido un sueño...- pensé recordando lo que pasó ayer. Cerré los ojos y suspiré.

- Parece que ya estás despierta- dijo una femenina y amable voz. Me incorporé en la camilla y me senté. Miré a la mujer, era la enfermera, la señora Pomfrey, según su chapa - ¿Cómo te encuentras?- me preguntó con una sonrisa.

Depositó encima de la camilla el desayuno. Este constaba de un vaso de zumo, una manzana y dos tortitas con sirope.

- ¿Es para mí?- pregunté hambrienta

- Sí- confirmó. Me acercó la bandeja.

Comencé a desayunar con mucho apetito. Parecía que no hubiese comido nada desde hacia siglos.

- ¿Y bien?- me preguntó cuando acabé- ¿Cómo te encuentras?

- Perfectamente- Sonreí.

- En ese caso... - dijo levantándose y cogiendo la bandeja- Le daré permiso a Dumbledore para que te vea

No pasé mucho tiempo esperando. En unos segundos, Dumbledore ya se acercaba a mí con la misma sonrisa del día anterior.

- Me han dicho que te encuentras mejor- dijo sentándose en la camilla.

Yo asentí en silencio. Quería que me diera permiso para salir de la enfermería, quería salir de allí lo más rápido posible.

- Bueno, en ese caso, Poopy y yo hemos decidido permitirte salir de la enfermería- Sonreí- Pero, si te sientes mareada o algo debes volver aquí, ¿entendido?

- Entendido- dije levantándome de un salto de la camilla.

- Por cierto- dijo Dumbledore- Cuando te cambies de ropa, - mire hacia abajo y vi una bata de color rosa que me cubría. Me tapé rápidamente todo lo que pude- te llevaré al Gran Comedor, desde ahí verás a tus futuros compañeros pero no hablarás con ellos. Te mantendrás escondida, ¿has entendido?

- Vale- él se dirigió hacia la salida.

- Te espero en la puerta- dijo mientras se alejaba.

Cuando lo hizo un montón de ropa apareció encima de la camilla. Me acerqué, las toque para comprobar si no me estaba volviendo loca, y al comprobar que era de verdad, me las puse y justo eran de mi talla. Raro, pero fantástico.

Mi ropa nueva constaba de unos vaqueros un poco rotos y ajustados (pero muy cómodos y elásticos), una camisa de cuadros, unas convers negras y me dejé el pelo suelto.

Una vez lista, salí de la enfermería, despidiéndome de la señora Pomfrey. Dumbledore me esperaba fuera.

- Ya estoy- dije al verlo. Él asintió y comenzó a caminar, yo lo seguí.

Cuando llevábamos unos segundos caminando me atreví a hablar.

- ¿Qué es "muggle"?- pregunté. Dumbledore sonrió- Ayer me quedé con la duda

- Un muggle es una persona normal, sin poderes, tú, Harper, eres una muggle. Pero eso no es malo- dijo con una sonrisa amable. Asentí- Ahora, Harper, te daré una poción- me explicó

- ¿Una poción? ¿Para qué?- pregunté con curiosidad.

- Este edificio ya te he dicho que es una escuela de magia y hechicería- asentí lentamente- y poreso tiene un potente hechizo que hace que los muggles, la gente normal y sin poderes mágicos, como tú, veáis las cosas distintas...

- ¿Cómo de distintas?- pregunté confusa

- Es como una manta que oculta ciertas cosas mágicas, y si no te tomas esta poción no podrás ver nada de magia. ¿Quieres eso?- preguntó. Yo negué con la cabeza y él me acercó un vaso con un líquido de color púrpura- Debes tomártelo entero...

- De acuerdo

Con cierto asco, porque sabía a rayos, me tomé hasta la última gota del líquido púrpura. Cuando lo hice Dumbledore me cogió el vaso y siguió andando, sentí que a todo mi cuerpo le recorría una corriente eléctrica muy potente. Pero después se paró.

- Vamos- me dijo al ver que me había quedado parada.

Seguí andando. Por fin, Dumbledore se paró frente a unas enormes puertas.

- Bien, ahora te haré aparecer en la parte de arriba del comedor, para que puedas ver todo lo que pasa- yo asentí.

Dumbledore sacó su varita, dijo unas palabras que no logré captar y, de pronto, ya no me encontraba frente las puertas, ahora me encontraba en una especie de pequeño balcón que daba a un enormísimo comedor con cuatro enormes y largas mesas en las que había cientos de niños sentados. Me senté en el suelo del balcón y saqué mi cabeza por uno de los agujeros de este, así podía verlo todo.

En ese momento, Dumbledore, Minerva y un gran grupo de adultos entraron en el comedor. Supuse que serían los profesores de Hogwarts. Cuando entraron todos los alumnos guardaron silencio. Los profesores se sentaron en la mesa de profesores, pero Dumbledore se quedó de pie, delante de la mesa de profesores junto con Minerva y comenzó a hablar.

Dumbledore les hablaba sobre la muggle que había en Hogwarts.

"Hablan de mí", pensé.

Después, hablo Minerva diciendo que no tolerarían ninguna falta de respeto hacia mí. Miré a los alumnos, ellos susurraban y se lanzaban miradas, me sentí un poco incómoda.

- La muggle permanecerá en Hogwarts hasta que el curso acabe- sentenció Dumbledore.

Todo el comedor estalló en gritos. Bajé la mirada, esos gritos eran porque yo estaba en el edificio.

- ¿¡Cómo se va a quedar una muggle en Hogwarts?- gritaban unos.

- ¡No tiene ni idea de magia!- gritaron los de una mesa- ¿¡Qué hará!?

- ¡Es un insulto para Hogwarts!- gritaron los de la mesa verde y plata furiosos.

- ¡¿Cómo una muggle puede quedarse aquí?!- gritaron otros de otra mesa

"Me odian", pensé con amargura.

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¿Una muggle en Hogwarts? [EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora