Sasha - Argentina

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Como olvidar aquel momento en el que tomé la decisión correcta en mi vida. No lo puedo negar... un fuerte escalofrió me sacudió en todo el cuerpo y el dolor de cabeza era insoportable, pero nunca me canse analizar diversos escenarios a ejecutar y poder seleccionar el apropiado. Hoy está decisión me ha llevado a ser un ejemplo para muchas personas y lo mejor, fue haber conocido a la mujer más hermosa de esté mundo y a la vez es la madre de mis hijos...

Todo comenzó justo aquel lejano domingo de resurrección, me encontraba en mi habitación y apenas podía ver los rallos de sol entrar por la ventana, no me percate de la hora derivado que me encontraba enfocado a poder escoger la mejor decisión en mi vida.

La cara me picaba demasiado, era por la barba que no me la había quitado desde hace como un mes, sin duda alguna quitármela era una de las primas acciones a realizar. Me miraba bien y a la moda por lo que me dejo de preocupar, me senté en el comedor sin poder evitar servirme un café espeso, tenía que oxigenar mi cerebro y tomar la mejor decisión.

Aun me encontraba en pijama era de cuadros azules con sombras verdes, es el único recuerdo que guardo gratamente de mi padre (Q.D.E.P), a veces volver a recordar no es tan bonito así que no decidí bañarme ese día.

Mi celular no dejaba de vibrar, lo apague inmediatamente. Necesitaba un trago de Vodka irlandés para recordar viejos momentos con mis amigos no tan dolorosos como el que tuve hace un momento. Eso causaba una sensación de nostalgia y a la vez de inspiración.

El tiempo siempre ha sido mi enemigo, como si nada eran las tres de la tarde. No había almorzado y mi mente daba vueltas de mil maneras. Una decisión que afectaría mi vida, dos caminos a los que me enfrentaría "Éxito" o "Fracaso"; mi mentalidad estaba enfocada en un 99.9% de forma positiva, conocía el riesgo al poder fracasar y que mi decisión repercutiera en forma negativa, pero no pienso de esa forma.

Mis pensamientos, ilusiones y metas siempre han sido en grande y sobre todo de forma muy positiva. Esto me inyectaba de manera sobrenatural y me daba ganas de seguirle dándole vueltas a mi mente. Continúe viendo mis anotaciones detalladamente, mí vista no era para nada más que mis proyectos. Esto duro más de dos horas.

Me levante de la mesa del comedor, sin pensar me dirigí a mi habitación tomé un abrigo y las llaves de la puerta, y salí. Sin duda fue un impulso que mi subconsciente no asimilaba.

Empecé a caminar sin ningún sentido por las calles, ubique la primer abarrotería a mi paso, gracias a Dios llevaba dinero en mi pijama, entre y compre un cigarrillo mentolado. En mi mente paso algo peculiar "A todas las personas que atienden se les dice Chino".

Mi expresión en dar las gracias fue natural - ¡Gracias Chino!.

Rápidamente una voz femenina me respondía, no recuerdo exactamente sus palabras porque me retire apresuradamente.

Tenía mi cigarro pero no fuego para prenderlo, mi decepción fue de inmediato... pensar por qué no analice detenidamente las cosas, me frustró.

Seguí caminando hasta llegar al parque, muchas personas observé a mi paso, pero ninguna de ellas conocía.

Un joven aproximadamente de dieciséis años se encontraba fumando en la acera, sin dudarlo me acerque.

- Buena noche Joven; usted fuera tan amable de regalarme juego (enseñándole mi cigarro).

Su mirada fue fija y algo perdida... sin decirme ninguna palabra.

Su forma de actuar fue estirar su brazo y darme su cigarrillo, lo tomé y me di cuenta que era mariguana.

Me quede atónito... el olor a planta me causo inmediatamente nausea, aun trato de explicarme como prendí mi cigarro, se lo devolví inmediatamente, dándole las gracias y me retire velozmente.

Ahora me encontraba sentado con mi soledad en una banca del parque al que jamás en mi vida había visitado, degustando un cigarro mentolado para calmar la saciedad de mi vida. La noche empezó a caer, el frio calaba pero el clima era fascinante, digno de una noche de inspiración.

Mi vista tenía el gusto de ver a niños jugando, gritando de un lado para otro, jóvenes adolescentes degustando de bebidas alcohólicas, una que otra pareja abrazándose y besándose y por la hora poca gente transitando por el sendero.

Derrápense sentí un brazo helado y muy frágil sobre mi espalda... me estaban abrazando, de inmediato me sobresalte preguntando: ¿Quién eres?

- Profesor no se asuste me llamo Sasha Lainfiesta, aun no puedo creer que usted una persona famosísima esté sentada en este parque.

No pude responderle, solo la vi a los ojos, era una señorita de unos diecinueve años, si mi estadística no me falla, llevaba puesto una blusa escotada color azul y una minifalda de tela color negra.

¿No tienes frio? Le pregunte con voz muy seria.

- No profesor me siento muy bien así, no le molesta si me quedo a su lado, en lo que viene mi novio.

Claro no hay ningún problema.

Los minutos fueron testigos de la conversación que tuvimos por primera vez. Rápidamente ya tenía un perfil de Sasha, era un joven de mente muy abierta y provocadora, sin duda alguna ha sufrido demasiado "pobre chica". El tiempo pasó y su novio nunca apareció.

Me levante de la banca, y mis buenos modales me llevaron a despedirme de Sasha, dándole un beso en la mejía, ella fue astuta y voltio su cabeza dándoselo en la boca... no dije nada y me fui.

- Profesor no se valla, quiero decirle que me atrae demasiado y muero por estar con usted en esta noche.

En mi pensamiento me dijo "Se había tardado demasiado en decírmelo".

Lo siento Sasha, eres muy joven y las cosas no son así.

- Profesor, le cobro Q. 500.00, para que usted haga todo lo que quiera en mí.

Esto no me lo esperaba, de inmediato saque de mi billetera seis billetes de Q. 200.00 y se los di.

Se lanzó sobre mí besándome y ya algo excitada. La empuje y le dije:

- ¡Sasha! no me interesas... eres una gran persona lo puedo percibir, sé que en el fondo de ti se esconde la verdadera Sasha, pero piensa lo que estás haciendo, ya no te castigues, ya no sufras, deja de odiar, no vendas más tú cuerpo, tienes un gran futuro, consigue un buen trabajo y un hombre que te quiera por lo que eres y deja de ser un objeto sexual para los demás.

Si quieres platicar y que te apoye, llámame... si no, ni lo hagas. Le di mi tarjeta de presentación y me retire.

Llegue a mi casa, aun tratando de asimilar lo que había sucedido, ojala recapacite...

Nacho Vegas fuer el cantautor predilecto para cerrar la noche, seleccione en mi playlist su disco "El Manifiesto Desastre"; placentero para mi alma, no podía faltar mi copa de Martini en mi mano derecha.

Me levante sorpresivamente, y hablando solo como de costumbre, dije:

- ¡Esta es la mejor decisión!

Me voy a la Argentina, mientras me desconcentraba el sonido del timbre.

No esperaba a nadie, y a estas horas ya nadie me visita, me acerque a la puerta y al abrir era Sasha. 

El placer de mis caídasWhere stories live. Discover now