Capítulo 85: "Volver a encontrar paz"

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Respiré profundo y no la solté, la abracé más fuerte aún...repitiéndole a cada instante y por cada uno de sus sollozos que la amaba con todas mis fuerzas y que nunca iba a dejarla sola.

Jamás voy a abandonarte, mi amor...

CONTINUACIÓN...

De pronto comencé a sentir cómo su respiración se normalizaba en mi cuello, y sus sollozos cesaban de a poco. Me separó de su cuerpo, y mirándome a los ojos me dijo...

— No sé qué haría sin ti en estos momentos. — dijo secando su rostro con la yema de sus dedos, yo solo me limité a sonreír. — Sabes... Edward siempre me apoyó con esto, es decir...él me conoció un año después de lo que ocurrió con mis padres, pero por alguna razón...no logró apacigüar todo este dolor, por alguna razón desde aquel momento...no volví a sentir paz en los brazos de nadie, hasta hoy... — dijo observándome con dulzura mientras sus ojos volvían a empaparse en lágrimas.

— Me hace tan feliz poder aliviar tan solo un poco de tu dolor... — dije emocionándome al ver aquel mar azul en sus ojos a punto de desbarrancar de sus pupilas.

Ella me observó unos segundos más, y volvió a abrazarme. Pero esta vez mucho más fuerte, más sentido, dejándome en claro sus ganas de sanar. Haciéndome entender con su tacto que su corazón estaba comenzando una nueva reconstrucción. Y ser la razón de ello me hacía extremadamente feliz.
Luego de unos minutos en la misma posición, y ya sintiendo su cuerpo más pasivo y relajado, se secó los restos de sus lágrimas nuevamente y me observó.

— Bueno ya, se supone que es tu cumpleaños y hay que festejar. — dije tratando de avivar sus energías de siempre.

Ella me observó con una sonrisa de costado.

— ¿Así? — dijo señalando su rostro algo damnificado por su llanto, pero aún así lograba verse hermosa.

— Estás perfecta, en serio. — dije tratando de convencerla.

— Aha... — dijo con cara de niña ofendida, me mató de ternura.

— ¿No me crees? — pregunté sonriendo, ella negó frunciendo el ceño. — Eres hermosa... — contesté mientras me perdía en sus ojos.

Solo sonrió con la sonrisa más hermosa que he podido ver en mi vida y acomodó un poco su cabello.
Luego de tanto llanto, le propuse comer el postre.

— Helado — dije mientras lo sacaba del refrigerador.

— Pistacho...mi favorito. — dijo sonriendo mientras lo abría.

— Por supuesto. — sonreí.

Terminamos de tomar el helado, y era momento para conocer la siguiente sorpresa que le esperaba.

— Hay otra sorpresa, ven conmigo. — dije tomando de sus manos y dejándola sobre el pasillo. — Debes cerrar los ojos ¿está bien? — dije.

— ¿Otra vez? — preguntó no muy convencida, odiaba no poder ver, la hacía sentirse insegura.

— Sí, otra vez, pero es por una buena causa, lo prometo. — sonreí.

— Está bien. — se resignó, y suspirando cerró los ojos.

Al cerrarlos la tomé de la cintura, por lo que se exaltó un poco al estar desprevenida. Sonreí por ello.
Luego lentamente comencé a dirigirla hacia la habitación.

— Amanda por favor ten cuidado, no me vayas a hacer tropezar. — dijo caminando nerviosa.

— Tranquila, sé lo que hago. — contesto riendo ante sus nervios absurdos de caer.

— Ya, no te rías, odio esto de verdad. — bufó.

— Lo sé, pero te encantará lo que veas, eso lo recompensa. — deposito un beso en su cuello sin que se lo espere, y suelta un pequeño gemido.

— No hagas eso... — dice carraspeando su garganta.

Río pícara ante ese comentario.

— ¿Falta mucho? — pregunta pregunta.

— Ya casi. — respondo. — Ya, pero abre los ojos solo cuando yo lo diga. — digo.

— Está bien. — responde impaciente.

La coloco bien de frente a la entrada de la habitación, y una vez está todo listo le digo...

— Ahora. —

Abre los ojos y lo único que hace es sonreír al ver la habitación completamente decorada, con cosas hermosas y cursis por doquier.
Más globos, más guirnaldas, pero está vez muchas notitas de amor colgando de cada globo, las cuales se puso a leer una por una.
Luego vio más regalos y un champagne con dos copas sobre la mesa, estaba feliz.

— Esto es...maravilloso. — comenta felizmente.

— ¿De verdad te gusta? — pregunto.

— Me ha encantado Amanda, te lo juro. — sonríe a más no poder, y yo lo hago a la par de ella.

— Todo es para ti. — respondo feliz.

Ella comenzó a observar con paciencia cada detalle, y por cada uno la sonrisa en su rostro aumentaba.
Al terminar, con una emoción notoria, se acercó a mi, me tomó de las manos y me dijo...

— Eres maravillosa Amanda... — con una sonrisa de lado a lado.

Sus ojos ya no estaban tristes ni adoloridos. Esta vez brillaban, brillaban de pura felicidad.
Aquel mar azul que amemazaba con inundar su rostro lleno de tristeza hace unos momentos ahora no era nada más que un mar calmo, profundo, pacífico, que tan solo inundaba los míos pero de amor y felicidad.

Cual fuere el precio de tu felicidad, por ti lo pagaría...

•••

¡Buenas noches! He tardado mucho en actualizar, lo sé, ¡mil perdones por ello! Pero en recompensa, esta noche les traigo capítulo doble.
Espero los disfruten de verdad.
Muchas gracias a todas por votar y comentar, y a aquellos lectores fantasmas también...ya que sus lecturas también ayudan.
¡Gracias nuevamente! Besos y abrazos...

Sofi ♡

Cuando amarte no sea pecadoWhere stories live. Discover now