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POV Omnisciente

Había pasado otro mes, en donde el enojón no le hablaba y dormía en otra habitación, causando que casi todos los días llorara hasta poder dormir.

Se sentía solo y vacío con el enojón ignorándolo.

El moreno ya apenas comía y se encerraba en su habitación, pasaba casi todo el día ahí, pensando en todo lo malo que ha hecho en su vida y que no merecía al enojón y mucho menos merecía vivir.

Estaba cansado, necesitaba hablar con Jaime, necesitaba explicarle que lo amaba a él y que lo seguiría haciendo siempre.

Ese día, el moreno estaba durmiendo en el piso mientras tenía los ojos hinchados por tanto llorar y más encima, tenía ojeras y estaba pálido, cosa que cuando el señor Navarro entró a la habitación, lo preocupó.

Tenía que ser sincero consigo mismo y admitir que quería saber hace tres semanas cómo estaba Nicolás.

Sí, desde hace tres semanas que no lo veía. El moreno ni siquiera había ido a la compañía, sólo le escribía a Dean y a Edgar lo que haría para que estos dos se encargaran.

El señor Navarro lo observó por unos segundos y lo cargó, sabiendo que el moreno no se despertaría, y luego lo acostó en la cama para después taparlo.

Se sentó al lado de él y acarició su mejilla levemente con su pulgar. Sin importar lo herido y roto que se sentía, siempre debía saber que Nicolás estaba bien, aunque este lo fuera con alguien más.

Lo observó por unos minutos cuando el moreno se comenzó a quejar, causando que el enojón supiera que estaba teniendo una pesadilla.

-J-Jaime no... no me dejes.-Lloriqueó Nicolás, causando que el corazón del señor Navarro se rompiera.

-Estás bien.-Dijo Jaime en un murmuro, todavía acariciando la mejilla de su "novio", reconfortándolo.-No pienso dejarte.

-Jaime, por favor.-Rogó el moreno en sus sueños mientras que unas pequeñas lágrimas caían por sus mejillas, causando que el señor Navarro las limpiara delicadamente.

-Todo está bien.-Murmuró el enojón cerca de su oído, causando que el moreno se relajara de inmediato.-Te amo.

Luego de eso, el señor Navarro lo miró atentamente, notando lo relajado y pacífico que estaba ahora su novio, causando que sonriera un poco.

Siguió ahí sólo por un par de minutos, asegurándose de que Nicolás estuviera bien, sólo para levantarse y salir de habitación, olvidándose completamente de lo que iba a buscar.

Unas horas después

Cuando el moreno despertó, se sintió mejor, causando que estuviera algo extrañado por eso, pero no le importaba eso.

Quería hablar con Jaime.

Iría a la empresa de Jaime y él y por fin le diría todo lo que pensaba y sentía por su "novio".

Se levantó y otra vez se confundió. En qué momento se había acostado? Acaso lo había hecho sonámbulo o algo así?

Otra vez no quiso pensar en eso y se cambió de ropa para luego arreglarse un poco. Así que cuando estuvo listo, salió de la habitación, bastante animado en realidad.

Bajó las escaleras, tomó sus llaves para luego salir de la casa, causando que los guardias lo miraran y lo saludaran, haciendo que el moreno hiciera lo mismo.

Después de eso, el moreno le sacó la alarma a su auto, entró a este, cerró la puerta para luego encender el automóvil. Apenas hizo eso, empezó a conducir casi de inmediato.

Cuando llegó a la empresa y a la oficina de Jaime y él, el enojón no estaba ahí, causando que frunciera el ceño.

Comenzó a revisar cada piso hasta ir a uno que se suponía que estaba vacío. Cuando bajó la escalera y estuvo en aquél piso, vio algo que hizo que se congelara.

Había un tipo, apuntando a Jaime y a Sam. Tenía una arma en cada mano, causando que el pequeño moreno sintiera una desesperación por todo su cuerpo.

-Tus últimas palabras, Jaime?.-Preguntó su enemigo, a punto de apretar el gatillo.

El enojón no dijo nada, causando que el desconocido sonriera un poco.

-Muy bien, entonces...

Se escuchó un disparo y el enojón cerró los ojos, esperando que todo se volviera negro, pero eso no pasó. También se escuchó un cuerpo caer, causando que el señor Navarro abriera los ojos y viera a su enemigo muerto y a su moreno con un arma.

Sam vio como el moreno se acercaba y creyó que lo iba a abrazar a él, pero el pequeño moreno se apuró un poco y abrazó fuertemente a Jaime, con desesperación pura por todo su cuerpo, causando que este le devolviera el gesto.

A pesar de todo, siempre iba a ser Jaime.

El enojón sentía las lágrimas de su "novio" en su cuello, causando que quisiera reconfortarlo.

-Está bien.-Dijo Jaime, acariciando la espalda del moreno delicadamente.-Todo está bien.

-Creí que no alcanzaría...

El pequeño de los ojos violeta se quedó callado, pero Jaime sabía a qué se refería.

-Estoy contigo y no te pienso dejar.-Dijo el enojón, repitiendo lo que le había dicho a Nicolás cuando este estaba durmiendo.

Ya en ese momento, Sam se había ido, sabiendo que estaba sólo dando lástima ahí, y claro, tocando el violín.

El pequeño moreno no se quería separar por ningún motivo de Jaime, y este último tampoco quería separarse del moreno.

-No dejaré que salgas solo o que vengas a la compañía sin mí.-Dijo Nicolás en un murmuro, sintiendo el calor corporal de su novio, causando que se sintiera mucho mejor.-Estaré contigo en todas partes.

-No me molesta.-Dijo Jaime, siendo completamente sincero con él, sintiéndose completo al igual que su pololo.

Estuvieron varios segundos abrazados, cuando el pequeño moreno se separó sólo para observar el rostro de Jaime. Acarició la mejilla de este último levemente, causando que el enojón cerrara los ojos por unos segundos.

Después de eso, el enojón volvió a abrir los ojos sólo para mirar atentamente a Nicolás.

Se miraron por un par de segundos para que luego el señor Navarro besara la frente del pequeño moreno, haciendo que este se acercara más a él, no queriendo sentir nunca más que pudo haber perdido a su novio.

Enemies (Jainico). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora