26: El Monstruo del Peor de los Temores

254 27 195
                                    

JAY'S POV

Dos, tres, y hasta cuatro cajones resonaron cuando los cerré de un porrazo. Había cuatro archiveros en la oficina de Zane, cada uno con cuatro cajones, y abrir uno por uno con las mil llaves diferentes y no encontrar lo que buscaba no era muy divertido.

Después de quince minutos (en el cuarto cajón, archivero tres) encontré los mendigos woki tokis. Los aparatos estaban viejos, con polvo, y noté que Zane tenía más basura del viejo Ninjago acumulada de lo que creía.

Entre los woki tokis de tecnología antigua, se encontraban algunas pequeñas piezas de refacción, como engranes y tornillos; pude ver dos destornilladores, un papel doblado con pinta de ser uno de esos pliegos donde ilustras el modelo de un nuevo proyecto, y al fondo, entre papelitos y libretillas viejas, me encontré con lo que reconocí como el Halcón de Zane.

No pude evitar sentir melancolía. El droide estaba en posición horizontal, la capa de titanio brillando tras el reflejo del foco en el techo. Era la única cosa en todo el cajón que no parecía estar descuidada.

Suspiré, tomé los woki tokis y cerré levemente el cajón del archivero.

Tenía que irme, mis amigos me estaban esperando y no había más tiempo que perder.

Un espasmo atacó mi cuerpo cuando la perilla de la puerta comenzó a hacer forcejeos para girar. Gracias al Primer Maestro estaba cerrada, pero quien sea que estuviera afuera daba todos los indicios de que derribaría la puerta para entrar.

-¡¿Quién está dentro?! -gritó un hombro, pude reconocer la voz como el General que ordenó dispararnos al intentar huir por el almacén -¡Este lugar está restringido! ¡Vamos a vaciar todo el lugar!

-Ahm, ahh....-adopté una voz femenina -Soy la...la nana, hijito.

Era la peor imitación de anciana que hubiese hecho en mi vida.

-¡¿Qué?! -El General gritó desde afuera, muerto en frustración -¡Derribaré la puerta! -anunció -¡Uno!...

Pude escuchar la arma desprenderse de su cinturón.

-¡Dos!...

Apostaría a que accionó el disparador de granadas magnéticas.

-¡Tres!

Algo metálico se pegó como imán a la puerta, cinco pitidos en un segundo y la oficina se llenó de un humo grisáceo. La explosión no había sido muy grande, pero se habían quemado unos que otros papeles.

-¡Sal con las manos en al....! -el General se giró a todos lados, apuntando el arma. La confusión atravesó su rostro -¿En dónde está?

Sí, el General gritos duros había entrado a la oficina con éxito, pero lo que no sabía, es que para cuando la puerta estalló, yo ya me había escurrido por el clásico ducto de ventilación, justo detrás del escritorio, donde sus ojos no podían ver.

Suspiré, aliviado, y me di media vuelta por el ducto. Si había aprendido algo en los últimos meses es que cualquier grito en estos conductos resonarían en cada oficina de la fortaleza en cuestión de segundos.

No pregunten cómo lo sé, sólo diré que fue una experiencia tanto mala como buena. Fue una aventura curiosa, a decir verdad, pero todo lo que iniciaba en este lugar terminaba siempre de la peor forma. Hasta ahora.

Después de la pasar por el recorrido aprendido de memoria, el ducto llegó a su fin con una rendija que daba a un pasillo común y corriente, un pasillo que daba directo hacia al almacén.

Ninjago II: The Last Day With Us [TERMINADA]Where stories live. Discover now