Capítulo 18.- Un cementerio en mi corazón

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Kilian entró a toda prisa al cementerio, comenzó a recorrer aquel sitio con gran velocidad

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Kilian entró a toda prisa al cementerio, comenzó a recorrer aquel sitio con gran velocidad. La desesperación le nublaba los sentidos, no sabía ni en dónde empezar a buscar, corrió y corrió hasta que, en el centro de aquel lúgubre lugar, los vio.
 

Si su corazón hubiese estado vivo en ese momento, muy seguramente hubiera detenido sus latidos ante la impresión y la culpa que lo abordó en ese momento. No había señales de los guardianes, pero poco importaba ahora. Toda su atención estaba en sus amigos. Juntos los dos, sobre una lápida cada uno. 
 

Boris y Ciro tenían las manos atadas hacia arriba. Gruesas cadenas oscuras iniciaban en sus muñecas y recorrían parte de las lápidas hacia atrás. Estaban tan golpeados que no se distinguía la cantidad de heridas que pudieran tener. 

Sus rostros, sus brazos, tenían abundante sangre. Incluso su ropa estaba desgarrada. Ciro no se movía para nada, y Boris entreabría sus ojos, como si le pesasen toneladas y se le volvieran a cerrar.
 

—¿Boris? ¿Ciro? —Caminó lentamente hacia ellos. Cada paso que daba aumentaba el terror de estar lo suficientemente cerca, para ver en primera fila el daño que sus mejores amigos tuvieron que sufrir por su culpa. 
 

Lucían tan heridos, que Kilian no podía reaccionar lo suficientemente rápido para ayudarlos. 

Sus dos amigos tenían atravesándoles la piel, trozos de madera en distintas partes del cuerpo, en los brazos, en el estómago y en ambas piernas. Sangre goteaba de las lápidas al pasto debajo de ellos.
 

—¿Te gusta mi regalo? —Adam apareció de la nada y habló detrás de él.
 

—¿Regalo? —Preguntó Kilian furioso, girándose a encararlo, con sus manos formadas en un puño— ¡¿Qué clase de enfermo eres?!
 

—¿Sí te gusta? —Preguntó Adam, sonriendo con maldad—. No es tan dramático como arrancarle los ojos a todos, pero lo interesante es, que los puedes ver todavía vivos y morirás sabiendo que todo esto fue por tu culpa. Su sangre está en tus manos.
 

Kilian aclaró el tono verde de sus ojos, su ceño fruncido dio un leve cambio a su angelical rostro, volviéndolo uno más peligroso y amenazante. Sus colmillos se desenfundaron y con un gruñido volvió a hablar.

—No voy a permitir que mueran.
 

—¿Y quién me va a detener? —Adam carcajeó un poco— ¿Tú?
 

Antes de dar una respuesta, Kilian se percató de que ya no estaban solos. Guardianes comenzaron a llegar, al parecer era una cuadrilla entera o tal vez más. Todos llegaron apuntándole con sus pistolas mientras lo rodeaban. Trató de contarlos, pero perdió la cuenta de cuántos eran después de ver a quince de ellos.
 

Kilian dudó de sí mismo, eran demasiados guardianes para poder salir victorioso. Muy seguramente, Adam tenía la razón y no sobreviviría. 

Pero todo esto no sería en vano, así que con todas sus fuerzas y su velocidad, se lanzó contra Adam. Si iba a morir, por lo menos lo mataría a él también.

Entre Amor y SangreWhere stories live. Discover now