Capítulo XVII

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Viktor le dio un manotazo en la mano, el chocolate que sostenía salió disparado y cayó al suelo. Yuuri observó a su acompañante frunciendo el ceño, aquella actitud no era normal, esperó a que le brindara una explicación.

―No podía dejar que comieras eso ―el ruso realizo un puchero, dirigía una mala mirada hacia el chocolate, como si de veneno se tratara en lugar de un dulce.

―¿Por qué? Es un regalo ―dijo confundido ante su forma de actuar.

―Eres tan inocente y adorable ―Viktor exclamó y lo abrazó ―no te percataste que el chocolate estaba mesclado con Armortentia, alguien intento que lo comieras, seguramente una de tus fans que deseaba que la invitaras, debes tener más cuidado.

―¿Es serio eso tenía una poción de amor? ―preguntó sorprendido, observó con atención el dulce que ahora se encontraba en el suelo.

―Por supuesto, antes de aceptar cualquier comida, revísala a partir de ahora.

Yuuri no cabía de sorpresa, no creía que las personas llegaran a tales extremos con tal de que él les prestara atención y mucho menos creía que él tuviera fans tal como dijo Viktor, no podía ser posible, todo esto del baile de invierno lo estaba poniendo bastante nervioso, ya no quería que las chicas lo detuvieran y fueran ellas quienes le preguntaran sobre ser su pareja, en una ocasión un chico de su propia casa se lanzó hacia él, casi lo besa, por suerte Yurio y Otabek se encontraban cerca y lo alejaron de Yuuri, no había vuelto a ver al chico y no quería saber que hizo Yurio contra él.

―No te pongas nervioso ―Viktor le dirigió una sonrisa amable ―sé que podrás lidiar con esta situación, eres un cerdito demasiado valiente y sorprendente.

―Gracias ―murmuró levemente sonrojado.

Ya no se forzaba a controlar sus reacciones, estas parecían querer fluir naturalmente y gritar a los cuatro vientos sus sentimientos, Yuuri era un libro abierto que cualquiera podía leer bien, esperaba que Viktor fuera lo suficientemente atolondrado y despistado para no percatarse de estos, por ahora quería conservar sus sentimientos ocultos, como si no existieran, no se atrevía a declararlos por temor al rechazo y arruinar el lazo que había establecido con Viktor, le faltaba la respiración cada vez que pensaba en ello como una posibilidad latente.

―Entonces, ¿Crees que ya ha llegado el momento de que patines frente a mío? ―Viktor se colocó frente a él impidiéndole el paso, se había agachado unos centímetros para que ambos estuvieran a la misma altura.

―¿Qué?

―Lo que he dicho, ¡Quiero verte patinar! ―este exclamó.

―Todavía no hay hielo ―se excusó.

―Esperaremos cuando el lago este congelado.

―No tengo patines.

―Puedes pedirle a tu familia que los mande.

―No tengo ropa para patinar.

―¿Existe vestuario para patinar? ¿exclusivo? ―los ojos de Viktor se iluminaron, se acercó peligrosamente a su rostro, cosa que lo altero levemente.

―Sí, es dependiendo de la rutina que quieras mostrar... ―susurró, necesitaba que el ruso dejara de invadir su espacio personal, los nervios estaban invadiéndolo con intensidad y no quería desviar su mirada hacia los labios de Viktor, aquello sería su tumba.

―En ese caso, yo mismo me encargo de enviar las lechuzas a tu familia, vamos Yuuri~, tenemos un par de cartas que escribir.

Viktor entrelazo su mano con la suya y sin darle tiempo a responder, se vio arrastrado por la emoción infantil del ruso, este no paro de hablar sobre lo emocionante que sería verlo patinar, ante cada palabra dicha, Yuuri se asustaba, era bien cierto que patinaba desde pequeño, pero no era profesional, solo podía practicarlo en verano y de vez en cuando en invierno, los saltos no eran su fuerte, solía aterrizar mal y caer contra el hielo, su lado artístico era halagado, el técnico abucheado.

El torneo de los tres magos [Victuuri] -En  edición-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora